Ejemplos con sueñas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¿Te sientes diferente de cuantos te rodean? ¿Tus orejas son más puntiagudas que las de la mayoría? ¿Tu lengua es tan larga que puedes tocarte la nariz con ella? ¿Sueñas con volar? ¿Has pensado alguna vez en que no perteneces a los Fangosos? La razón es que llevas sangre mágica en las venas.
El orgullo de tu éxito reciente te trastorna la cabeza, sueñas con obtener una victoria, que te pondría en condiciones excelentes para dictar luego los artículos del convenio de paz.
A qué pensar en la infeliz muchacha a quien tanto amas, porque me amas, ¡sí, me amas con toda tu alma! ¿A qué pensar en esta huérfana que no puede satisfacer tus ambiciones, ni corresponder a ese porvenir con que sueñas a todas horas? Rorró: no olvides lo que te digo hoy, en vísperas de separarme de tí: me olvidarás, y acaso muy pronto,¡yo no te olvidaré!Ya sé lo que vas a contestarme, ya lo sé, pero no lo digas, óyelo de mis labios: Pues si estás segura de que te olvidaré, ¿por qué no rompes ahora mismo los lazos que nos unen?.
Estás en uno de los momentos más solemnes de tu vida: ¡mira lo que haces! No eres codicioso ni avaro, no ambicionas riquezas, sueñas con una felicidad modesta y tranquila.
Miras el porvenir triste y sombrío, y te dices: ¡No hay esperanza! ¿Y quién te asegura que esa obscuridad no se tornará mañana en espléndido día? Aunque crees que en la vida no hay más que tinieblas, la idea de plácido crepúsculo te hace sonreir, y cuando sueñas con días mejores, ya no piensas en tu Linilla, en la huérfana desventurada.
Sueñas ¡al fin poeta! con dichas que yo no puedo darte.
Veo que sueñas con subir demasiado, y esto es peligroso, porque ya sabes lo de Ícaro.
Te engañas, sueñas, María de Regla.
Abrazándome tiernamente me dijo: «¿Qué te pasa, muñeco mío? ¿Sueñas, deliras? ¿Por qué llamas Efémera a tu Casianilla?».
si entrevieras en sueños a aquél con quien tú sueñas.
-¡Mariposa! ¡Lo sé! Tú sueñas con Carlos y él te desprecia.
::¡Durmiente! ¡Magnífica es la hora en que las palmas abiertas beben la claridad! ¡Mediodía sin aliento! ¡Un zángano de oro aspira una rosa desfallecida! ¡Sueñas! ¡Sonríes! ¡No te muevas!.
sueñas con ser robusta y fuerte, lo deseas, pero la debilidad de tu complexión te vende.
-Sí, tú -replicó la otra-, no lo disimules, tú sueñas con el casamiento, no haces más que hablar de ello todo el día, y por eso escoges los azahares de preferencia.
Mas ¿por qué soy causa yo que por esta mi tardanza tú ganes alguna dilación de tu tormento y por ventura tú ahora sueñas o piensas en mis pestíferos abracijos? Así que, dejadas las tinieblas del sueño, vela y despierta a otra ceguedad de pena, alza y levanta la cara vacía de lumbre, reconoce la venganza, entiende tu desdicha, cuenta tus mancillas.
-Desgraciada, sueñas con una reparación imposible.
¡En tales condiciones todos los medios son buenos! ¡Sueñas con tesoros, sientes la vulgar ambición del metal precioso! ¡Ah! ¡El tesoro de los indios es la tierra, son ellos mismos!.
Doy por hecho que una dama como la que sueñas te elevara a su altura de la noche a la mañana, porque hay gustos para todo: ¿qué ibas ganando en ello, valiendo, donde te ponían, mucho menos que tu mujer? Y yo creo, Nisco, que el matrimonio en que el marido no sabe guardar su puesto, es mal matrimonio, y el puesto se guarda valiendo el marido más que la mujer, es decir, siendo rey y señor de su casa, no sólo por más fuerte, sino por más entendido en cuanto les rodee en la esfera que ocupen ambos.
Y se puso las manos delante de los ojos a modo de pantalla, para distinguir mejor y probarse mejor sus impresiones, diciéndose: ¡Ualah! ¡Qué extraño! ¡Qué asombroso! ¿Dónde estás, Abul-Hassán, ¡oh hijo de tu madre!? ¿Sueñas o no sueñas? ¿Desde cuándo eres califa? ¿Desde cuándo este palacio, este lecho, estos dignatarios, estos eunucos, estas mujeres encantadoras, estas tañedoras de instrumentos, estas cantarinas hechiceras y todo esto es tuyo?.
Y contestó Fuerza-de-los-Corazones: ¡Oh Emir de los Creyentes, ni estamos en el día de la Resurrección, ni sueñas! ¡Porque soy Fuerza-de-los-Corazones, y estoy viva! ¡Y mi muerte sólo ha sido un simulacro! Y en pocas palabras le contó desde el principio hasta el fin cuanto le había ocurrido.
Al oír estas palabras, la pobre mujer creyó que su hijo se burlaba de ella o que había perdido la razón, y exclamó: ¡Yuh! ¡Yuh! ¿Qué te ha sucedido, ¡oh hijo mío! ¡oh Juder!? ¿Sueñas, o acaso te has vuelto loco? El dijo: ¿Y por qué,? Ella contestó: ¡Pues porque acabas de citarme cosas tan asombrosas y tan caras y tan difíciles de preparar, que costaría un trabajo ímprobo poseerlas! El dijo: ¡Por mi vida, que necesito absolutamente que comas al instante cuanto acabo de enumerar!.
El orgullo de tu éxito reciente te trastorna la cabeza, sueñas con obtener una victoria, que te pondría en condiciones excelentes para dictar luego los artículos del convenio de paz.
¡Qué pronto aseguré que tú no sueñas! ¡Tú sí que me estás soñando, Orfeo! ¿Por qué somos hombres los hombres sino porque hay perros y gatos y caballos y bueyes y ovejas y animales de toda clase, sobre todo domésticos?, ¿es que a falta de animales domésticos en que descargar el peso de la animalidad de la vida habría el hombre llegado a su humanidad? ¿Es que a no haber domesticado el hombre al caballo no andaría la mitad de nuestro linaje llevando a cuestas a la otra mitad? Sí, a vosotros se os debe la civilización.
—Tú debes ser el que sueñas —le respondió Andrenio—.

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