Ejemplos con tartán

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Para honrar la memoria del donante, el pañuelo o pañoleta de Gilwell lleva en el dorso un pequeño trozo del tartán del clan McClaren.
Es un tipo de prenda confeccionada en algodón, poliéster o lana con forro interior tipo tartán o a cuadros.
Cada diseño del tartán está relacionado con un clan escocés distinto.
El tartán es el tejido tradicionalmente empleado en las kilt, las mal llamadas faldas escocesas.
Después el rey de Asiria envió al Tartán, al Rabsaris y al Rabsaces, con un poderoso ejército, desde Laquis al rey Ezequías, en Jerusalén.
Y Vicente replicó así: El toque está en que madama Clío se ponga el coturno de dorados tacones, o las chinelas de orillo, en que traiga el péplum o una bata de tartán blancos y negros.
Se quitó el uniforme, quedándose con la camiseta de tartán rojo y los calzones interiores de lo mismo, se lió a la cabeza un pañuelo de hierbas, se comió un chorizo, luego bebió del café caliente que de la hoguera próxima trajeron los soldados, y tartamudeando las buenas noches se entregó a un sueño profundo.
Entre la mucha gente que había entrado, veíanse dos mujeres muy bien vestidas a la chulesca, con mantón color café con leche, delantal azul, falda de tartán, pañuelos de color chillón a la cabeza, el peinado rematado en con peina de bolas, el calzado de la más perfecta hechura y ajuste.
Mucho agradeció esto doña Fuensanta, y poniéndose su toquilla encarnada, quedándose con la bata de tartán y las gruesas zapatillas de orillo, cogió el cesto y el portamonedas y fue a pedir órdenes a Severiana, que estaba en la sala, dentro de una nube de polvo.
Traía Mauricia un mantón nuevo y a la cabeza un pañuelo de seda de fajas azul-turquí y rojo vivo, delantal de cuadritos y falda de tartán, y en la mano un bulto atado con un pañuelo por las cuatro puntas.
¡Qué soledad la de los viejos sin hogar, sin familia y hasta sin ese calor ficticio, pero animador y benéfico, de las amistades políticas! Cada vez que don Pedro oía bajo sus pies el rodar de sillas y estrépito de pisadas de los que acompañaban en las largas noches de invierno al patriarca del tradicionalismo, y les sentía bajar, metiendo bulla y riendo a carcajadas, la vetusta escalera, una hipocondría profunda se apoderaba de él, y envolviéndose en su vieja bata de tartán, único preservativo que contra el riguroso frío usaba, y paseando de arriba abajo en su desmantelado e inútil salón, daba vueltas al problema siguiente:.
Las reminiscencias de la primera infancia, los seis años, la escuela de mujeres, la maestra -Misia Petronita- de palmeta y pañuelo de tartán, la cartilla, Astete y, luego, las grandes, hoy marchitas, madres, abuelas muchas de ellas.
Cuatro o cinco lustros después de estos éxitos de elegancia en aquella ciudad provinciana, cuyo nombre no hace al caso, doña Pura, que así se llamaba la dama, en el momento aquel de abrir la puerta a su nietecillo, llevaba peinador no muy limpio, zapatillas de fieltro no muy nuevas, y bata floja de tartán verde.
Se quitó el uniforme, quedándose con la camiseta de tartán rojo y los calzones interiores de lo mismo, se lió a la cabeza un pañuelo de hierbas, se comió un chorizo, luego bebió del café caliente que de la hoguera próxima trajeron los soldados, y tartamudeando las buenas noches se entregó a un sueño profundo.
Lo primero que hizo el curita fue desembarazarla del mantón, y luego le abrió o desgarró, conforme pudo, el cuerpo de la bata de tartán.
Nataniel, que bien sabía que, una vez descontados los gastos de esquila y el remedio para la sarna, nunca le alcanzaría el producto de las ovejas para poder comprar ropa de abrigo, se decidió a pedirle al grillo lo que le pareció necesario, y al ver que, ponchos y frazadas, tricotas de lana y bombachas gruesas, se iban apilando en la mesa, con vestidos de tartán y enaguas de punto para ella, Filomena comprendió que hasta entonces habían sido unos infelices en no pedir al grillo muchas otras colas, ya que, al fin y al cabo, sin rezongar ni vacilar, les concedía todo lo que le pedían.
, hasta el lienzo para los calzoncillos de don Juan o de don Pedro, o el tartán para el vestido de invierno de doña Teresa.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba