Ejemplos con usa

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Cuando doña Luz iba por la calle, con Juana, su anciana criada, o cuando iba a la iglesia, grave, silenciosa, vestida toda de negro, con basquiña y mantilla, decían algunos mozos estudiantes, que había en el lugar, y que entendían más hondamente que los demás de estética y de otras doctrinas de amor y poesía, que doña Luz parecía una garza real, una emperatriz, una heroína de leyendas y de cuentos fantásticos, algo de peregrino y de fuera de lo que se usa, el hada Parabanú, la más egregia de las huríes.
No, sólo una media docena de voces elegantes, de las que usa la alta sociedad.
En efeto, la santidad fingida no hace daño a ningun tercero, sino al que la usa.
¿Qué modo tenias para entrar con amo? porque segun lo que se usa, con gran dificultad el dia de hoy halla un hombre de bien señor a quien servir: muy diferentes son los señores de la tierra del Señor del cielo: aquellos para recebir un criado primero le espulgan el linaje, examinan la habilidad, le marcan la apostura, y aun quieren saber los vestidos que tiene, pero para entrar a servir a Dios, el mas pobre es mas rico, el mas humilde de mejor linaje, y con solo que se disponga con limpieza de corazon a querer servirle, luego le manda poner en el libro de sus gajes, señalándoselos tan aventajados, que de muchos y grandes apénas pueden caber en su deseo.
Los marineros son gente gentil é inurbana, que no sabe otro lenguaje que el que se usa en los navíos: en la bonanza son diligentes, y en la borrasca perezosos, en la tormenta mandan muchos y obedecen pocos, su Dios es su arca y su rancho, y su pasatiempo ver mareados a los pasajeros.
Esta respuesta movió a los dos caballeros a que le recebiesen y llevasen consigo, como lo hicieron, dándole estudio de la manera que se usa dar en aquella universidad a los criados que sirven.
—No sé qué te diga, Ricardo, replicó Leonisa, ni qué salida se tome al laberinto donde, como dices, nuestra corta ventura nos tiene puestos: solo sé decir que es menester usar en esto lo que de nuestra condicion no se puede esperar, que es el fingimiento y engaño, y así digo que de tí daré a Halima algunas razones que ántes la entretengan que desesperen: tú de mí podrás decir al cadí lo que para seguridad de mi honor y de su engaño vieres que mas convenga, y pues yo pongo mi honor en tus manos, bien puedes creer dél que le tengo con la entereza y verdad que podia poner en duda tantos caminos como he andado y tantos combates como he sufrido: el hablarnos será fácil, y a mí será de grandísimo gusto el hacello, con presupuesto que jamas me has de tratar cosa que a tu declarada pretension pertenezca, que en la hora que tal hicieres, en la misma me despediré de verte, porque no quiero que pienses que es de tan pocos quilates mi valor, que ha de hacer con él la cautividad lo que la libertad no pudo: como el oro tengo de ser con el favor del cielo, que miéntras mas se acrisola, queda con mas pureza y mas limpio: conténtate con que he dicho que no me dará como solia fastidio tu vista, porque te hago saber, Ricardo, que siempre te tuve por desabrido y arrogante, y que presumias de tí algo mas de lo que debias: confieso tambien que me engañaba, y que podria ser que hacer ahora la esperiencia me pusiese la verdad delante de los ojos el desengaño, y estando desengañada, fuese con ser honesta mas humana: véte con Dios, que temo no nos haya escuchado Halima, la cual entiende algo de la lengua cristiana, o a lo ménos de aquella mezcla de lenguas que se usa, con que todos nos entendemos.
Esta pobreza la padece por sus partes, ya en hambre, ya en frío, ya en desnudez, ya en todo junto, pero, con todo eso, no es tanta que no coma, aunque sea un poco más tarde de lo que se usa, aunque sea de las sobras de los ricos, que es la mayor miseria del estudiante éste que entre ellos llaman andar a la sopa, y no les falta algún ajeno brasero o chimenea, que, si no callenta, a lo menos entibie su frío, y, en fin, la noche duermen debajo de cubierta.
De las mías no digo nada, pues no han de salir de los límites escuderiles, aunque sé decir que, si se usa en la caballería escribir hazañas de escuderos, que no pienso que se han de quedar las mías entre renglones.
Servíanos de intérprete a las más de estas palabras y razones el padre de Zoraida, como más ladino, que, aunque ella hablaba la bastarda lengua que, como he dicho, allí se usa, más declaraba su intención por señas que por palabras.
Viendo esto, desatamos a los moros, y uno a uno los pusimos en tierra, de lo que ellos se quedaron admirados, pero, llegando a desembarcar al padre de Zoraida, que ya estaba en todo su acuerdo, dijo: ¿Por qué pensáis, cristianos, que esta mala hembra huelga de que me deis libertad? ¿Pensáis que es por piedad que de mí tiene? No, por cierto, sino que lo hace por el estorbo que le dará mi presencia cuando quiera poner en ejecución sus malos deseos, ni penséis que la ha movido a mudar religión entender ella que la vuestra a la nuestra se aventaja, sino el saber que en vuestra tierra se usa la deshonestidad más libremente que en la nuestra.
¿Qué es lo que decís, Sancho, de señorías, ínsulas y vasallos? respondió Juana Panza, que así se llamaba la mujer de Sancho, aunque no eran parientes, sino porque se usa en la Mancha tomar las mujeres el apellido de sus maridos.
Señor respondió Sancho, en cada tierra su uso: quizá se usa aquí en el Toboso edificar en callejuelas los palacios y edificios grandes, y así, suplico a vuestra merced me deje buscar por estas calles o callejuelas que se me ofrecen: podría ser que en algún rincón topase con ese alcázar, que le vea yo comido de perros, que así nos trae corridos y asendereados.
Llegóse, en fin, el día de su partida, tan alegre para don Quijote como triste y aciago para Sancho Panza, que se hallaba muy bien con la abundancia de la casa de don Diego, y rehusaba de volver a la hambre que se usa en las florestas, despoblados, y a la estrecheza de sus mal proveídas alforjas.
Suspendióme y admiróme el tal recado, y, volviéndome al señor Montesinos, le pregunté: ¿Es posible, señor Montesinos, que los encantados principales padecen necesidad? A lo que él me respondió: Créame vuestra merced, señor don Quijote de la Mancha, que ésta que llaman necesidad adondequiera se usa, y por todo se estiende, y a todos alcanza, y aun hasta los encantados no perdona, y, pues la señora Dulcinea del Toboso envía a pedir esos seis reales, y la prenda es buena, según parece, no hay sino dárselos, que, sin duda, debe de estar puesta en algún grande aprieto.
Las usanzas de las tierras y de los palacios de los príncipes tanto son buenas cuanto no dan pesadumbre, pero la costumbre del lavatorio que aquí se usa peor es que de diciplinantes.
La caza es una imagen de la guerra: hay en ella estratagemas, astucias, insidias para vencer a su salvo al enemigo, padécense en ella fríos grandísimos y calores intolerables, menoscábase el ocio y el sueño, corrobóranse las fuerzas, agilítanse los miembros del que la usa, y, en resolución, es ejercicio que se puede hacer sin perjuicio de nadie y con gusto de muchos, y lo mejor que él tiene es que no es para todos, como lo es el de los otros géneros de caza, excepto el de la volatería, que también es sólo para reyes y grandes señores.
De los labios no tengo qué decir, porque son tan sutiles y delicados que, si se usaran aspar labios, pudieran hacer dellos una madeja, pero, como tienen diferente color de la que en los labios se usa comúnmente, parecen milagrosos, porque son jaspeados de azul y verde y aberenjenado, y perdóneme el señor gobernador si por tan menudo voy pintando las partes de la que al fin al fin ha de ser mi hija, que la quiero bien y no me parece mal.
El vestido que me enviaste tenía delante, y los corales que me envió mi señora la duquesa al cuello, y las cartas en las manos, y el portador dellas allí presente, y, con todo eso, creía y pensaba que era todo sueño lo que veía y lo que tocaba, porque, ¿quién podía pensar que un pastor de cabras había de venir a ser gobernador de ínsulas? Ya sabes tú, amigo, que decía mi madre que era menester vivir mucho para ver mucho: dígolo porque pienso ver más si vivo más, porque no pienso parar hasta verte arrendador o alcabalero, que son oficios que, aunque lleva el diablo a quien mal los usa, en fin en fin, siempre tienen y manejan dineros.
Parecieron, en esto, que por el patio venían, hasta seis dueñas en procesión, una tras otra, las cuatro con antojos, y todas levantadas las manos derechas en alto, con cuatro dedos de muñecas de fuera, para hacer las manos más largas, como ahora se usa.
No se maraville vuestra merced deso respondió el músico, que ya entre los intonsos poetas de nuestra edad se usa que cada uno escriba como quisiere, y hurte de quien quisiere, venga o no venga a pelo de su intento, y ya no hay necedad que canten o escriban que no se atribuya a licencia poética.
Todo le sucedió como él quiso: Lotario despertó, y luego salieron los dos de casa, y así, le preguntó lo que deseaba, y le respondió Lotario que no le había parecido ser bien que la primera vez se descubriese del todo, y así, no había hecho otra cosa que alabar a Camila de hermosa, diciéndole que en toda la ciudad no se trataba de otra cosa que de su hermosura y discreción, y que éste le había parecido buen principio para entrar ganando la voluntad, y disponiéndola a que otra vez le escuchase con gusto, usando en esto del artificio que el demonio usa cuando quiere engañar a alguno que está puesto en atalaya de mirar por sí: que se transforma en ángel de luz, siéndolo él de tinieblas, y, poniéndole delante apariencias buenas, al cabo descubre quién es y sale con su intención, si a los principios no es descubierto su engaño.
Eso no respondió el ventero, que no seré yo tan loco que me haga caballero andante: que bien veo que ahora no se usa lo que se usaba en aquel tiempo, cuando se dice que andaban por el mundo estos famosos caballeros.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba