Ejemplos con suponéis

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Mi respuesta, ya lo suponéis, fue que contara con el destinejo, y ella, cual si ya lo tuviera en la mano, reventaba de satisfacción.
-¿No suponéis como yo, señor de Villefort, que el general, a quien se tenía justamente por adicto al usurpador, pero que en el fondo era todo mío, haya muerto víctima de una venganza bonapartista?
-Por eso me queríais comprar mi caballo inglés -dijo Debray-, suponéis que sufrirá mejor el frío que vuestro árabe.
¡Oh!, no es generoso, o no posee esa mirada profunda que lee en los corazones y que vos le suponéis, porque si la tuviese, habría visto que yo soy muy desdichada, porque si hubiera sido generoso, al verme sola y triste en medio de esta casa, me habría protegido con esa influencia que ejerce, y puesto que él representa, según vos decís, el papel del sol, habría calentado mi corazón con uno de sus rayos.
-¡Oh! -dijo Morrel, con una mirada llena de amargura-, ¿suponéis acaso que puedo estarlo?.
Suponéis.
-Como bien suponéis, milord, son nombres falsos - dijo Athos.
Nobles de esta tierra, bravos guerreros, pueblo amado, el heredero de mi buen esposo no es el que suponéis.
¿Por qué te envaneces, niño o viejo, hombre o héroe? ¿Crees que es algo tu Universo? ¿Que levantaros sobre un átomo de la creación, es elevaros? ¿Pensáis que los instantes que llamáis siglos pueden servir de medida a mis arcanos? ¿Imagináis que habéis visto la Santa Verdad? ¿Suponéis locamente que vuestras acciones tienen algún precio a mis ojos? Todo es menos que un punto a la presencia del Infinito que es mi hermano.
-¿Pero no os parece que habría en eso más probabilidad que en las inteligencias de tierra que me suponéis?.
-Empezaré por deciros que mi arrepentimiento, o sea el descalabro que voy a contaros, no data, como suponéis, de la época de mi enlace con Eloísa.
— Dejad ya a vuestra condesa y no seáis niño, yo soy doña María, y cuando tengamos luz podréis convenceros de que no soy la que suponéis.
-Siendo tal como suponéis, no hay duda en que eso sería un maravilloso e incomprensible.
-¿Y por qué no? preguntó sonriéndose Leonor: ¿tan poco caballero le suponéis que me negase el único consuelo de mi vida?.

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