Ejemplos con sonajas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Tiene un marco formado por uno o dos aros de madera superpuestos, puede estar provisto de sonajas.
Consiste en un bloque de madera con sonajas.
Cada cosa usada en la danza desde los trajes, los moños, arcos, sonajas, y demás cosas son bendecidas por el cura, quien acepta que se lleven a cabo estas danzas simbólicas, los pasos de baile de los Matachines simbolizan las oraciones del creyente.
En su interior hay unas sonajas metálicas que cuando el instrumento es agitado en el aire o golpeado con la mano entrechocan entre sí o con la pared de la cabasa y producen sonido.
Aunque no lleven en el bastidor ni sonajas ni cascabeles, en el interior los panderos puede llevar semillas, chapas, cascabeles, piedrecitas o cualquier otro pequeño objeto.
Este instrumento es de origen árabe, parecido a la pandereta, sin embargo no posee sonajas ni cascabeles y, usualmente, es de mayor tamaño.
Acompaña a los danznates una botarga, figura revestida de traje multicolor, con careta o sin ella, y sonajas colgando que hace de acompañamiento y asusta a los niños.
Trovadores y juglares tañían laudes, arpas, salterios, gaitas y, desde luego, variedad de panderos, sonajas, tamboriles, etc.
Bastones con sonajas: Estos instrumentos servían para seguir el ritmo tanto de la música como de la danza.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: ¿juras obedecer y respetar a tus maestras y superiores, barrer desvanes, hilar estopa, tocar sonajas, aullar, chillar, volar, quisar, untar, cocer, soplar, freir, cada y cuando se te mande?.
También están los idiófonos que son fabricados con materiales sonoros, entre los mismos están los ostiones grandes y las sonajas de conchas.
Los músicos mas virtuosos juegan con los dedos tocando las sonajas y el marco del instrumento a fin de enriquecer aún más el ritmo como lo haría el Darbuka.
Estas riñas terminaban, por lo común, con que dijese Pepe Güeto:Si yo tuviera la desgracia de ser marido de usted, ya la metería en costura, y con que doña Manolita respondiese:Pues si yo incurriese en el desatino de ser mujer de hombre tan fastidioso, o le había de poner más alegre que unas sonajas, o me había de borrar el nombre que tengo.
Está lejos, pero allá iremos,repetíaque allí hay pisos, y sonajas, y panderos, y música de cuerda que toca sones y piezas alegres, y la misa no es larga.
¿Misas de aguinaldo? Las hay en todos los templos, y con pitos, sonajas y música de cuerda mas no para los colegiales sujetos a rigoroso reglamente, condenados a perenne clausura, como si fueran monjitas capuchinas.
Tomó las sonajas Preciosa, y dieron sus vueltas, hicieron y deshicieron todos sus lazos con tanto donaire y desenvoltura, que tras los piés se llevaban los ojos de cuantos las miraban, especialmente los de Andres, que así se iban entre los piés de Preciosa, como si allí tuvieran el centro de su gloria, pero turbósela la suerte de manera que se la volvió en infierno, y fué el caso que en la fuga del baile se le cayó a Preciosa el papel que le habia dado el paje, y apénas hubo caido cuando le alzó el que no tenia buen concepto de las jitanas, y abriéndole al punto dijo:.
Hecho pues su agosto y su vendimia, repicó Preciosa sus sonajas, y al tono correntío y loquesco cantó el siguiente romance:.
De allí a quince dias volvió a Madrid, como tenia de costumbre, con otras tres muchachas con sonajas y con un baile nuevo, todas apercebidas de romances y de cantarcillos alegres, pero todos honestos, que no consentia Preciosa que las que fuesen en su compañía cantasen cantares descompuestos, ni ella los cantó jamas, y muchos miraron en ello, y la tuvieron en mucho.
Ana, despues de haber bailado todas, tomó Preciosa unas sonajas, al son de las cuales, dando en redondo largas y lijerísimas vueltas, cantó el romance siguiente:.
¡Válame Dios dijo don Quijote, y qué vida nos hemos de dar, Sancho amigo! ¡Qué de churumbelas han de llegar a nuestros oídos, qué de gaitas zamoranas, qué tamborines, y qué de sonajas, y qué de rabeles! Pues, ¡qué si destas diferencias de músicas resuena la de los albogues! Allí se verá casi todos los instrumentos pastorales.
Oyeron, asimismo, confusos y suaves sonidos de diversos instrumentos, como de flautas, tamborinos, salterios, albogues, panderos y sonajas, y cuando llegaron cerca vieron que los árboles de una enramada, que a mano habían puesto a la entrada del pueblo, estaban todos llenos de luminarias, a quien no ofendía el viento, que entonces no soplaba sino tan manso que no tenía fuerza para mover las hojas de los árboles.
¿Por qué no alegrarse? ¿por qué no reír y disparatar? Todo era contento: allá en la huerta rumores de agua y de árboles que mecía el viento, cánticos locos de pájaros dicharacheros, de las ventanas del patio venían perfumes traídos por el airecillo que hacía sonajas de las hojas de las plantas.
Al punto se aprovechó de aquel momento Azogue para echar mano a la bolsa, pero de pronto retembló toda la tienda con el estrépito ensordecedor de las campanillas, cascabeles, sonajas y cascajo, y Zoraik saltando de un extremo a otro de su tienda, agarró una pella de plomo y la tiró con toda su fuerza a la cabeza del falso palafrenero, gritando: ¡Ah viejo marica! ¿acaso crees que no había adivinado tus intenciones sólo con ver tu modo de llevar la fuente y las monedas? Pero Azogue, a quien ya había puesto en guardia la primera experiencia, esquivó el golpe, bajando la cabeza con rapidez, y abandonó la tienda, ¡en tanto que la pella de plomo iba a estrellarse contra una bandeja que contenía porcelanas llenas de leche cuajada y que llevaba a la cabeza el esclavo del kadí! Y la leche cuajada saltó a la cara y a la barba del kadí y le inundó su traje y su turbante.
Sus dedos corren ágiles por la piel estirada, vibran a compás las sonajas, y la voz fresca de la moza envía al espacio el canto montañés:.
-Admirablemente -afirmó el tripudo con nuevo repique de sus sonajas de plata-.
Duraba aquel viento sur blando, templado, perezoso, a veces ráfagas vivas movían como sonajas de panderetas las hojas, que empezaban a secarse y sonaban con timbre metálico.
¡Sevilla, la amante del Sol, la ciudad cuyo nombre suena como repiqueteo argentino de sonajas de pandereta! La estancia en Sevilla la embriagó al modo que embriaga el añejo moscatel: borrachera sin bascas ni modorra, estado que consiste en no sentir el peso de la razón, en romper las grises telarañas de la cordura y elevarse al espacio para bañarse en la luz de la fantasía y del ensueño.
Al fin sonó más alta la música discordante de las sonajas y panderos.
En aquel solemne día, relajaba el convento su disciplina severa, y se les consentía a las sores expresar su júbilo, tocando sonajas y castañuelas, zambombas y rabeles, armando un estrépito que en otro sitio se llamaría infernal, y bailando hasta hacerse rajas delante del Belén, como habían bailado, de cierto, los pastorcillos inocentes, y como hasta saltarían de gozo los collados, porque era nacido el Redentor del mundo.
-¿Quién está allá a las sepulturas?- con una cara hecha de un orejón, los ojos en dos cuévanos de vendimiar, la frente con tantas rayas y de tal color y hechura, que parecía planta de pie, la nariz en conversación con la barbilla, que casi juntándose hacían garra, y una cara de la impresión del grifo, la boca a la sombra de la nariz, de hechura de lamprea, sin diente ni muela, con sus pliegues de bolsa a lo jimio, y apuntándole ya el bozo de las calaveras en un mostacho erizado, la cabeza con temblor de sonajas y la habla danzante, unas tocas muy largas sobre el monjil negro, esmaltada de mortaja la tumba, con un rosario muy grande colgando, y ella corva, que parecía con las muertecillas que colgaban dél que venía pescando calaverillas chicas.

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