Ejemplos con supremo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¡Y pensar que la familia había dejado que pasasen a los parientes de la Península varios marquesados, prefiriendo este título supremo de nobleza isleña y el goce de las altas dignidades caballerescas de Malta!.
Hizo un esfuerzo supremo, y se tiró de pechos al asunto, como pudiera haberse tirado desde un balcón a la calle, si junto a sí le hubiera tenido abierto.
Así y todo, aun los más prevenidos contra aquella índole literaria tan angelical y tan simpática, ante quien toda crítica enmudece, no podrán menos de reconocer a la insigne dama andaluza, autora de y de , el mérito supremo de haber creado la novela moderna de costumbres españolas, la novela de sabor local, siendo en este concepto discípulos suyos cuantos hoy la cultivan, y entre ellos Pereda, que afín además por sus ideas con las de Fernán Caballero, se ha gloriado siempre de semejante filiación intelectual.
Pero todo esto lo consigue el arte por medio de sus procedimientos, radicalmente contrarios a los de la ciencia, con la cual nunca puede confundirse sino en un término supremo, que no ha de buscarse ciertamente en los métodos experimentales, sino en la cima de la especulación ontológica, en aquella cumbre sagrada donde la verdad y la belleza son una misma cosa, aunque racionalmente todavía se distingan.
Extraña y misteriosa asociación de ideas y sentimientos se fué operando poco a poco en mi espíritu, la poesía del Breviario, la esencia indecible, penetrativa, mareante, que brota de sus melodías y se adhiere para siempre en el corazón donde se derrama, eran la misma poesía y esencia que se exhalaban del alma de Angustias, la niña que en su candor y pulcritud parecía una rosa dilecta del Hacedor Supremo.
Pilar Gonzalvo era tolerada en las casas distinguidas de Madrid, ser tolerado es un matiz del trato social, y otro matiz ser admitido, como su hermano lo era: más allá del tolerar y del admitir queda aún otro matiz supremo, el festejar, pocos gozan del privilegio de que los festejen, reservado a las eminencias, que no se prodigan y se dejan ver únicamente de año en año, a los banqueros y magnates opulentos, que dan bailes, fiestas y misas del gallo con cena después, a las hermosuras durante un breve y deslumbrador período de plena florescencia, a los políticos que están en puerta como los naipes.
Desde aquel supremo momento quedó mi señor Joaquín rotulado, definido y con marca, era progresista de los del señor don Fulano.
¡Un hombrón tan hermoso y con un porvenir tan brillante! Yo le hubiese hecho magistrado, presidente del Supremo, ministro, ¡qué sé yo! Y en veinticuatro horas se me muere, como si el cielo quisiera castigarme.
Era fea, con una fealdad dulce y triste que le parecía a Luna el supremo ideal de la belleza en un mundo de desgraciados y de víctimas.
Era una cadena infinita de evoluciones, de formas abortadas y de organismos triunfantes por la selección, hasta llegar al hombre, que, por un esfuerzo supremo de la materia que encierra su cráneo, sale de la bestialidad, se despoja de la envoltura animal de sus antecesores, a los que hace sus esclavos, y reina sobre el planeta.
Ya no parece aquello una tempestad, ni un huracán, sino un cataclismo que amenaza desquiciar la tierra, y en aquel momento, el supremo de la ópera, apareció por entre las cortinas de terciopelo carmesí que cerraba el fondo del palco de Currita una cabeza peluda y cetrina, que el tío Frasquito tomó por la del terrible Adamastor, genio de las tempestades, y Fernandito por el bilioso espectro de la indigestión, que evocaban ante él sus jugos gástricos alterados.
Mientras tanto, enviábale el cielo un auxilio inesperado en aquel mismo coche en que su desasosegada imaginación fantaseaba huir del Juez Supremo, en él volvía de Zaldívar, cuyas aguas medicinales tomaba todos los años, la marquesa de Villasis, con su nieta Monina, el aya de esta, una doncella, un mayordomo viejo que la acompañaba en todos sus viajes y un criado antiguo que venía en el pescante, era su idea alcanzar el sudexpreso que pasa por Zumárraga a las dos y media y estar en Madrid aquella noche misma.
Confesábase un gitano, ladrón empedernido y díjole el cura:¿Qué harías, infeliz, si el Juez Supremo te llamara ahora al juicio?¿Pues qué había de jacer? ¡No dir!.
En el tarjetero de la berlina traía Currita un papelito en que se veían apuntados gran número de nombres y de señas, hicieron dos visitas, a una magistrada del Tribunal Supremo y a una brigadiera de artillería, dignísimas señoras, a quienes, después de sacar los cuartos la olímpica condesa, puso en ridículo con desvergonzado gracejo, haciendo desternillar de risa a la inocente Margarita.
La rica talla, algún tanto churrigueresca del retablo, desaparecía bajo una espesa capa de polvo y de telarañas, y las varias imágenes que ocupaban las hornacinas parecían tener esa palidez lívida que indica en los hombres lo supremo del espanto.
Fue entonces elegido a este propósito el duque de Aosta, y encargáronse de ofrecerle la corona, como delegados de la secta, el general Prim y don Manuel Ruiz Zorrilla, nombrado más tarde Gran Oriente honorario del Supremo Consejo de España.
Anunciaba también el telégrafo que don Carlos había entrado en España por Zugarramurdi, y que aprovechando sus parciales aquella confusión, aprestábanse a hacer un supremo esfuerzo para apoderarse de la corte.
Y el gitano, apuradas sus razones, que no eran pocas, apeló al supremo argumento:.
Lo importante, lo libre, lo meritorio está en poner bien la mira, en buscar el supremo bien donde en realidad reside.
Supongamos, por un instante, que abstraída el alma de todo lo terreno, en suspensión de potencias y sentidos, en silencio maravilloso y quietud envidiable, goza del supremo bien, sin salir de esta vida mortal, y absorta y como hundida en la contemplación de su Creador, no cuida ya del prójimo ni de las otras criaturas.
En nuestra verdadera religión no sucede como en algunas falsas, donde el bien supremo implica el aniquilamiento de la conciencia.
Sentí anhelo infinito de que aquel amor que llenaba mi alma fuese el último de mi vida, deseo firmísimo de vivir sólo para Angelina, sólo para ella, deseo vehemente de ser bueno para merecer el amor de la modesta niña, para gozar, como de cosa propia, de la hermosura de aquel cielo tachonado de luceros, de las mil y mil bellezas que la noche tenía cubiertas con sus velos, y que dentro de breves horas, al clarear el alba, aparecerían en toda su magnificencia, que sólo a condición de ser bueno me sería dable gozar del supremo espectáculo de la naturaleza, de modo que se me revelaran todos sus encantos, y no fueran arcanos para mí la dulce melancolía de una tarde de otoño, ni la risueña alegría de una alborada de Mayo, ni la serenidad abrasadora de un día canicular, ni la terrífica majestad de la tormenta, cuando, desatada en las alturas, incendia con cárdenos fulgores las cumbres de la sierra.
Él, que sin remordimiento había firmado por tres mil pesetas, tuvo que reflexionar y hacer un esfuerzo supremo para gastarse cuatro.
en primer lugar el aspecto fantástico de aquella galería, en el instante supremo en que la señora de Prendergast cantaba el aria de.
Horacio dijo que nones y que haría valer sus derechos luteranos ante el mismo Tribunal Supremo, amoscose la otra, y doña Malvina sacó el libro de la Constitución, a lo que replicó Guillermina que ella no entendía de constituciones ni de libros de caballerías.
¿Hay nada más hermoso que la muerte? ¡Morir, acabar de penar, desprenderse de todas estas miserias, de tantos dolores y de toda la inmundicia terrenal! ¿Hay nada que pueda compararse a este bien supremo? ¿Concibe el alma nada más sublime?.
Acordéme con este prodigio, de la promesa de mi Seráfico Patriarca, y le rendí las gracias con el al Supremo Proveedor de todas las cosas.

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