Ejemplos con tercio

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Himno del Tercio Norte, dedicado a la unidad de Infantería de Marina de la Armada Española,.
El tercio de Cartagena sufre numerosas bajas y Alatriste resulta muy gravemente herido.
No sería hasta el segundo tercio del siglo XIX cuando un grupo de moguereños, pertenecientes a las clases acomodadas de la ciudad, decidiesen resucitar esta hermandad para rendir culto a la patrona de Moguer.
Luego de pedir su baja como soldado en el tercio de Cartagena se dirige a Nápoles y se enrola en el tercio de allí luchando contra turcos y venecianos.
Parece ser que la ermita de la Ina es construcción del último tercio del siglo XIV, de planta rectangular, techo a dos aguas cubierto de tejas y rematado por una espadaña, encima de la misma puerta, para la cual no hay subida.
A pesar de haber estado en el primer puesto durante el primer tercio del certamen, Vanilla Ninja no logró mantenerse y terminó octavo.
Se levanta en sillarejo en el tercio inferior y mampuesto en el resto.
Por lo demás, al igual que en la fachada Oeste, presenta huecos ordenados con el tercio superior del cerramiento realizado en ladrillo visto.
Los dos únicos retablos que hoy posee la iglesia -situados en las paredes correspondientes al Evangelio y a la Epístola- fueron realizados en talleres de La Orotava en el primer tercio de nuestra centuria siguiendo en general la temática barroca.
El tercio superior, lo que quedaba visible sobre la línea de flotación en tiempo ordinario, era ahora una simple cornisa negra que remataba el extenso muro purpúreo.
¡Quia, no señor! Yo estaba con los otros: era sargento en un tercio vizcaíno y llevaba la contabilidad Cosas de muchachos, don Luis: calaveradas.
En el último tercio del mes se presentaba casi todos los días en el claustro para ablandar con sus ruegos al y decidirle a un préstamo de unas cuantas pesetas.
Andrés compró cierto día, en su tienda de La Legalidad , un tercio de papeles viejos, entre los cuales hallé folletines, libros, folletos, entregas, y tomos de La Cruz , que me apresuré a recoger.
La mamá pertenecía a la familia de los Morenos, que en el primer tercio del siglo se dividieron en dos grandes ramas, los y los , pero habiendo nacido en la primera de estas ramas, vino a parar a la segunda.
—Y ¿cómo que ha cometido sacrilegio? dijo a esto adolorido el estudiante, que puesto caso que yo no soy sacerdote sino sacristan de unas monjas, el dinero de la bolsa era del tercio de una capellanía que me dió a cobrar un sacerdote amigo mio, y es dinero sagrado y bendito.
—Con su pan se lo coma, dijo Rincon a este punto, no le arriendo la ganancia, dia de juicio hay donde todo saldrá, como dicen, en la colada, y entónces se verá quién fué Callejas, y el atrevido que se atrevió a tomar, hurtar y menoscabar el tercio de la capellanía: y ¿cuánto renta cada año, dígame, señor sacristan, por su vida?.
—Yo, respondió Rinconete, sé un poquito de floreo de villano, entiéndeseme el reten: tengo buena vista para el humillo, juego bien de la sola, de las cuatro y de las ocho, no se me va por piés el raspadillo, berrugueta y el colmillo, éntrome por la boca de lobo como por mi casa, y atreveríame a hacer un tercio de chanza mejor que un tercio de Nápoles, y a dar un astillazo al mas pintado, mejor que dos reales prestados.
Desde allí se fué a Aste, y llegó a tiempo que otro dia marchaba el tercio a Flándes.
Uno de aquellos que las llevaban, dejando la carga a sus compañeros, salió al encuentro de don Quijote, enarbolando una horquilla o bastón con que sustentaba las andas en tanto que descansaba, y, recibiendo en ella una gran cuchillada que le tiró don Quijote, con que se la hizo dos partes, con el último tercio, que le quedó en la mano, dio tal golpe a don Quijote encima de un hombro, por el mismo lado de la espada, que no pudo cubrir el adarga contra villana fuerza, que el pobre don Quijote vino al suelo muy mal parado.
Al principio pensó que algún tercio de soldados pasaba por aquella parte, y por verlos picó a Rocinante y subió la loma arriba, y cuando estuvo en la cumbre, vio al pie della, a su parecer, más de docientos hombres armados de diferentes suertes de armas, como si dijésemos lanzones, ballestas, partesanas, alabardas y picas, y algunos arcabuces, y muchas rodelas.

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