Ejemplos con tránsito

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Esta bahía llegó a gozar de una amplia barrera de corales, la cual ha sido prácticamente arrasada por el masivo tránsito diario de embarcaciones de gran tamaño que atracan en la propia orilla.
Los últimos cambios que experimentó la iglesia de San Lázaro se dieron en el tránsito del siglo XVIII al XIX.
Ibadán, que posee un aeropuerto y que se encuentra en la línea de ferrocarril que une Lagos con Kano, es un punto de tránsito importante entre la costa y las zonas del norte.
En el caso de Londres, se instalará un sistema personal de tránsito rápido en el Aeropuerto de Heathrow, llamado ULTra, y que transportará viajeros del parking a las terminales.
Le hablé, por favorecer el tránsito, de cosas indiferentes a su preocupación actual, pero no tan indiferentes que resultasen frívolas o necias.
Quienes levantaron esas casas no pensaban vivir en ellas de asiento, sino de paso, de tránsito, mientras ganaban el cielo.
Escobar, amarillo, azuloso, vibrátil, casi etéreo, era la proyección más espiritualizada del espíritu humano en su tránsito a través del barro corpóreo.
Según lo acordado en la mesa, en ciertos pueblos del tránsito no había necesidad de apearse, pues no ofrecían la menor dificultad, a lo sumo, detenerse un momento a saludar, por una atención que sería muy agradecida, a tal cual influyente.
La bruma hizo aún más dificultoso el tránsito entre los escollos que obstruyen este puerto.
Sus ventanas abiertas dejaban ver un continuo tránsito por las habitaciones.
No podían encontrar el rastro deseado en aquella tierra pisoteada y desfigurada por el tránsito de miles de hombres.
Ya no era continuo el tránsito de tropas.
El tránsito en las calles, el movimiento general de la ciudad, era lo mismo que en los otros días, pero a Julio le pareció que los vehículos iban más aprisa, que había en el aire un estremecimiento de fiebre, que las gentes hablaban y sonreían de un modo distinto.
Les hacía temblar el brusco tránsito del dormitorio caldeado al vientecillo glacial del anochecer.
Cuando se decidió a ponerse la antedicha mantilla e ir a misa de once, lo mismo en la iglesia que en las calles del tránsito, la acribillaron a miradas, y se habló del suceso por más de ocho días.
Gonzalo no advirtió siquiera aquel movimiento que le sacudía rudamente las visceras, ni el tránsito a la carretera al dejar la población.
El tránsito había de ser rudo y brutal.
A las once, el calor y la afluencia de gente hacían ya insoportable la estancia e imposible el tránsito por los salones del marqués de Butrón: hallábanse abiertas de par en par cuantas puertas y ventanas había en la casa, y más que concurso de gentes, parecía aquello un confuso revoltijo de joyas, plumas, flores, telas vistosísimas y mujeres medio desnudas, entre las que se destacaban las manchas oscuras de los hombres, revolviéndose entre ellas sofocados y sudorosos, como un enjambre de gusanos negros que hubiera fermentado aquella compacta masa de mundo, demonio y carne En el gabinete más próximo al vestíbulo, el marqués y la marquesa de Butrón recibían a sus convidados, viendo desfilar con la misma amable sonrisa grandes nombres y grandes vergüenzas, inocencias completas y malicias refinadas, honras sin tacha y reputaciones escandalosas, barajadas y confundidas en aquella casa, sin disputa alguna noble y honrada, por la impúdica y funesta tolerancia de las grandes sociedades modernas.
Y añadiéndole ridículos pormenores, contó la escena del confesonario en la iglesia del Carmen, guardándose muy bien de decir el verdadero motivo de su entrada en el templo: según él, habíale sido imposible el tránsito por la calle del Carmen, y atravesó por la iglesia para salir a la de la Montera.
Durante cuatro días permanecí metido en un entresuelo de techo bajo, sin poder asomarme a las ventanas que daban a la calle, por ser ésta de gran tránsito y andar la policía y la Guardia civil buscándome en la ciudad y sus alrededores.
Diez años de continuo tránsito junto a aquella ruina habían conseguido que la gente no se fijase ya en ella.
Hubo beatas que supusieron que el mismo Padre había anunciado con exactitud el día y la hora de su glorioso tránsito, y no pocas acreditaron que había muerto en olor de santidad y que don Acisclo debía tratar de canonizarle, enviando a Roma con este fin un expediente bien claveteado.
Después, ajustando sus pasos al compás de la marcha musical, desfilaban los rojos fajines y los portacirios de plata de los concejales, y por fin, con un tránsito obscuro de la luz a la sombra, pasaba la negra masa de la tropa, en la cual los instrumentos de música lanzaban amortiguados destellos y los filos de las bayonetas y los sables brillaban como hilillos de luz.
La noche avanzaba, y el tránsito se hacía difícil por la acera estrecha, resbaladiza y húmeda, tropezando a cada instante con la gente que la invadía.
El orgullo de trepar por aquellas gastadas berroqueñas no excluía lo fatigoso del tránsito, por lo que mi amigo supo explotar sus buenas relaciones para abreviarlo.
Mas para todo hay remedio menos para la muerte, y Juanito vio con asombro, a poco de intentar la metamorfosis, que las dificultades se desleían como la sal en el agua, que lo que a él le parecía montaña era como la palma de la mano, y que el tránsito de la fraternidad al enamoramiento se hacía.
Pero la calle de Raimundo Lulio y la de Don Juan de Austria, que hace ángulo con ella, son de muy poco tránsito.
No debía de estar muy trastornada cuando en vez de tomar por la calle de la Montera, en la cual el gentío estorbaba el tránsito, fue a buscar la de la Salud y bajó por ella, considerando que por tal camino ganaba diez minutos.
Si alguna variación podía observarse, algún signo revelador del tránsito de virgen a esposa, era quizás un aumento de pudor, pudor, por decirlo así, más consciente y seguro de sí mismo, instinto elevado a virtud.
De nuevo tornó a llorar Sancho, oyendo de nuevo las lastimeras razones de su buen señor, y determinó de no dejarle hasta el último tránsito y fin de aquel negocio.

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