Ejemplos con sorprendido

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Por fin, en un momento sorprendido, el palo entra de lado en la boca de Platero.
es un enigma sorprendido valerosamente, y sin intención ulterior, en las profundidades de la naturaleza humana.
Cuando estallaron bombas en las calles, el Luna fue el primer sorprendido por la catástrofe y el primero también en entrar en la cárcel, a causa de la popularidad de su nombre ¡Oh los dos años pasados en el castillo de Montjuich! En la memoria de Gabriel habían abierto un surco hondo, una herida profunda que no se cerraba, que se estremecía con el más leve recuerdo, turbando su calma, haciéndole temblar con el escalofrío del terror.
Era la inquietud del peligro que había quedado fija en él para siempre, el hábito de la intranquilidad contraído en los obscuros calabozos, cuando esperaba a todas horas ver abrirse la puerta para ser apaleado como un perro o conducido al cuadro de ejecución ante la doble fila de fusiles, y a más de esto, la costumbre de vivir vigilado en todos los países, presintiendo el espionaje de la policía en torno de él, sorprendido en medio de la noche en cuartos de posada por la orden de salir inmediatamente, la zozobra del antiguo Asheverus, que apenas gustaba un instante del descanso, oía el eterno Anda, anda.
¡Diógenes! ¿Tú aquí?exclamó Jacobo, volviéndose muy sorprendido y alborozado y estrechándole ambas manos con gran cariño.
Y habiéndose armado de resolución y hecho la pregunta, el novio contestó muy sorprendido y un sí es no es contrariado:¡Válgame Dios, señora! ¿Es esto puñalada de pícaro?.
Sin pararse en pelillos descubría el secreto sorprendido, haciendo de él fisga y chacota.
Papitos le abrió la puerta, dirigiose a su cuarto sorprendido de ver luz en él, y al encarar con su tía, que estaba revolviendo el tercer cajón de la cómoda, comprendió que su secreto había sido descubierto, y le corrieron escalofríos de muerte por todo el cuerpo.
Verdad es que la hija no se marchaba tampoco, pero se marcharía, ¡no faltaba más! ¿Quién duda que se marcharía? Tranquilizaba a Julián una señal en su concepto infalible: el haber sorprendido cierto anochecer, cerca del pajar, a Sabel y al gallardo gaitero entretenidos en coloquios más dulces que edificantes.
El perro, sorprendido por el tono suave de la orden, vaciló, por fin se lanzó entre las urces, y al punto mismo se oyó un revoloteo, y el bando salió en todas direcciones.

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