Ejemplos con trinquete

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En la segunda jornada del combate, se lanzó sobre el Bergantín Dona Januária y con una descarga de banda destrozó primero su bauprés y con la siguiente el trinquete, y causó tales averías que la embarcación estaba pronta a zozobrar.
Con una descarga de banda pronto consiguió destrozar el bauprés del Bergantín Dona Januária y con la siguiente derribó su trinquete causándole tales averías que la embarcación estaba pronta a zozobrar.
Con la siguiente derribó el trinquete, y causó tales averías que la embarcación estuvo a punto de zozobrar.
El trinquete es una pieza móvil, en forma de gancho, que permite el giro de una rueda dentada en un determinado sentido y la bloquea en sentido contrario.
El aparejo permaneció prácticamente igual, salvo el añadido de un botalón para una vela cangrejo, no así el casco, en el que se le instaló un puente de mando abierto a proa del trinquete, con rueda y telégrafos de máquinas, se prolongó la toldilla hasta la base del mástil donde se instalaron los botes salvavidas.
El palo mayor era mucho más grande que el trinquete, que a su vez también era mucho mayor que el mesana.
Las tienen también el mayor y el trinquete.
Desde el siglo XVI al XVIII fue, sin embargo, una nao de una sola cubierta, popa cuadra y muy poco porte, que arbolaba tres palos: el trinquete con una vela cuadra, el mayor con dos y el de mesana con una vela latina.
EL barco fue equipado con una antena horizontal entre el trinquete y el mástil alimentada con un kilovatio de potencia de transmisión.
En el frontón del dau, y al lado de la llotgeta, hay una puerta que lleva al bar del trinquete, en este sitio también acostumbra a haber gente viendo la partida, así que es otro rincón para defender y/o evitar que se meta la pelota, en caso de que se cierre la puerta el rebote puede hacer extraños o salir amortiguada.
En el mar, sólo el gobernador general ondeaba la bandera en el palo mayor de su nave, mientras que el resto de oficiales colocaba la bandera en el trinquete.
El General Balcarce, al mando del Capitán Francisco José Seguí, se lanzó sobre la Januária y con una descarga de banda pronto consiguió destrozar su bauprés y con la siguiente derribó el trinquete y causó tales averías que la embarcación estaba pronta a zozobrar.
A las nueve de la noche, el viento por el sud-oeste levantó grande marejada: corrido con la mayor y el trinquete al sud-este, poco despues se quedaron con el trinquete solo, y parando el temporal, corrieron a palo seco la vuelta del nord-este, habiendo cerrado los escotillones, y asegurado con varias trincas y llaves el navio, corriendo así toda la noche que fué muy trabajosa.
A las tres de la tarde, reconocieren que el agua habia bajado seis brazas, y que estaban expuestos a quedarse en seco, por estar la marea en su mayor fuerza, y a su lado se iban descubriendo bancos de arena y escollos por tanto al punto se levaron para ponerse en franquía, mas apenas habian largado el trinquete y velacho, cuando descubrieron un banco que les cerraba totalmente la salida.
Tres veces sonó la campana mientras él estaba allí, inmovilizado por el abatimiento, y otras tantas contestó desde lo alto del trinquete el baladro del serviola anunciando que las luces de posición seguían encendidas.
Vino el dia con muestras de mayor tormenta que la pasada, y hallámos que el bajel habia virado un gran trecho, habiéndose desviado de las peñas un buen espacio, y llegádose a una punta de la isla, viéndose tan a pique de doblarla turcos y cristianos con nueva esperanza y fuerzas nuevas, al cabo de seis horas doblámos la punta, y hallámos mas blando el mar y mas sosegado, de modo que mas fácilmente nos aprovechámos de los remos, y abrigados con la isla tuvieron lugar los turcos de saltar en tierra para ir a ver si habia quedado alguna reliquia de la galeota que la noche ántes dió en las peñas, mas aun no quiso el cielo concederme el alivio que esperaba tener de ver en mis brazos el cuerpo de Leonisa, que aunque muerto y despedazado holgara de verle, por romper aquel imposible que mi estrella me puso de juntarme con él como mis buenos deseos merecian, y así rogué a un renegado que queria desembarcarse, que le buscase y viese si la mar lo habia arrojado a la orilla, pero, como ya he dicho, todo esto me negó el cielo, pues al mismo instante tornó a embravecerse el viento de manera que el amparo de la isla no fué de algun provecho: viendo esto Fetala, no quiso contrastar contra la fortuna que tanto le perseguia, y así mandó poner el trinquete al árbol y hacer un poco de vela, volvió la proa a la mar y la popa al viento, y tomando él mismo el cargo del timon, se dejó correr por el ancho mar, seguro que ningun impedimento le estorbaria su camino: iban los remos igualados en la crujía, y toda la gente sentada por los bancos y ballesteras, sin que en toda la galeota se descubriese otra persona que la del cómitre, que por mas seguridad suya se hizo atar fuertemente al estanterol: volaba el bajel con tanta ligereza que en tres dias y tres noches, pasando a la vista de Trápana, de Melazo y de Palermo, embocó por el Faro de Mesina, con maravilloso espanto de los que iban dentro y de aquellos que desde la tierra los miraban.

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