Ejemplos con sufriré

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Si el público no acepta mis juicios, yo sufriré las consecuencias de su desvío.
No podía tener a mi lado más que personas extrañas y luego en fin si el claustro es una tumba es lo que me conviene sufriré, concentraré mi dolor hasta que el dolor me mate le sufriré resignadamente, y Dios me perdonará.
¡No, sino lléguense a hacer burla del mostrenco, que así lo sufriré como ahora es de noche! Traigan aquí un peine, o lo que quisieren, y almohácenme estas barbas, y si sacaren dellas cosa que ofenda a la limpieza, que me trasquilen a cruces.
Mañana sufriré.
-Por Dios, yo no sufriré que contra derecho vosotros condenéis a muerte a este inocente mancebo, ni tampoco consentiré que este esclavo, burlando de nuestro juicio, escape y huya de la pena de su traición y maldad, porque yo os daré evidente y manifiesto argumento de este presente negocio, el cual es que, como este malvado pensase comprar ponzoña matadora y yo no creyese que a mi oficio conviene dar a ninguno causa de muerte, porque la medicina no fue hallada para muerte, sino para salud de los hombres, temiendo que si yo negase de darle ponzoña quizá por la mala respuesta le daría camino para su maldad, porque podría ir a otro y comprar de él esta mortífera poción, o, por ventura, con algún cuchillo u otro linaje de arma, acabaría la traición que había comenzado, acordé darle, no ponzoña, mas otra poción soñolienta de mandrágora, que es muy famosa para hacer dormir gravemente, y da un sueño semejante a la muerte, y no es maravilla que este ladrón, como muy desesperado, siendo cierto que le han de dar pena de muerte, sufriese fácilmente estos tormentos que le han dado como manda el derecho, teniéndolos por muy livianos.
-¿Qué es esto, mi bien y mi señora? Aparejado estoy, que por ser recreado solamente con un beso, sufriré que me ases en ese fuego.
No es decir por esto que dé pábulo a un amor que se presenta bajo tan funestos auspicios: sufriré, lloraré en silencio, pero la familia de Castromerín no tendrá que reprenderme una inclinación desgraciada.
Difícil será que se presente alguno que haga perder la silla al soberbio don Pelayo: si tal es mi destino, lloraré, noble amiga mía, sufriré en silencio, pero mi padre será obedecido.
-Caballero, -dijo-, estáis asaz importuno, y en ninguna manera sufriré ese interrogatorio.
Pero tú me vas dominando de tal modo, que harás de mí lo que quieras, y sufriré las modificaciones más absurdas.
¡Y si pasado ese plazo no encuentra el cuento consabido, o, si, aunque le encuentre, no es el más hermoso, el más maravilloso y el más extraordinario que haya llegado a oídos de los hombres, sufriré, sin amargura en mi alma, el suplicio del palo!.
Sufriré el castigo que Vuestra Eminencia quiera infligirme.
-Ese festín no es suculento, pero no importa, por estar con vos, lo sufriré.
Con todo, no mudo de resolución, lo repito, ni me contaminaré con sangre extranjera, pero tampoco sufriré que os llevéis impunemente esa mujer con los tesoros robados, sino que de una y otros quiero ser depositario en favor de vuestro huésped griego, hasta que él, informado, quiera recobrarlos.
-Gracias, la idea de que mañana no sufriré más resulta consoladora para mi angustiado corazón.
Sufriré y esperaré la muerte.
-Le digo a usted, doña María -gritaba alzando el dedo en son de amenaza, le digo a usted que no sufriré ya más esas dilaciones de cuatro y seis días que ya usted entablando en el pago del alquiler.
! ¿Sufriré de este modo mucho tiempo?.
El señor Danglars era el único que estaba un poco cabizbajo, es verdad, pero yo sé el caso que vos hacéis de su malhumor, ¿os han hecho algo? Contádmelo, bien sabéis que no sufriré nunca que os causen algún pesar.
Sufriré sin quejarme el castigo pecuniario que me impone, pero permaneceré firme en mi voluntad, y el mundo apreciará de parte de quién estaba la razón.
Y exclamó: ¡No viviré ni un momento más en un palacio en el cual debería ser yo el único que mandase! ¡Y tampoco sufriré por más tiempo que las piedras de esta casa presencien mis humillaciones! Enseguida se despojó de su traje, se cubrió la cabeza con un gorro de saalik, se echó sobre los hombros un viejo manto de nómada, y sin tomarse tiempo para despedirse de su madre ni de su tía, se dirigió apresuradamente hacia las puertas de la ciudad.

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