Ejemplos con sostenían

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Doce columnas algo panzudas, de mármol avellanado de la isla, sostenían los arcos de piedra cortada en piezas, sin revestimiento alguno, encima de los cuales extendíase el techo de vigas negras.
Los pantalones se sostenían invariablemente con un solo botón, y cuando el viento levantaba la camisa, salía a la luz un nuevo triángulo peludo y blanco, con el vértice hacia arriba, que era continuación del triángulo enmarañado del pecho, con el vértice hacia abajo.
Yo nada pude hacer para contrarrestar aquella hostilidad, las autoridades no me sostenían, y me resigné a los peligros que me traía mi independencia de carácter.
El techo era de paja, pero las delgadas vigas que lo sostenían, colocadas simétricamente, y el tejido de blancos juncos que adhería a ellas la paja, estaba hecho con tal maestría por los montañeses, que presentaba un aspecto verdaderamente artístico.
A lo más que se atrevían era a comentar las desavenencias entre los señores canónigos, a llevar la lista de los que se saludaban en el coro o se miraban entre versículo y antífona como perros rabiosos próximos a morderse, o a hablar con asombro de cierta polémica que el Doctoral y el Obrero sostenían en los papeles católicos de Madrid, durante tres años, sobre si el Diluvio fue universal o parcial, contestándose los artículos con cuatro meses de plazo.
Las señoras refugiábanse en los portales, empinándose sobre las puntas de los pies para ver mejor, los maridos cogían a sus pequeñuelos por los sobacos y los sostenían a pulso para que contemplasen las últimas contorsiones de los monigotes.
Sólo los grupos de los aficionados sostenían el entusiasmo palmoteando, aclamando a sus respectivos ídolos y entablando disputas ruidosas.
Había oído muchas veces a los economistas que iban de tertulia a casa de Cantero, la célebre frase El gordo Arnaiz y su amigo Pastor, el economista, sostenían que todos los grandes problemas se resuelven por sí mismos, y D.
Los dos hermanos sostenían conversación muy animada.
Rebotó como un pelota por entre las nudosas cepas, brincó por cima de los muros de piedra que las sostenían, salvó como una flecha sembrados de maíz, metióse de patas en los regatos, mojándose hasta la cintura, por no detenerse a seguir las pasaderas de piedra, salvó vallados tres veces más altos que su cuerpo, cruzó setos, saltó hondonadas y zanjas, no comprendió por dónde ni cómo, pero el caso es que, arañado, ensangrentado, sudoroso, jadeante, se encontró en los Pazos, y maquinalmente volvió al punto de partida, la capilla, donde entró, enteramente olvidado de los cuatro cuartos, primer móvil de sus aventuras todas.
Pues pensar de no hacer lo que tenía gana, tampoco era posible, y así, lo que hizo, por bien de paz, fue soltar la mano derecha, que tenía asida al arzón trasero, con la cual, bonitamente y sin rumor alguno, se soltó la lazada corrediza con que los calzones se sostenían, sin ayuda de otra alguna, y, en quitándosela, dieron luego abajo y se le quedaron como grillos.

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