Ejemplos con tasajo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Adicionalmente, la Banda Oriental, en el siglo XVIII y comienzos del XIX, era una zona de importante riqueza agropecuaria, en la que, organizada sobre las antiguas vaquerías, se producía el tasajo, alimento básico de los esclavos de origen africano que constituían la base de la economía brasileña.
Par los cambios eran muy interesantes: el pescado salado, la carne ahumada o tasajo, las hamacas, el tabaco y la sal, etc.
Un baile de negros de Cuba introducido cargan tasajo para las Antillas conquistaba la tierra entera en pocos meses, daba la vuelta a su redondez, saltando victorioso de nación en nación lo mismo que la.
Además, colgaban del techo bacalao y trozos de tasajo americano entre grandes manojos de cebollas y ajos.
A los cincuenta había vuelto, sin instrucción, sin creencias religiosas y sin salud, pero con treinta o cuarenta mil duros, ganados en el fondo de una bodega vendiendo arroz y tasajo para los negros.
El chiquillo gateaba por entre las patas de los perdigueros, que, convertidos en fieras por el primer impulso del hambre no saciada todavía, le miraban de reojo, regañando los dientes y exhalando ronquidos amenazadores: de pronto la criatura, incitada por el tasajo que sobrenadaba en la cubeta de la perra Chula, tendió la mano para cogerlo, y la perra, torciendo la cabeza, lanzó una feroz dentellada, que por fortuna sólo alcanzó la manga del chico, obligándole a refugiarse más que de prisa, asustado y lloriqueando, entre las sayas de la moza, ya ocupada en servir caldo a los racionales.
Enlazaban unas ventanas con otras, a guisa de circuitos telegráficos, varias cuerdas, de donde colgaban algunas despilfarradas camisas, y de vez en cuando tal cual lonja de tasajo, sobre el cual descendía en el silencio de la noche una caña con anzuelo, manejada por las hábiles manos del estudiante del sotabanco.
Al muelle no acuden temprano sino los y husmeadores de noticias, porque ése es su mentidero, pasándose la mañana esperando que el Morro señale el Correo de España, barco de Santander o de Montevideo, con harina o con tasajo.
Por más señas que después de muerto le hizo tasajo, y, cosiéndole en un saco de henequén, le arrojó al río para pasto de los peces.
No entendían los cabreros aquella jerigonza de escuderos y de caballeros andantes, y no hacían otra cosa que comer y callar, y mirar a sus huéspedes, que, con mucho donaire y gana, embaulaban tasajo como el puño.
-¿Imposible? -apuntó, enfurecida, una Tasajo que parecía una flauta- ¿y un día de fiesta que pensábamos hacerle una visita a esa gente tuvimos que volvernos desde la puerta?.
Yo he visto en los Países Bajos centenares de obras inspiradas por el cristianismo puro y he visto cómo aquellos artistas que tan torpemente creaban obras tan sublimes, se encaminaban a Italia, cuando en Italia apareció el Renacimiento, me hacen pensar en tristes ayunantes, que después de comer espinacas durante el periodo cuaresmal se relamen de gusto viendo un buen tasajo de carne o un pavo relleno.
En efecto, combinada en largas conferencias con Isacar, alistó su buque, cargolo de trigo, harinas y tasajo, embaló de su joyería lo más valioso, y traspasó el resto de su almacén.
A esta pregunta, que puso en creciente anhelo a los congregados, contestó León Tasajo, no con un resoplido, sino con un grito:.
Con esto, con una fulgurante mirada del general Tasajo y con tal cual término científico de Francisco el sabio, se creyó conjurado el peligro de aquella ardiente polémica, que amenazaba degenerar en escándalo.
Un escalofrío de espanto recorrió los elegantes corredores del Club, y León Tasajo lanzó su segundo resoplido.
Dadas sus excepcionales condiciones de valeroso militar, el perínclito Tasajo no permitía que nadie le interrumpiera con charlas y disputas sus transcendentales combinaciones de tablero, y cuando esto ocurría empezaba a dirigir iracundas miradas a los irrespetuosos charlatanes, acabando éstas por unos tan horribles resoplidos de cólera, que ponían en verdadera consternación a los que, junto a él, se atrevían a levantar una voz más alta que otra.
No muy lejos del sitio en que se encuentra Luis tirado a la bartola y haciendo furiosos molinetes con su nudoso garrote de bandido elegante, reñían su habitual partida de ajedrez el doctor Pérez Linaza y el general Tasajo.
Por lo cual, las señoritas Pérez Linaza y Tasajo se lanzaron frenéticas sobre sus dos amigos para estrechar contra sus respectivos pechos las manos que ellos, también emocionados, se apresuraron a ofrecerles.
Empingorotado de esta guisa y bañado por la protectora luz que irradia, a veces, la improvisada gente de buen tono, se presentaba el joven Canelón en todo sitio público con aire de conquistador favorecido y luminoso, como podemos ver por el recibimiento que acaban de hacerle las Pérez y las Tasajo juntamente.
-Aténgome -dijo don Cleofás- a aquel caballero tasajo que tiene el alma en cecina, que he echado de ver que es caballero en un hábito que le he visto en una ropilla a la cabecera, y no es el mayor remiendo que tiene, y duerme enroscado como lamprea empanada, porque la cama es media sotanilla que le llega a las rodillas no más.
Las hijas de Tasajo eran tres, cuatro las de Pérez, distinguiéndose entre éstas la menor de edad, pero la mayor y más robusta de cuerpo.
No se concebía en Villabrava a una Pérez Linaza sin una Tasajo al lado, como no era posible ver al general sin su inseparable amigo, de tal suerte que la malicia, tan diestra en averiguar vidas ajenas, principió por saber cosas muy feas entre las señoras y señoritas mencionadas, terminando por colgar otras más feas aún al ardoroso afecto del valiente general y del perínclito doctor Linaza.
Teodoro saluda en este momento a una enmarañada, deliciosísima selva de plumas, sombreros, encajes, cintas e inverosímiles volantes que se destacan en primera fila y que pertenecen a las esposas e hijas respectivas del doctor Pérez Linaza y del general León Tasajo, famosos caballeros éstos por su inquebrantable amistad y por el prodigioso número de muchachas casaderas que ofrecían a la juventud villabravense.
-No hay que espantarse, señor marinero de agua dulce, que no muy lejos de este sitio conozco un sota-ermitaño en cuyo humilde albergue podremos con mucho donaire embaular tasajo como el puño.
El general tenía, pared en medio de su casa, una tienda mixta en que vendía al por mayor vino, tasajo, arroz, bacalao, patatas, café, aguardiente, velas, zapatos, cigarrillos, no siempre de la mejor calidad.
Era una viejita seca como tasajo y arqueada del espinazo.
-Había sido como mosca pa'l tasajo -gritó Pedro.
Enlazaban unas ventanas con otras, a guisa de circuitos telegráficos, varias cuerdas, de donde colgaban algunas despilfarradas camisas, y de vez en cuando tal cual lonja de tasajo, sobre el cual descendía en el silencio de la noche una caña con anzuelo, manejada por las hábiles manos del estudiante del sotabanco.
Entonces continúa la conversación interrumpida, o lleva a la boca el tasajo de carne medio sollamado de que se alimenta.

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