Ejemplos con tomó

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Sentóse Felicita, respiró fuerte, tomó aliento, pero no se reposó, sino que, tan pronto como había tocado el asiento, saltó en pie de nuevo, sacudida por aquel dinamismo fatídico que la tenía en los huesos, y tomando unos papelorios que llevaba debajo del brazo, los extendió sobre el mostrador.
Luego que el zapatero encendió un quinqué de petróleo, el Padre Alesón tomó la palabra:.
Así como los joviales espíritus diurnos se alejan con ruborosas alas apenas despunta por Oriente el íncubo nocharniego, el señor Colignon, desasosegado, aturdido y pálido por dentro, pues por fuera no se lo consentía su imposible rubicundez, se despidió y tomó la salida, no sin que Xuantipa le dijese al partir:
Tal fué el primer caldo que tomó Peñascales al convalecer del sofocón que le tumbó en el Congreso al caer el Gobierno que le.
Entonces tomó la política ese aspecto edificante, que es la delicia de los hombres libres y la mostaza del.
Pero ¿le tomó tanto cariño a este último, que estuviese resuelto a seguir explotándole mientras a ello se prestase? No por cierto.
Cuando, tanto él como su mujer, creyeron bastante borrados en sus personas los rastros de la taberna, tomó Simón letras sobre la capital de su provincia, y bien provistos de ropa los baúles, salió con Juana de Madrid, dejando muy recomendada a la niña en el colegio.
El interpelado, tan fino como siempre y no sospechando lo que iba a sucederle, tomó el sombrero que tenía sobre una silla, se levantó de la que ocupaba, y dijo al recién llegado:.
Arrinconado en su palacio por los liberales, como su antecesor lo había sido por los absolutistas, tomó el partido de morirse, para no presenciar tantos atentados contra la fortuna sagrada de la iglesia.
Tomó entonces unas tierras cerca de Sagunto: campos de secano, rojos y eternamente sedientos, en los cuales retorcían sus troncos huecos algarrobos centenarios o alzaban los olivos sus redondas y empolvadas cabezas.
El rocín del tío , un animal sufrido que le seguía en todos sus desesperados esfuerzos, cansado de trabajar de día y de noche, de ir tirando del carro al Mercado de Valencia con carga de hortalizas, y a continuación, sin tiempo para respirar ni desudarse, verse enganchado al arado, tomó el partido de morir, antes que permitirse el menor intento de rebelión contra su pobre amo.
El maestro, que lucía su casaquilla verdosa de los días de gran ceremonia y su corbata de mayor tamaño, tomó asiento fuera, al lado del padre.
Me tomó en brazos, me besó los ojos, abrazó a mi madre, luego montó a caballo, y nos dijo: ¡Hasta la vista! y partió.
Apenas el Juzgado tomó asiento en la tienda, los pocos dependientes que aún quedaban en ella, como fieles guardianes de la ruina comercial, abalanzáronse a las puertas para cerrarlas, evitando de este modo la expectación molesta de los curiosos.
El matrimonio tomó asiento en el sofá, lugar preferente del salón, honra que hizo enrojecer de orgullo a la antigua criada.
Renovó su mobiliario, abandonó las modistas anónimas, y en su afán de no andar a pie, si no tuvo berlina y tronco como en sus buenos tiempos, compró una galera elegante y ligerita y tomó como cochero a Nelet, el hijo de la nodriza de Amparo, un bárbaro de la, huerta, a quien puso por condición no tutear a la señorita menor y olvidarse de que era su hermano de leche.
Y me tomó del brazo y me llevó a mi cuarto.
El recibió el paquete, lo abrió, tomó sus cartas y me dio las mías, sin decir palabra.
Papá tomó asiento en una roca, y se puso a rezar el oficio, y yo, entretanto, me eché por aquellos vericuetos, y subí y subí, hasta un picacho desde el cual se ve algo de los valles de Pluviosilla y de Villaverde.
Tomó mi mano, la estrechó fuertemente, y me la besó con efusión infantil.
Su pálido rostro tomó suaves tintas de rosa, sus labios, antes descoloridos, se encendieron, y sus negros y brillantes ojos fulguraban, húmedos y alegres.
El sacerdote que la tomó bajo su protección la puso allí, al verse obligado a desempeñar la cura de almas en un pueblo de la sierra, que a la sazón estaba infestada de guerrilleros y bandidos.
¡No! ¡Me oirás! ¡Me oirás, Rorró! Sé muy bien que voy a darte una pena pero, óyemeY fingiendo disgusto y como amenazándome, tomó una violeta de larguísimo tallo, y con ella me azotó el rostro cariñosamente, agregando:Me oirá usted, señor mío, o.
Tía Pepilla no quiso llegar hasta el punto donde los devotos bregaban para abrirse paso, y tomó asiento en el último peldaño de la escalinata.
Encendió el apagado puro, tomó aliento, se pasó la mano por los bigotazos, y prosiguió en tono dulce, persuasivo, apacible, como si quisiera agradar a sus interlocutores:.
Y dijo, y tomó el sombrero, y se retiró, sin que nadie pudiera detenerle.
Firmó el jurisconsulto su alegato, se quitó el bordado fez, tomó el sombrero y el bastón, y se fué a la calle.
Es el caso que una señorita muy guapa, muy elegante, y además muy rica, la misma que se puso tan seria y abogó por esas pobres muchachas que pedían socorro a las Conferencias, me tomó del brazo y.
Serenóse don Román, sacó la tabaquera, tomó un polvo, y, quitándose las gafas, me dijo en tono cariñoso:.
Mi padre le sacó del rancho donde vivía, le tomó a su servicio, y el mancebo fué bien pronto digno del cariño de todos nosotros.

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