Ejemplos con suspendía

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Luego pasó disparando al mar en dirección a la cubierta, al llegar a pocos metros del barco suspendía el disparo para continuarlo al otro lado de la embarcación.
Se suspendía en la espalda por el télamon, una correa de cuero, que dejaba las manos del combatiente libres.
El domingo de la fiesta de la Mare de Deu dels Desamparats se suspendía el novenario y se asistía a la procesión de la patrona de Valencia.
Ante esto, Demetrio señaló que el suspendería los paros si la empresa suspendía los despidos, reinstalaba a los trabajadores y se liberaba a los detenidos, por lo que no hubo acuerdo.
En este caso al lanzarse una NMI se suspendía la ejecución del programa actual y el control se transfería a un depurador para que el programador pudiera inspeccionar el estado de la memoria, los registros, etc.
Una de sus primeras decisiones fue ratificar el decreto por el cual se suspendía el pago de tributos por parte de los pueblos indígenas de México y los mulatos.
De doce a tres, se suspendía todo trabajo en la casa, porque no había cuerpo ni espíritu que lo resistiera.
La tropa suspendía los ejercicios militares para convertirse en peonadas, y cuántas veces hemos visto regresar comisiones de lejanas y arriesgadas correrías y, apenas desensillados los caballos y repasadas las armas, marchar al pisadero, sin tiempo siquiera para coser o remendar los andrajos que hacían de uniforme.
Todos los sábados por la tarde se suspendía el trabajo para dedicarnos al aseo.
Cuando llegaba el marqués, toda partida se suspendía para que él y sus amigos entrasen en posesión del boliche.
Yo pensaba sisear, pero me pareció que una mano firme, gigantesca, me agarraba de los pelos y con blandura me suspendía, elevándome sobre el asiento de la butaca.
Caballero la miró un momento, ¡pero de qué manera! Parecía que la abrasaba con sus ojos y la suspendía sacándola del asiento.
Lo que se desarrollaba ante su imaginación, el panorama de miles de figuras, que adivinaba soñando, no era el cansino cosido como una cinta a la azul faldamenta del mar, sombreado por los copados pinos de horizontal ramaje, y sobre el cual, algunas veces, blanca paloma, se suspendía una villita aislada y solitaria, parecida desde lejos a la Ercolani.
La inmoralidad de su vida y la odiosidad que acompañaba al nombre de su reaccionario y un tanto cruel esposo, la rodeaban de una especie de aureola diabólica: el pueblo, sobre todo las honradas envidiosas de la clase media, hablaban de la Duquesa con un afectado desprecio, como de la personificación del escándalo, pero cuando ella pasaba, donde quiera se abría calle, a veces se hacía corro, y ojos y bocas abiertos daban testimonio de la general admiración, el pasmo que causaba el prestigio de la distinción y la hermosura, suspendía en las bocas abiertas las necedades de la hipocresía y de la maliciosa envidia.
En seguida abrió el medallón que contenía el retrato de su madre, sacó éste dejando vacío el cerco de oro y la cadena de oro también con que lo suspendía, puso en orden sus armas turcas, sus escopetas inglesas, sus porcelanas del Japón y sus juguetes de bronce hechos por los mejores artistas, examinó los armarios y colocó las llaves en los cajones, echó en uno, que dejó abierto, todo el dinero que tenía, y además todas sus joyas, hizo un inventario exacto de todo, y lo puso en el sitio más visible, sobre su mesa, de la que quitó los muchos libros y papeles que la ocupaban.

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