Ejemplos con tahúr

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Decepcionado, Martín se marcha a buscar fortuna regresando después de un tiempo con mucho dinero y convertido en un tahúr profesional encontrando a Raul en la ruina y sin saber lo que pasaba con Alejandra.
Pero se verán obligados a huir perseguidos por el tahúr y tendrán que cruzar territorios infestados de indios en pie de guerra.
Y aunque nadie hubiera podido explicar la razón de ser de esta supremacía de que gozaba Currita en la corte, sin embargo, con esa vergonzosa condescendencia para el escandaloso que es a nuestro juicio el pecado capital de la alta sociedad madrileña y el origen y fuente de sus deformidades, todo el mundo, desde el caballero cumplido hasta el tahúr elegante, desde la dama honrada hasta la hembra sin decoro, se sujetaban a ella de modo más o menos directo, sin dejar por eso de proclamar que en belleza la aventajaban todas, en alcurnia la igualaban muchas, en riquezas la superaban bastantes, y sólo en audacia y desvergüenza caminaba siempre la primera ¿Sería, pues, esta la razón de ser de aquella supremacía? ¿Sería que a fuerza de ver refinado el vicio y respirar la atmósfera de escándalo llegan ciertas sociedades a la aberración de aquellos pueblos bárbaros que prestan su homenaje más profundo y su culto más entusiasta al ídolo más monstruoso?.
,Hamlet:Una acción que mancha la tez purpúrea de la modestia, y da nombre de hipocresía a la virtud, arrebata las flores de la frente hermosa de un inocente amor, colocando un vejigatorio en ella, que hace más pérfidos los votos conyugales que las promesas del tahúr.
Yo aseguro que, por viejos que sean, que no vengan el tahúr, ni el.
Pero entra el tahúr, y se sienta a la mesa de juego, entre los fantasmas esclavos.
La Cañas gustaba también de platicar con el tahúr, no en balde era hembra y, como tal, ufana de pavonearse con los galanteos de un macho corajudo.
-Pero, ¿a quién, a no ser a usted, santo varón, se la pega Lasús? ¿Quién no sabía que era un jugador de oficio, un tahúr eterno y sempiterno? ¿Por qué se hace usted uña y carne de un hombre así? ¿Quién le mandaba intimar con él y ni siquiera cruzar la palabra con los demás huéspedes, gente honrada y formal? ¿Y se ha tragado usted lo del destino, y lo de los amoríos, y todo?.
El juego ha llevado a la ruina y al suicidio a la dama elegante, y al astuto caballero, al hombre de trabajo y al tahúr bohemio.
Advierte, le decía al tahúr, que pierdes tres cosas: el precioso.

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