Ejemplos con subyugaron

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Estas hermosas palabras me subyugaron, me embelesaron.
Y tanto le subyugaron sus encantos y elocuencia, que le dijo: ¡Oh hijo mío, verdaderamente fué Alah quien te envió a mi reino para que seas el consuelo de mi ancianidad y ocupes el lugar de un hijo a quien pueda dejar mi trono! ¿Quieres, hijo mío, darme esa satisfacción, aceptando un casamiento con mi única hija Hayat-Alnefus? No hay en el mundo nadie tan digno como tú de sus destinos y belleza.
Esta fue la tercera vez que los jonios se vieron hechos esclavos, pues una les subyugaron los lidios, y dos consecutivamente los persas.
De suerte que en su cotejo en nada debe tenerse la armada de Darío contra los escitas, en nada aquella de los escitas, cuando persiguiendo a los cimerios y dejándose caer sobre la región de la Media, subyugaron a casi toda el Asia superior dueños de su imperio, cuyas injurias fueron las que después pretendió vengar Darío, en nada la que tanto se celebra de los Atridas contra Ilión, en nada, finalmente, la de los misios y Teucros, anterior a la guerra troyana, quienes después de pasar por el Bósforo a la Europa, conquistados los tracios, todos bajaron victoriosos hasta el seno Jonio, y llevaron las armas hasta el río Peneo, que corre hacia el Mediodía.
Descendió por sucesiones, reinando su linaje hasta Perseo, que fue el último, bajo el cual los romanos subyugaron la Macedonia.
Si Milton logró preservar, dentro de sí, del humo de tristeza y de tedio con que el puritanismo enturbiaba su ambiente y su propia alma, la flor de la alta poesía, ¡en cuánta parte no lo debió a la unción luminosa que el sol de Italia dejó en las reconditeces de su espíritu, desde el viaje aquel en que trabó conocimiento con la alegría de la Naturaleza y con el orden soberano de la imaginación! La austeridad teológica, la moral desapacible y árida, la limitación fanática del juicio, subyugaron, en él, la parte de personalidad que manifestó en la acción y la polémica, pero su fantasía y su sensibilidad guardaron, para regocijo de los hombres, el premio que recibió su alma de aquella visitación de peregrino.

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