Ejemplos con topetazo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Y al mismo tiempo sintió un fuerte topetazo en la espalda.
He aquí la prueba: Ron, , ha dado un topetazo con una mosca que se hallaba muy tranquila en medio de la caja.
Si al recibir el topetazo pensó Ansúrez en el desprendimiento de un balcón o de un trozo de alero, no tardó en reconocer que el bulto podía ser un disforme lío de esteras que tuviera por ánima huesos, lingotes de hierro, quizás un par de macetas con plantas arbóreas.
Eran las dos y media de la tarde, cuando un topetazo monstruoso hizo retemblar la embarcación, como si fuera de hojalata.
Verdad que irá acompañada de los maravedises, y el topetazo será con algodones.
Pues ahora, si se confirma el topetazo que anuncian de , no sé por dónde van a salir nuestros Las últimas noticias comunicadas por las torres telegráficas son que en París está el trono patas arriba, y que Luis Felipe salió con las manos en la cabeza.
Realmente estaba furiosa, y el topetazo de su pie duro sobre el suelo tenía una violencia y sonoridad excepcionales.
Pero don Fermín levantó los ojos y sintió el topetazo de su mirada con la de don Álvaro, el cual reculó otra vez, como al pasar la Virgen, y de pálido pasó a lívido.
Primero el topetazo colectivo, el primer azar de la lucha, jugada entre los fogonazos de las pistolas, el relucir de los cuchillos, el dentellear de las tijeras y el romper de los guijos sobre los cuerpos jadeantes.
Luego, la separación brusca, la tregua silenciosa y terrible que deja a los muertos y a los heridos en el centro, donde el topetazo ocurrió, para que el espectáculo de los heridos y los muertos acrezca el coraje y aumente el odio.
Pues ahora, si se confirma el topetazo que anuncian de allende el Pirineo, no sé por dónde van a salir nuestros hombres públicos.
Eran las dos y media de la tarde, cuando un topetazo monstruoso hizo retemblar la embarcación, como si fuera de hojalata.
Este condenado reunió en su casa muchas varas de cinta encarnada, con ellas hacía un revuelto lío, se lo metía en la camisa junto a la barriga, y cuando en lo mejor de la lidia desempeñaba con admirable verdad, vendado un ojo, el papel de caballo, y venía el toro y le daba el tremendo topetazo en el cuerpo, empezaba a soltar cinta y más cinta y a cojear y dar relinchos y a hacer piruetas de dolor, con tal arte, que parecía que se le salían las tripas y que se las pisaba, como suele suceder a los caballos de verdad en la sangrienta arena de la plaza.

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