Ejemplos con té

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Apoye usted la cabeza en el almohadón ¿Quiere usted , alguna cosa? ¿Se siente usted mejor?.
Triste y mustio de veras, se dejó conducir por Miranda a su cuarto, y es cosa averiguada también, que en todo el curso de aquel día no entraron en su cuerpo más alimentos que dos tazas de y un huevo pasado por agua, que la extrema debilidad le obligó a sorber, entrada ya la noche.
Las descollaban rosadas y turgentes, como un hermoso seno, las se deshacían, dejando pender sus desmayados pétalos, las de Alejandría, erguidas y elegantes, vertían su copa de esencia embriagadora, las musgosas reían irónicas con sus labios de carmín, al través de una barba tupida y verde, las albas desafiaban a la nieve con su fría y cándida belleza, con su rigidez púdica de flores de batista.
Reposaba sin duda la fatiga de haber prendido fuego a los cepos que tan regocijadamente ardían, y pedido y servídolo, mezclándole unas gotas de ron.
Sentáronse a la mesa dispuesta para los viajeros, mesa trivial, sellada por la vulgar promiscuidad que en ella se establecía a todas horas, muy larga y cubierta de hule, y cercada como la gallina de sus polluelos, de otras mesitas chicas, con servicios de , de café, de chocolate.
María Valdivieso, que andaba de monos con su prima, procuraba bostezar con fingido disimulo siempre que la miraba esta, la embajadora de Alemania cantó con notable falta de gracia una , que calificó la duquesa de , y a las doce y cuarto, cuando Pedro López, después de tomar el y encerrar en sus bolsillos provisión de suficiente para toda la semana, comenzó a hacer el recuento para la crónica de salones que publicaba todos los sábados, sus ojos atónitos pudieron tan sólo contar bajo los artesonados techos el número exiguo de catorce señoras: siete pertenecían a la familia de los pecados capitales y las otras siete podían repartirse entre la de los enemigos del alma: mundo, demonio y carne.
Agrupáronse todos en torno a Currita, que se había sentado junto a la duquesa, desairando una taza de que le ofrecían, pidió en cambio una copita de whisky, porque era de rigor en aquel tiempo, entre algunas damas elegantes que pretendían formar el cogollito , fumar y empinar de lo lindo, con mucha distinción y gracia.
Gorito Sardona saltó frente a la puerta, sobre un puff de badana japonesa, y cogiendo a guisa de sombrero una de las bandejas del , de cincelada plata antigua, se descubrió ante la dama lentamente, tieso, sin mover la cabeza, extendiendo el brazo hasta formar con el cuerpo ángulo recto, como solía saludar por todas partes el rey don Amadeo.
Besó a la duquesa, quitóse un guante, bebió dos sorbos de .
Pero, María, ¿no vienes? Mira que se está enfriando el .
Y para cobrar nuevas fuerzas se bebió poquito a poco, y con aire muy distinguido, una tercera copita del whisky, bastante fuerte, que juntamente con el , los brioches y , habían servido en rico frasco de cristal de Bohemia.
¡A comer, papá! ¡Vamos, que sólo tiene usted en el estómago una taza de !.
Vaya, niña: una tacita de de hojas de naranjo, con unas gotas de éter.
Saludad a la ligera la y la cortina: tocad con el filo de los labios la taza en que tomáis el y el vaso en que bebéis el agua, mirad con la misma indiferencia la chimenea que os y el baño que os refresca, no deposiis vuestra confianza ni en la carpeta en que escribís, ni en la caja de palo-santo donde guardáis la ceniza que se os va cayendo del corazón.
—A las ocho la fonda,—á las nueve el teatro,—á las doce la tertulia, el , la buena conversación en torno de la chimenea,—á las dos el con la dueña de la casa en que tenéis el privilegio de quedaros rezagado,—á las tres la última vuelta por el Casino, el chocolate final, salpimentado con la noticia fresca, con lo que mañana no traerán aún los periódicos, con lo que se acaba de ver ú oir en Palacio, en el ministerio o en el baile de la embajada,—y, en fín, a las cuatro, a casa, a leer , a escribir dos o tres cartas y a dormir el dulcísimo sueño del invierno.
Y a las , se sirve el con pastas en la mayor parte de las casas montadas a la moderna.
—Unas la acompañan a la mesa, otras a tomar café mientras es hora del teatro, otras pasan allí la , cuando no hay funcion en el teatro Real, otras van a pedirle después de la ópera, otras juegan al tresillo de diez a doce, y otras se presentan allí de media noche para abajo, ganosas de contar o de saber las noticias políticas de última hora.
Ayúdame, y luego harás el para tu marido.
Barbarita abría cada ojo como los de un ternero cuando su mamá, sentándola sobre el mostrador, le enseñaba abanicos sin dejárselos tocar, y se embebecía contemplando aquellas figuras tan monas, que no le parecían personas, sino , con las caras redondas y tersas como hojitas de rosa, todos ellos risueños y estúpidos, pero muy lindos, lo mismo que aquellas casas abiertas por todos lados y aquellos árboles que parecían matitas de albahaca ¡Y pensar que los árboles eran el nada menos, estas hojuelas retorcidas, cuyo zumo se toma para el dolor de barriga!.
¡Y para qué quiero yo , desventurada!dijo el otro en un tono tan descompuesto, que a Jacinta se le saltaron las lágrimas.
¡Té!, lo que quiero es tu perdón, el perdón de la humanidad, a quien he ofendido, a quien he ultrajado y pisoteado.
Mientras Estupiñá admiraba, de mostrador adentro, las grandes novedades de aquel Museo universal de comestibles, dando su opinión pericial sobre todo, probando ya una galleta de almendra y coco, que parecía mazapán de Toledo, ya apreciando por el olor la superioridad del o de las especias, la dama se tomaba por su cuenta a uno de los dependientes, que era un Samaniego, y adiós mi dinero.
Cuando fue al cuarto del Delfín, Barbarita le hacía tomar a este un tazón de con coñac.
Doña Lupe, tan cariñosa como siempre, le puso láudano, y arreglando la cama y cerrando bien las maderas, le dejó para ir a hacer una taza de , porque era preciso que tomase algo.
Maxi se echó en su cama, su mujer le arropó bien, y cerrando las maderas, fue a la cocina a hacer un .
Sobre la mesa había unos guantes, varios libros, dos retratos en bonitos marcos, uno de ellos del gordo Arnaiz, una papelera, juego de de finísima porcelana, una cajita de marfil y otros objetos muy lindos.
Papitos entró, y su ama le dijo que hiciera una taza de , porque tenía el estómago revuelto.
Te conviene una tranquilidad absoluta, renunciar a los deseos vehementes, a las cavilaciones que la no satisfacción de ellos te produce, viajar menos, ahogar todo apetito loco de los sentidos, renunciar a todos los excitantes malsanos, no me refiero solamente al café y al , sino más principalmente a los excitantes imaginativos e ideales, huir de las emociones, y cortarte la coleta de banderillero, con intención de no dejártela crecer más, trazar una raya en tu vida y decir: ni Cristo pasó de la Cruz, ni yo paso de aquí.
Al entrar en su casa, pidió más , y mientras Tom se lo servía, le dijo en español:.
El inglés entró, y a poco, cuando ya su amo estaba vestido, le trajo el .

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