Ejemplos con surco

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El Surco Palato Radicular: Su relación con patología pulpar y/o periodontal.
También conocido como Depresión Intrabética, el Surco Intrabético está formado por un conjunto de pequeñas depresiones discontinuas que se extienden longitudinalmente paralelas a la costa mediterránea del sur de la Península Ibérica.
Bolsa periodontal: profundización patológica del surco gingival por migración apical del epitelio de unión a lo largo de la raíz, perdiendo a inserción del ligamento periodontal y la altura ósea.
Bolsa gingival: es la profundización patológica del surco gingival por un aumento del margen gingival, pero sin migración apical del epitelio de unión.
La evaluación dentro del surco gingival es denominada también evaluación subgingival.
Resulta inapropiado el nombre de depresión con la que se la denomina y es más correcto el de surco, ya que el termino depresión alude a escasa altitud y nos encontramos ante una altiplanicie.
En cuanto a su formación, se puede remontar a finales del oligoceno y mioceno inferior, en el momento en el que las cordilleras Béticas en líneas generales ya están trazadas y ya se ha formado un surco de subsidencia que quedo rodeado por el mar.
Sobre su masa indiferente y obscura, como tierra del surco, algo desciende de lo alto.
La cautivaba todo, las flores del trébol, que salpicaban de una lluvia de pintas carmesíes el verdinegro campo, las manzanillas tardías y los acianos pálidos en las lindes, las digitales que cogía risueña haciéndolas estallar con las dos manos, los rizados airones del apio, las acogolladas coles, puestas en fila, separada cada fila por un surco, semejante a una trinchera.
El labriego tenía arado el bancal y relleno de semilla el surco.
Las mujeres, con la falda atrás y las piernas desnudas, sudaban dobladas sobre el surco.
La encontraron tendida de bruces, sobre un surco de aquella tierra gredosa que cultivaba desde la niñez, y que su marido no podía hacerla abandonar.
Su burdo contendiente aún no se había detenido una sola vez: golpeaba la piedra, con la cabeza baja, mostrando la pasividad resignada del buey que abre un surco sin fin.
El surco está abierto y la simiente en sus entrañas.
Cuando estallaron bombas en las calles, el Luna fue el primer sorprendido por la catástrofe y el primero también en entrar en la cárcel, a causa de la popularidad de su nombre ¡Oh los dos años pasados en el castillo de Montjuich! En la memoria de Gabriel habían abierto un surco hondo, una herida profunda que no se cerraba, que se estremecía con el más leve recuerdo, turbando su calma, haciéndole temblar con el escalofrío del terror.
Un alarido terrible de terror y de ira salió de la muchedumbre, que se bamboleó a uno y otro lado del surco abierto por el coche, comenzó la gente a correr asustada, los gomosos del Veloz-Club se metieron para dentro, cerrando prontamente sus balcones, y el jorobado que pedía estuvo a pique de sufrirla por completo entre los pies de los caballos y las ruedas de la berlina.
¡Nadie se aprovecharía de su trabajo! Y así estuvo hasta cerca del amanecer, cortando, aplastando con locos pataleos, jurando a gritos, rugiendo blasfemias, hasta que al fin el cansancio aplacó su furia, y se arrojó en un surco llorando como un niño, pensando que la tierra sería en adelante su cama eterna y su único oficio mendigar en los caminos.
¡Ah! Lo del arado era muy chistoso, y cada cual se imaginaba ver a su amo, al panzudo y meticuloso rentista o a la señora vieja y altiva, enganchados a la reja, tirando y tirando para abrir el surco, mientras ellos, los de abajo, los labradores, chasqueaban el látigo.
Pero de cintura arriba mostrábase el señorío, la dignidad del sacerdote de la instrucción , como él afirmaba, lo que le distinguía de toda la gente de las barracas, gusarapos pegados al surco: una corbata de colores chillones sobre la sucia pechera, bigote cano y cerdoso partiendo su rostro mofletudo y arrebolado, y una gorra azul con visera de hule, recuerdo de uno de los muchos empleos que había desempeñado en su accidentada vida.
Un soplo helado, un olor peculiar de moho y podredumbre, un verdadero ambiente sepulcral se alzaba del suelo lleno de altibajos, rehenchido de difuntos amontonados unos encima de otros, y entre la verdura húmeda, surcada del surco brillante que dejan tras sí el caracol y la babosa, torcíanse las cruces de madera negra fileteadas de blanco, con rótulos curiosos, cuajados de faltas de ortografía y peregrinos disparates.

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