Ejemplos con tomábamos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En la época de auge de la música argentina, él y sus amigos, entre los que se contaba Pedro Yáñez, jugábamos, tomábamos mate y escuchábamos a Los Fronterizos.
De uno de los generales adquirió el sombrero, de otro el caballo que debía montar, de otros los cigarros, y la comida tomábamos en donde la había o sentíase con apetito.
Nosotros tomábamos los hábeas corpus como la confirmación.
Todos los días tomábamos un café muy fuerte, que hacía Arraitz, un compañero nuestro, y una copa de ron.
Guióme entonces el cura a un pequeño comedor, en el que también ardía un agradable fuego, y allí nos acompañó al preceptor y a mí mientras que tomábamos una merienda frugal, pues no quise privarme del placer de hacer los honores a la tradicional cena de Navidad.
Yo conocía también a su mujer, doña Concha Él y yo tomábamos muchas tardes café juntos en el de Levante.
En él tomábamos café, coñac y algún piscolabis, para conservar las fuerzas hasta la hora de la cena.
¿Qué significa esto, cándido Ansúrez? ¿Te acuerdas de nuestra primera conversación en la borda de la , cuando tomábamos carbón en San Vicente? Todo lo que tú no entendías entonces te lo explicaba yo con una sola palabra:.
Admirábamos la hermosura del campo y montañas, platicábamos con toda persona que al encuentro nos salía, mendigos inclusive, visitábamos casas, casitas y chozas, hacíamos paradas en medio de los rebaños, vadeábamos arroyos, saltábamos cercas, tomábamos el tiento a la vida campesina, que es la vida madre de todas las demás que componen la nacional existencia.
-Se lo hemos dicho, naturalmente, y como es tan discreta y sesuda, nos ha contestado que agradecía mucho el interés que tomábamos por ella, que, en efecto, tiene noticia de las virtudes y méritos del Sr.
Un rato más tarde, tomábamos el callejón, rumbo a lo de Galván.
Nos sentábamos juntitos en la orilla del arroyo, en un lugar donde había unos sauces muy lindos, nos tomábamos las manos y así nos quedábamos horas enteras viendo correr el agua.
Tres noches después tomábamos café varios amigos en el precioso casino de Almería.
Después, en una confitería lujosa, tomábamos chocolate con vainilla, y saciados regresábamos en el tren de la tarde, duplicadas las energías por la satisfacción del goce proporcionado al cuerpo voluptuoso, por el dinamismo de todo lo circundante que con sus rumores de hierro gritaba en nuestras orejas:.
»Aquella noche, después de cenar, mientras tomábamos café en la sala de estar, les conté a Arthur y Mary lo sucedido y les hablé del precioso tesoro que teníamos en casa, omitiendo únicamente el nombre de mi cliente.
En tales ocasiones comíamos en la cocina y tomábamos las nueces, las naranjas y las manzanas en la sala, lo cual era un cambio muy parecido al que Joe llevaba a cabo todos los domingos al ponerse el traje de las fiestas.
Pero yo no me fijé siquiera en la dirección que tomábamos, porque me sentía repleto del señor de aquella torre, por su saber, por su bondad, por su talento y por sus «cosas» tan singulares y tan nuevas para mí, y no tenía otro deseo que el de verme a solas con Neluco para acosarle a preguntas y saber más y más de todo aquello.
Mientras tomábamos nuestras sangrías, volví a hablar del picazo:.
-¡Verán ustedes qué sombrero! -nos dijo Morales una tarde de agosto, en que tomábamos café en la glorieta central del parque de la Matiella.
Mientras tomábamos café salieron presurosas las dos Efémeras, y una de ellas, en quien creí reconocer a la que me dio la pluma milagrosa en la plazuela de Santa Ana, dijo, tocándome en el codo: «Aprisita, que es tarde».
¿Qué significa esto, cándido Ansúrez? ¿Te acuerdas de nuestra primera conversación en la borda de la Numancia, cuando tomábamos carbón en San Vicente? Todo lo que tú no entendías entonces te lo explicaba yo con una sola palabra: romanticismo.
Saludáronse mutuamente, y a Farnabazo no le faltaron justas razones para quejarse de que habiendo sido muy útil en diferentes ocasiones a los Lacedemonios durante la guerra con los Atenienses, ahora aquellos mismos le talaban su país, pero Agesilao, a pesar de ver que los Espartanos que le habían acompañado, de vergüenza tenían los ojos bajos, sin saber qué decir, porque realmente consideraban ser Farnabazo tratado con injusticia: “Nosotros ¡oh Farnabazo!- le dijo-, siendo antes amigos del rey, tomábamos amistosamente parte en sus negocios, y ahora, que somos enemigos, nos habemos con él hostilmente.
¡Le tomábamos el pelo al Atlántico!.
Hay que convenir en que mamá estaba en lo firme cuando guardaba con nosotras aquellas reservas que tanto nos desesperaban, y aquel tira y afloja que tomábamos hasta por falta de caridad.
Si tomábamos el trance por lo serio, con todo su formulario de procedimientos ejemplares y virtuosos, el hastío era inevitable.
A este acto imponente siguió otro que no lo era menos: la recomendación del alma, leída en voz clamorosa por don Sabas, con los consiguientes rezos en que todos tomábamos parte.

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