Ejemplos con solícitos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La visita de tantos y la modificación que esto había traído a sus costumbres les hacía ser menos solícitos con don Jaime.
Con solícitos cuidados, mezclando en su lenguaje la expresión seria con la festiva, mi buen espolique se esforzaba en serenarme.
Si la recompensa del amor es el odio, si la vida infeliz y débil de aquella criatura de amor a la cual se debían prodigar los más solícitos y tiernos cuidados había sido destruida precisamente por quien conocía la benignidad de su corazón, nada había en el mundo, nada más que el mal.
Yo sé dónde está la verdadera miseria, digna de solícitos socorros, cuáles son los mejores platos y los mejores vinos, los mejores cigarros y el mejor café, qué sastre es el más habil, qué virtudes merecen recompensa, qué mujeres resultan más encantadoras, qué poetas y qué sabios necesitan protección, qué muebles son los más cómodos, qué trenes los más bonitos, qué libros los que no tengo, y qué clase de vida la más provechosa para el cuerpo y para el alma.
El cadí estaba en la mezquita recompensando con los suyos los deseos de su mujer, teniéndolos solícitos y colgados de la respuesta que esperaba oír de su esclavo, a quien había dejado encargado hablase a Leonisa, pues para poderlo hacer le daría comodidad Mahamut, aunque Halima estuviese en casa.
Estaba Halima cerrada en su aposento, rogando a Mahoma trujese Leonisa buen despacho de lo que le habia encomendado: el cadí estaba en la mezquita recompensando con los suyos los deseos de su mujer, teniéndolos solícitos y colgados de la respuesta que esperaba oir de su esclavo, a quien habia dejado encargado hablase a Leonisa, pues para poderlo hacer le daria comodidad Mahamut, aunque Halima estuviese en casa.
Porque yo tengo para mí, ¡oh amigo!, que no es una mujer más buena de cuanto es o no es solicitada, y que aquella sola es fuerte que no se dobla a las promesas, a las dádivas, a las lágrimas y a las continuas importunidades de los solícitos amantes.
Todo lo miraba Sancho Panza, y todo lo contemplaba, y de todo se aficionaba: primero le cautivaron y rindieron el deseo las ollas, de quién él tomara de bonísima gana un mediano puchero, luego le aficionaron la voluntad los zaques, y, últimamente, las frutas de sartén, si es que se podían llamar sartenes las tan orondas calderas, y así, sin poderlo sufrir ni ser en su mano hacer otra cosa, se llegó a uno de los solícitos cocineros, y, con corteses y hambrientas razones, le rogó le dejase mojar un mendrugo de pan en una de aquellas ollas.
Y, finalmente, quiero decir, y os digo, que si no queréis venir a merced conmigo y correr la suerte que yo corriere, que Dios quede con vos y os haga un santo, que a mí no me faltarán escuderos más obedientes, más solícitos, y no tan empachados ni tan habladores como vos.
Llevaba ya casi dos años en España cuando el galeón de Indias le trajo, entre otras cartas de Lima, la siguiente en que, sobre poco más o menos, le decía un amigo, de esos que son siempre solícitos para dar malas nuevas:.
Entre sus aduladores más declarados y solícitos, contábase aquel conde de Nordis, agente y mano derecha del duque Aurelio -el mismo que en París había preparado secretamente la campaña de La Actualidad y enseñado a Viodal una estocada pérfida, que sólo por casualidad no envió a Felipe a contarlo al otro mundo-.
Vio cavidades obscuras, feas, despojadas de todo arte, como si las limpiara de belleza la escoba de la vulgaridad, vio feligresía de mujeres, más viejas que jóvenes, con predominio de la fealdad, vio curas y capellanes solícitos como abejas en su industria sacerdotal, y atentos a la obligación de criar las almas para el Cielo.
Los Portugueses andaban solícitos en persuadir á los.
Rodeada de cuidados solícitos, la princesita podía vivir tranquila, si no contenta, en el soberbio palacio donde habitaba.
De aquí tomaba siempre motivo para manejar a su arbitrio el pueblo, recordando el suceso, y haciendo contraposición con la conducta de los antiguos Romanos: porque éstos hicieron guerra a los Faliscos por haber insultado a un tribuno de la plebe llamado Genucio, y condenaron a muerte a Gayo Veturio porque él solo no se levantó cuando un tribuno pasaba por la plaza, y “ante vuestros ojos- exclamó- acabaron éstos a palos a Tiberio, y por medio de la ciudad fue llevado muerto desde el Capitolio para arrojarlo al río, y de sus amigos, los que pudieron ser habidos fueron también muertos sin juicio antecedente, siendo así que tenéis ley por la que, si no comparece el que es reo de causa capital, va por la mañana, al amanecer, a las puertas de su casa un trompetero, y le llama a son de trompeta, y sin preceder esta diligencia no pronuncian sentencia los jueces: ¡tan precavidos y solícitos eran acerca de los juicios!”.
El mismo Craso, que todavía era muy joven, evitó el primer peligro, pero habiendo entendido que por todas partes lo perseguían y andaban solícitos para cazarle los tiranos, acompañado de dos amigos y de diez criados huyó con extraordinaria celeridad a España, donde en otro tiempo había estado, con su padre, en ocasión de ser éste pretor, y había granjeado amigos, pero, habiendo observado que todos estaban llenos de recelos, temblando de la crueldad de Mario, como si lo tuvieran ya encima, no se atrevió a presentarge a ninguno, y dirigiéndose a unos campos que en la inmediación del mar tenía Vibio Paciano, donde había una gran cueva, allí se ocultó.
Estaban, pues, muy solícitos en la mudanza de puestos, pero habiéndolo entendido los Tebanos por relación de algunos tránsfugas, lo participaron a Mardonio, y éste, al punto, bien fuese por temor a los Atenienses, o bien porque desease contender con los Lacedemonios, trasladó los Persas a su ala derecha, dando orden de que los Griegos que estaban con él quedaran formados contra los Atenienses.
Como después de haber puesto en retirada a los bárbaros y haberse embarcado éstos observasen los Atenienses que no hacían rumbo hacia las islas, sino que el viento y el mar los impelían hacia afuera, con dirección al Ática, temiendo no se hallase la ciudad falta de defensores, se encaminaron solícitos hacia ella con las nueve tribus, y concluyeron su marcha en el mismo día.
En el plazo de las tres ferias, porque hacen los Romanos sus ferias de nueve en nueve días, dándoles el nombre de núndinas, les dio esperanza de buen éxito el tener que levantar ejército contra los de Ancio, pensando que iría largo y ocuparía tiempo, con el que la plebe se haría más dócil, debilitándose el enojo concebido o borrándose del todo con la vuelta, eran frecuentes las juntas de los patricios, temerosos y solícitos por no abandonar a Marcio, ni dar otra vez a los tribunos motivo para conmover la plebe.
con sus vueltas, y cuando los mortales andan más diligentes y más solícitos, saltando y.
Lo cierto es que los griegos de Micale, antes de que volando les viniese la fama como para ganar las albricias, estaban muy temerosos y solícitos, no tanto por su propia causa como por la común de los demás griegos, siempre con el temor de que cayese al cabo la Grecia toda en las manos de Mardonio, pero llegada la fausta nueva, iban al combate con nuevos ánimos y mayor brío.
Los delfios entretanto, solícitos por su salvación y por la de la Grecia, consultaron acerca de ella a aquel su dios.
Alabo e loo tu buen sofrimiento, tu cuerda osadía, tu liberal trabajo, tus solícitos e fieles passos, tu agradable habla, tu buen saber, tu demasiada solicitud, tu prouechosa importunidad.
Y el jeique fingía seguir con gran interés la conversación del visir, pero en realidad toda su atención y todas sus miradas no eran más que para los dos jóvenes, que iban y venían muy solícitos por servirle.
Sus vecinos conocían sus caprichos de la mesa y la servían solícitos, con alardes de larga experiencia en aquellas combinaciones de aderezos avinagrados en que ayudaban al ama de la casa.
Quería encontrarse junto a su hija, que no estuviese sola, avanzada como se hallaba en su embarazo, acompañarla, atenderla, prodigarle en el angustioso instante del parto, sus cuidados solícitos de madre.
La más alta, la más honrosa de las clasificaciones, una especial mención de los miembros de la mesa, felicitando a Genaro por su soberbio examen, el aplauso general, los parabienes de sus compañeros, aun de aquellos cuyo altanero desdén más dolorosamente había sentido siempre pesar sobre él y que, con la sonrisa en los labios, acercábansele ahora, estrechábanle solícitos la mano.
Nunca habían necesitado demás solícitos cuidados, y sin embargo, jamás se vieron más abandonados de sus padres.
Los franciscanos eran siempre los más solícitos en dirigirles la palabra, y en ofrecerles un trago de un botellón de cominillo, que no sé cómo no había volado ya.
Síguense los chismosos, muy solícitos de orejas, muy atentos de ojos, muy encarnizados de malicia, y andaban hechos uñas de las vidas ajenas, espulgándolos a todos.

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