Ejemplos con telón

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Sus ojos acariciaron una enorme faja de mar tendida entre dos colinas, como un telón azul que ocultase un desgarrón de la tierra.
Un telón pareció rasgarse en su memoria con doloroso crujido, dejando pasar torrentes de luz Era el falso conde ruso, estaba seguro de ello, Von Kramer, el marino alemán, afeitado y desfigurado, que trabajaba sin duda en Marsella, montando nuevos servicios, meses después de haber preparado la entrada de los sumergibles en el Mediterráneo.
Pero al sonar los pasos de ella en la habitación inmediata, al percibir la onda atmosférica producida por el desplazamiento de su adorable cuerpo, se replegaba en su interior esta segunda persona y un telón opaco caía en su memoria, dejando visible únicamente la realidad actual.
Más allá de las columnatas de palmeras y pinos parasoles se elevaba el golfo, como un telón azul.
Se notan en él algunas transformaciones que no le van mal: unas cuantas canas prematuras, la faz tostada, las facciones más enérgicas y angulosas, pero sólo han transcurrido quince minutos desde que bajó el telón hasta que vuelve a subir.
Las familias más importantes acostumbraban a entrar en aquellos palcos fementidos después de abierto el telón, con la misma solemnidad que si penetrasen en una platea del teatro Real, y por de contado con mucho más ruido.
Cuando bajó el telón, un anciano encorvado, con luenga barba blanca y gafas, se acercó arrastrándose más que andando al palco de los de Belinchón.
Sólo por un tragaluz de vidrios empolvados abierto allá en el fondo de la escena, despojada del telón de foro, penetraba escasísima claridad.
Alvaro Peña, que era hombre despachado y de arranque, se decidió a dar unos pasos hacia la boca del telón, y dijo en voz alta:.
Diógenes ha tirado del cordelito, el telón sube rapidísimo y aparecen los tres Píramos en cuclillas, Butrón, Pulido y el tío Frasquito, ante los ojos asombrados de aquel centenar de Tisbes Cuadro final.
Fogosísimo brinco de Leopoldina Pastor, que esperaba la plaza, y enérgico ¡Indecente! que revolotea anónimo en el aire sin saber dónde posarse Carmen Tagle se desternilla de risa La agraciada guarda majestuoso silencio, compónese las gafas de oro y proyecta reparar en la retórica de Marco Tulio la parte preceptiva de los documentos oficiales La duquesa de Astorga la felicita sin pizca alguna de malicia Tras el telón, Butrón espera, Pulido teme, el tío Frasquito medita Diógenes ha encontrado junto a la pared un cordelito que parece bajar del techo y lo examina detenidamente La marquesa de Butrón concluye:.
Modestísimo rubor en el rostro de la agraciada, que extiende las manos y mueve la cabeza diciendo que no La duquesa de Bara la anima cariñosamente La García Gómez detiene su indignación, hasta ver si está ella incluida en la lista Tras el telón, Butrón mira a Pulido, y Pulido mira a Butrón, y ambos se ríen El tío Frasquito, envuelto en su dignidad, permanece en cuclillas Diógenes aparece sobre el tablado y busca algo junto a la pared, dentro de los bastidores del lado izquierdo La marquesa de Butrón prosigue.
Nubarrones morados cubrían el sol, y por bajo de ellos desplomábase la luz, cerrando el horizonte como un telón de oro pálido.
Silencio profundo Doscientos ojos escrutadores se fijan en la elegida, e Isabel Mazacán le envía desde lejos un irónico saludito de enhorabuena Currita se muerde los labios y aparecen istrías sanguinolentas en torno de sus pupilas, un pedacito de encaje del pañuelo resbala por la seda de su falda y cae sobre la alfombra Tras el telón, Butrón se azora de nuevo, Pulido murmura: ¡Lo dije! , y el tío Frasquito desiste de velarse el rostro con las manos por miedo de perder de nuevo el equilibrio Diógenes ha desaparecido de la concha La marquesa de Butrón prosigue:.
Con el ojo pegado al agujerillo del telón disimulaba su mal humor y sus temores, por no exponerse a las machaconas observaciones del señor Pulido, mientras observando este por el otro agujero, se afirmaba más y más en los suyos, ofreciendo ambos al que entraba por el fondo del teatro un espectáculo original y extraño en demasía.
Así era, en efecto: el gran Robinsón y el señor Pulido hallábanse tras el telón, observando por los dos imperceptibles agujeritos que servían en otro tiempo para registrar la sala a los ilustres actores que habían pisado aquella escena aristocrática.
El telón cayó entonces, y el público permaneció un segundo mudo, atónito, escuchando aún en aquel silencio que hubiera permitido oír la caída de una hoja, embargado por esa especie de pavor suavísimo que infunde en el alma el sentimiento de lo sublime.
Y, cuando muere el protagonista, cuando cae el telón, me gusta también escuchar, o creer escuchar, este grito, que sale, o parece salir, de la boca de todos aquellos millares de verdugos:.
Las cinco rayas parece que están grabadas con tinta negra sobre el cielo azul, y que el cielo es lo que se mueve como un telón de teatro no acabado de colgar.
Recibía tan sólo la imagen borrosa de los objetivos diversos que iban pasando, y lo digo así, porque era como si ella estuviese parada y la pintoresca vía se corriese delante de ella como un telón.
En aquel telón había racimos de dátiles colgados de una percha, puntillas blancas que caían de un palo largo, en ondas, como los vástagos de una trepadora, pelmazos de higos pasados, en bloques, turrón en trozos como sillares que parecían acabados de traer de una cantera, aceitunas en barriles rezumados, una mujer puesta sobre una silla y delante de una jaula, mostrando dos pajarillos amaestrados, y luego montones de oro, naranjas en seretas o hacinadas en el arroyo.
Luego el perro de Satanás me atormentaba por vengarse, y cuando empezaba la misa, a mí me parecía que alzaban el telón, y cuando yo rompía a cantar, se me venía a la boca aquello de _ Siglo_, que dice:.

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