Ejemplos con truhanerías

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Se instala un pesimismo intelectual, cada vez más acentuado, unido al carácter desenfadado de que dan testimonio las comedias de aquella época y las truhanerías en que se basan las novelas picarescas.
Diego, y yo primero arrojo el hábito que llevo, que decir a usía por ahí te pudras, y lléveselo el diablo con sus bobadas y truhanerías.
¡Ah, si la Grandeza entera de España, comprendiendo al fin sus intereses hiciera lo mismo, y dejando a los ricos improvisados y a los políticos de pacotilla, el lujo con sus vicios, el poder con sus truhanerías, fuese ella caritativa en los campos, mientras eran ellos usureros en la corte, diese ella su mano al pobre campesino, mientras ellos le rechazan con altanería, el pueblo, el verdadero pueblo comprendería al fin cuáles eran sus amigos sinceros, y el lodo de la política podría fermentar en la corte, producir revoluciones, lanzar sobre el país decretos inmundos! Mas toda aquella insolencia expiraría sin fuerzas sobre la yerba de los campos, y la ola de cieno no mancharía jamás el dintel de sus iglesias y castillos, defendidos por un baluarte de caseríos.
Yo me deleito con la salvaje manifestación de sus pasiones y me finjo ignorante de sus truhanerías.
A veces, el aire sopla del lado opuesto, la jactancia se satura de cinismos y se hace gala de descaros inverosímiles, de truhanerías y miserias increíbles.
La verdad, ahora me pesa de todas las maldades y truhanerías que hice, pero como hemos de padecer tanto, porque así nos lo dice él, como no tenemos más remedio que aguantar y sufrir las crujías que vengan, yo no lloro, que tiempo habrá de llorar.
-¡Oh cuerpo sordo y muerto, pregonero loco, la muy poderosa diosa Siria, criadora de todas las cosas, y santo Sabadio, y la diosa Belona, y la madre Idea Cibeles, y la señora Venus, con su hijo Adonis, te tornen ciego porque has dicho contra mí tantos juegos y truhanerías! ¿Piensas tú, necio, que tengo yo de fiar la diosa a un asno fiero para que arroje por ese suelo la imagen divina y que a mí, mezquino, sea forzado, con los cabellos sueltos, a discurrir buscando algún medio para mi diosa, que está echada en el suelo?.
Yo recuerdo haberme extasiado numerosas veces con esos folletos de truhanerías farmacéuticas que comienzan con el sacramental antes después.

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