Ejemplos con transverberación

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En una hornacina a la altura de la mesa de altar se conserva un excelente grupo escultórico en madera policromada representando la transverberación de Santa Teresa, atribuible a La Roldana.
Vaccaro, y la Transverberación de Santa Teresa, de Lucas Jordán.
Más de dos horas permaneció el manso filósofo en la casa monjil, conferenciando con una tal Sor Inés de la Transverberación, prima carnal de Nicanora.
-Madre Transverberación -dijo Inés con voz más entera-, el chocolate y los bollos que han hecho sus mercedes ayer para la señora condesa, ¿dónde están? ¿Los ha traído su merced?.
Dejonos solos la madre Transverberación, y entonces hablé así:.
-¿Debo salir de aquí? ¿Debo hacer lo que me mandan esas señoras? -me preguntó Inés con impaciencia, porque temía la vuelta de la madre Transverberación.
Yo se lo besé, se lo mordí tan sin pensarlo, que ella no pudo contener un pequeño grito, a punto que la madre Transverberación regresaba con el chocolate y los bollos.
-¿Qué risas tan mundanas son esas? -dijo la madre Transverberación-.
Nosotros dos solos y sin dar parte a nadie nos comimos el divino chocolate y los bollos de la madre Transverberación.
La Madre Transverberación del Espíritu Santo se encargó en un convento de una parte de los dulces, Sor María en Gracia, fabricó en otro su buena porción de ellos, la Madre Salomé tomó a su cargo en el suyo las pastillas, una monjita recoleta mandó de regalo un escapulario, otras, dos estampitas, el Padre Florencio de San Pedro corrió con los sorbetes, y se encargaron a distintos manufactores y comisionados sustancias de gallina, botiquín, vinagre de los cuatro ladrones para el mareo, camisas a centenares y pantalón para los días fríos, chaqueta y pantalón para los días templados, chaquetas y pantalones para los días calurosos.
Ainda mais, mientras él jabonaba la barba, solía alcanzarle limpias y finas toallas de lienzo flamenco su sobrina Transverberación, garrida joven de diez y ocho eneros, zalamera, de bonita estampa y recia de cuadriles.
Era, según la expresión de su compatriota y tío, una linda menina, y si el cantor de Los Lusiadas, el desgraciado amante de Catalina de Ataide, hubiera, antes de perder la vista, colocado su barba bajo las ligeras manos y diestra navaja de Ibirijuitanga, de fijo que la menor galantería que habría dirigido a Transverberación habría sido llamarla:.
Transverberación sucumbió a la postre, y empezó a mirar con ojos tiernos al capitán don Martín de Salazar, que no era otro el que en el día que empieza nuestro relato prestó tan oportuno auxilio al tabernero.
Siete horas después, y cuando el alba empezaba a colorar el horizonte, un hombre descendía, con auxilio de una escala de seda, del balcón que en la calle de Jesús Nazareno y sobre la tienda de maese Ibirijuitanga, habitaba Transverberación.
Además, las viejas de cuatro cuadras a la redonda declaraban que maese Ibirijuitanga era hombre que les daba tirria, porque sabía hacer mal de ojo, y las doncellas feas y sin noviazgo, que si Dios no lo remediaba serían enterradas con palma, afirmaban con juramento que Transverberación era una mozuela descocada, que andaba a picos pardos con los mancebos de la vecindad, y que se emperejilaba los sábados para asistir con su tío, montada en una caña de escoba, al aquelarre de las brujas.
A la hora misma en que la cuerda apretaba la garganta del pobre diablo y que Transverberación era sepultada en un encierro, las campanas del monasterio de la Concepción, fundado pocos años antes por una cuñada del conquistador Francisco Pizarro, anunciaban que había tomado el velo doña Engracia de Toledo, prometida del infortunado D.

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