Ejemplos con soporto

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Este le preguntó qué mal había hecho Arístides para merecer su voto, a lo que el campesino dijo: no lo soporto, todo el mundo dice que es el más justo.
Unos dicen que ella vivió en el río Verdiguel, pero no soporto más el ver al sacerdote, y se fue de Toluca.
Esperó Teresa a que las llamas se aplacasen, y sobre el rescoldo dejó caer su palabra dulce, que en los momentos críticos sabía engalanarse con las mejores luces de la razón: Tanto como tú siento yo la ausencia, pero la soporto por algún tiempo, un mes o dos, porque sé que mi salvaje necesita de vez en cuando escapaditas al campo, al mar, a los aires del mundo.
¡Pero como mi tienda es pobre y yo también soy pobre, nadie viene a afeitarse en mi casa! ¡Apenas si por la mañana, en el hammam, algún mandadero o algún fogonero se dirige a mí para que le afeite los sobacos o le aplique en el vientre pasta depilatoria! ¡Y con las pocas monedas que esos pobres dan a un pobre como yo, puedo alimentarte, alimentarme y subvenir a las necesidades de la familia que soporto a mi cuello!.
¡Demos, pues, gracias a Alah por no haber permitido que caigan sobre nuestras cabezas desgracias peores! Y contestó Abul-Hassán: Tienes razón, ¡oh madre! ¡Obra fué de la posesión del Cheitán! Por lo que a mí respecta, bien hube de advertir al mercader de Mossul que cerrara tras de sí la puerta para evitar que entrase el Cheitán en nuestra casa, pero no lo hizo, ¡y con ello nos causó tantos contratiempos! Luego añadió: ¡Ahora que noto bien que no tengo el cerebro volcado y que se acabaron las extravagancias, te ruego ¡oh tierna madre! que hables con el portero del hospital de locos para que me libren de esta jaula y de los suplicios que soporto aquí a diario!.
Esperó Teresa a que las llamas se aplacasen, y sobre el rescoldo dejó caer su palabra dulce, que en los momentos críticos sabía engalanarse con las mejores luces de la razón: «Tanto como tú siento yo la ausencia, pero la soporto por algún tiempo, un mes o dos, porque sé que mi salvaje necesita de vez en cuando escapaditas al campo, al mar, a los aires del mundo.
-¡Mis inspiradores! ¿En qué? ¿Necesito, yo de alguien para ver? Ellos dicen lo que todo el mundo: que no se explican cómo soporto que ese hombre tenga una concubina públicamente.
Me voy porque ya no te soporto y porque estoy fastidiado de tu molicie sebosa, de tu pinche rostro hipócrita.
¡Ya no soporto tus babosadas! Puras pendejadas hablas.
Soporto á Heine y.

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