Ejemplos con ufanía

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Ya se reía, con una risa sádica y proterva, una risa de victoria y ufanía.
Con faltarle su mujer, faltole al señor Joaquín la diestra mano, y fue decayendo en él aquella ufanía con que dominaba el mostrador, luciendo su estatura gigantesca, y alcanzando del más encumbrado estante los cajones de pasas, con sólo estirar su poderoso brazo y empinarse un poco sobre los anchos pies.
Esto me sucede a mí ahora, querido Sarrió, y por eso este apretón de manos ha puesto en mí tanta ufanía como en Alonso Quijano la liberación de los galeotes o la conquista del yelmo.
¡Cuántas grandes obras se realizarían bajo mis auspicios! ¡Qué preciosidades artísticas adornarían mis salones! ¡Hasta la fachada de mi palacio sería un monumento público, un recreo para todos, una página para la civilización, una ufanía para mi siglo!.
Ganaríais respeto entre los buenos, cariño verdadero y gratitud profunda en mi corazón, ufanía de vos mismo a vuestros propios ojos y títulos meritorios ante la misericordia divina.
Gustome el licor, y tomando pie de él y de su aromática finura, conferenciamos acerca de aquellas tierras, yo pidiéndoles informes y dándomelos las señoras con tanta ufanía como verbosidad.
Manuel, demudado por cuarenta y ocho horas de constante martirio, febril, delirante, enloquecido por la carta de Soledad, miraba a ésta con la terrible audacia de siempre, y tambien con una especie de amorosa ufanía y declarado triunfo que pregonaban la deshonra de Antonio Arregui, llenando de asombro a la concurrencia.
Era un amor de hermano y de súbdito, semejante al que habia profesado a su padre: era una confusa mezcla de confianza, tutela é idolatría, muy análoga a lo que las madres de los hombres de genio sienten por sus gloriosos hijos: era la respetuosa proteccion, llena de ternura, que dispensa el fuerte guerrero al príncipe de menor edad: era identificacion, era orgullo, era ufanía como de un bien propio: diríase que aquella imágen le representaba su trágico destino, su noble orígen, su temprana orfandad, su pobreza, sus cuitas, la injusticia de los hombres, la soledad en que habia quedado sobre la tierra, y acaso tambien algun presentimiento de futuros martirios.
Y, en efecto, por su corpulencia, por su lujo y por su inocente y cómica ufanía, había en ellos mucho del pavo.
¿Y para qué tanta ufanía y tanta presteza? Para tortura del pobre mozo, que veía en la llegada al puerto la caída en un abismo sin salida para él.
-Mira lo que llevo aquí -dijo con cierta ufanía, entreabriendo el abrigo.
Y, si no, decidme: -prescindiendo de la cuestión estética, -¿comprendéis a este noble animal sin un jinete encima? ¿No os parece un ser miserable, como el hotentote sin religión, ropa ni ley? ¿No habéis reparado en la ufanía con que lleva el caballo al caballero, una vez ajustado entre ellos el consorcio, o sea el tratado ofensivo y defensivo? ¿Habéis visto un corcel en la guerra, en la entrada triunfal de un héroe, o pasando por la calle donde vive la novia del jinete.
Procedieron con astucia, sutilizaron su malicia en no declararse contra su hermosura, sino contra su ufanía.
Dio por lo cómico Terencio, por lo satírico Persio, aspirando todos a la ufanía de primeros en su género.
A todos dio que observar el color de la crin resplandeciente como el fuego, su ufanía y la suavidad y apacibilidad de su relincho, pero el agorero Teócrito, habiendo reflexionado un poco, dirigió la voz a Pelópidas, y exclamó: “La víctima ¡oh bienhadado! se te ha venido a la mano: no esperemos ya otra virgen, sírvete de aquella que Dios te ha presentado”.
La satisfacción, la ufanía que llenaban el alma del buen Doctor al salir de la casa no son para interpretadas con palabras.
La nada que despoja de arrogancias mi ufanía.

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