Ejemplos con traicioneros

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Son representados como apasionados, traicioneros y oportunistas.
En la época de la navegación a la vela todos estos caminos eran reconocidamente peligrosos debido a los traicioneros williwaws, que son repentinas ráfagas de vientos catabáticos que pueden voltear algunas naves casi sin aviso.
Lady Eboshi sabe que sus principales enemigos son los humanos, y no bestias o dioses, ya que estos son más traicioneros y sus armas son más poderosas que las garras o los colmillos.
por jíbaros traicioneros a nuestra causa y por los espías que fueron devueltos, atacaron.
Victoriano Huerta, quien conocía a Rendón solamente por su apoyo a la causa revolucionaria y cercanía con Madero, comisionó a su secretario de guerra, Aureliano Blanquet, para que convenciera a Rendón Alcocer de unirse al gobierno e intentar debilitar el grupo opositor, que en caso que Rendón hubiera aceptado, sería liderado por Belisario Domínguez solamente, pero Rendón no aceptó, en su lugar hizo un fuerte reclamo a Blanquet por el asesinato de Madero y su amigo Pino Suárez , calificando al gobierno de huerta como Un gobierno de militares golpistas y usurpadores que no conocían mas honor que el de las armas, traicioneros a la patria y a la causa revolucionaria.
Vir Cotto es un personaje de la raza centauri, radicalmente distinto a la mayoría de los centauri que suelen ser egoístas, ambiciosos y traicioneros.
Sólo que aquellos ladrones obraban de frente, a pecho descubierto, eran bravos y generosos, o, lo que es lo mismo, nobles, y estos otros ladrones son cobardes, traicioneros, alevosos, miserables, taimados, bellacos, amigos de la encrucijada y la asechanza.
La fragata partió de al día siguiente, pasó con felicidad la angostura de la , una fuerte corriente contraria la obligó a detenerse y buscar abrigo en la ensenada de , siguió al otro día, embocando y recorriendo sin tropiezo la angostura de , penetró luego en el canal más ancho del Estrecho, dobló el , resguardándose de los bajos y escollos que acechan traicioneros en aquellas aguas, y por fin dio fondo en el , que acredita su fatídico nombre por el aspecto de miseria, desamparo y aridez lastimosa que allí ofrece la tierra en todo lo que alcanza la vista.
Iba el hombre con el cuidado de la obscuridad echando las manos por delante, los ojos al suelo fangoso y a los traicioneros dobleces de las tapias, cuando de improviso le cayó encima un grande y pesado bulto.
Nada se le escapa, no se mueve una mosca en el campamento cristiano, sin que nuestro General se entere, asistido además por referencias que le traen numerosos espías, ora renegados, traicioneros a su patria, ora fieles berbiriscos que, fingiéndose locos o enfermos, van a mendigar al campo español.
¿Qué mayor prueba de que los genios del mal tenían hecho trato con O'Donnell y servían a España como traicioneros y burlones diablos?.
Bueno: pues te digo con toda franqueza que si motivos tengo muchos para odiarte, también te debo gratitud, no por los socorros de aquellos días, que eran traicioneros como el beso de Judas, sino por lo de hoy.
Estaba muy pálida, los ojos parecían más grandes y traicioneros, acechando en sus profundos huecos violados bajo la ceja recta y negra.
En la inmensa llanura entapizada de pajonales matosos, traicioneros encubridores de vidas acechadoras y de muertes ignotas, sin más atenuación a su tétrica soledad que unas cuantas miserables chozas de techo de paja perdidas entre los juncales, existió, por mucho tiempo, una estancia misteriosa.
La volanta de don Julián era efectivamente una gran cosa, liviana, aunque de cuatro ruedas y de seis asientos, pudiendo usarse con o sin capota, con dos caballos o con uno solo, de ruedas altas, para desafiar las grandes crecientes en los cañadones, y de elásticos reforzados, «de patente», para resistir, en tiempo de sequía, los más rudos socotrocos y los tumbos más traicioneros, en los caminos endurecidos.
El camino desaparece bajo el agua, cortado de atolladeros fangosos, de pozos traicioneros, cavados por los carreros empantanados, y anegados por los rebalses de cuanta laguna costea.
¿Qué mayor prueba de que los genios del mal tenían hecho trato con O'Donnell y servían a España como traicioneros y burlones diablos?.
Nada se le escapa, no se mueve una mosca en el campamento cristiano, sin que nuestro General se entere, asistido además por referencias que le traen numerosos espías, ora renegados, traicioneros a su patria, ora fieles berbiriscos que, fingiéndose locos o enfermos, van a mendigar al campo español.
A la sombra de este pañuelo brillaban con expresión de acecho los ojos de aquella ninfa, que eran amorosos y traicioneros, como en verso decía Miquis, hablando del mirar de la Carniola.
Yo veo aquellos dientes de perlas, aquellos ojos lánguidos, perezosos, traicioneros, aquel perfil de helénica estatua, aquella tez pálida, aquel arrogante talle.
La fragata partió de Posesión al día siguiente, pasó con felicidad la angostura de la Esperanza, una fuerte corriente contraria la obligó a detenerse y buscar abrigo en la ensenada de San Gregorio, siguió al otro día, embocando y recorriendo sin tropiezo la angostura de San Simón, penetró luego en el canal más ancho del Estrecho, dobló el Cabo Negro, resguardándose de los bajos y escollos que acechan traicioneros en aquellas aguas, y por fin dio fondo en el Puerto del Hambre, que acredita su fatídico nombre por el aspecto de miseria, desamparo y aridez lastimosa que allí ofrece la tierra en todo lo que alcanza la vista.
Bueno: pues te digo con toda franqueza que si motivos tengo muchos para odiarte, también te debo gratitud, no por los socorros de aquellos días, que eran traicioneros como el beso de Judas, sino por lo de hoy.
de los atropellados y traicioneros pasos?.
¡Vete, vete, ¡oh mujer de ojos traicioneros! ¡Desde el principio del mundo eres la causa de nuestras calamidades! ¡Perdiste a los hombres de las edades primeras y siembras la discordia entre los hijos del mundo! ¡El que te escucha renuncia para siempre a los goces infinitos, que sólo podrán disfrutar aquellos que te expulsan de su vida!.
Los corpulentos algarrobos, chañares y caldenes, de fecha inmemorial, los mil arbustos nacientes desviaban la línea recta del camino, obligándonos a llevar el caballo sobre la rienda para no tropezar con ellos, o enredarnos en sus vástagos espinosos y traicioneros,.

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