Ejemplos con tratas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¿Qué enemigos tengo yo? ¿Quién puede querer mal a un pobre piloto que no ve a nadie? ¡Guárdate! Tú sabrás tal vez de dónde viene eso: tú tratas muchas gentes.
Dice Gonzalo que por qué no le tratas de tú como papá.
¡Dichoso tú mil veces! Tú vives en España, tú la tratas íntimamente, tú gozas de ella y en ella engendras los hijos de tu fantasía.
Crees que vives fuera de esa influencia, porque no vas a misa, ni te tratas con curas, pero todo llegará, tú irás, y hasta es posible que te arrodilles ante algún confesonario de la iglesia de los jesuítas.
Busca por las casas de Lamiátegui un carro de bueyes, y lo tratas sin reparar en precio.
¿Y te parece que es poco dato el ver cómo me tratas a mí? Hasta la manera de entrar aquí es un dato.
Advierte que ya es un hombre y que le tratas como si fuera un niño.
Dícenme que gobiernas como si fueses hombre, y que eres hombre como si fueses bestia, según es la humildad con que te tratas, y quiero que adviertas, Sancho, que muchas veces conviene y es necesario, por la autoridad del oficio, ir contra la humildad del corazón, porque el buen adorno de la persona que está puesta en graves cargos ha de ser conforme a lo que ellos piden, y no a la medida de lo que su humilde condición le inclina.
Ahora, pues, ya que nos recibes con tanto agrado, nos tratas con tanta magnificencia, y lo que es más, entregas al rey nuestro amo la tierra y el agua, razón será que quieras seguir nuestro estilo tratándonos a la Persiana.
Muy mal me tratas.
- ¿Cómo? ¿E dessas eres? ¿Dessa manera te tratas? Nunca tú harás casa con sobrado.
-Pero ¿cómo ese deseo no te ha asaltado hasta ahora, siendo así que a mi hermano le tratas desde niño?.
-Hay una Providencia, hay un Dios -dijo Montecristo-, y la prueba la tienes en que estás tú ahí, tirado, desesperado y renegando de Dios, cuando me ves a mí rico, feliz, sano y salvo, y rogando a ese mismo Dios en quien tú tratas de no creer, y en quien, no obstante, crees en el fondo de tu corazón.
-Es decir, que siendo yo el descalabrado, tratas de ponerte tú la venda.
-Todo lo cumpliré, Josefa, no tengas cuidado, ¡pero hazme el favor de no referir a nadie ninguna de estas cosas, pues diría la gente que me tratas como a un doctrino!.

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