Ejemplos con sofoco

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Gracias a usted, repito, y a esta hermosa dama cuyas manos diligentes me ayudaron a subir, y Dios se lo pague, pude meterme en este coche zaguero, y salva estoy aquí, aunque todavía no reparada del grave susto ¡ay de mí!, ni del sofoco de estos cansados pulmones.
Insistió el Rey con malos modos, y de ahí vino el sofoco del Cura y la furia que desahogó en casa con nosotras.
Y he aquí que, pasado aquel sofoco, nos cogió el amo a y a mí en la soledad interior de la tienda, para darnos esta orden apremiante: Se confirma que los moros van ganando las posiciones de los cristianos, pues a cada instante se apartan más de aquí y se corren hacia.
Era en verano, y el cuarto había permanecido todo el día cerrado, así que entre su propio sofoco y el calor de la habitación, Cristeta no respiraba a gusto.
El sofoco había llegado a su límite, zumbáronle los oídos, tambaleose y dio con su cuerpo sobre aquellos mismos almohadones que Quintín dispuso para distinto empleo.
Ocurriósele hacer un reconocimiento en el cuarto de su sobrino, lo que agradeció mucho Papitos, porque de este modo tenía fin de inmediato el sofoco que estaba pasando.
A Julián todavía le duraba el sofoco, la llamarada de indignación, pero ya le pesaba, de su corta paciencia, y resolvía ser más sufrido en lo venidero.
Era piadosa, no sin dejarse llevar a extremos de mojigatería chocante, practicaba la caridad, gobernaba la casa de su tío con habilidad suprema, era bien recibida, admirada y obsequiada en todas partes, a pesar del sofoco casi intolerable que producía su continuo afán de suspirar y expresarse siempre en tono quejumbroso.
«A los que sostienen que es un disparate estratégico -dijo a sus allegados-, les contestaré que es impulso mío, iniciado al llegar a Villarrubia, y los impulsos que con violencia nacen en mi ánimo jamás los sofoco, porque sé que no han de conducirme a nada malo.
Después de una semana de zarandeo, del Gobierno Civil a las oficinas municipales, y de las tabernas al taller donde él trabajaba -es un modo de decir-, preguntando a todos y a «todas», con los ojos como puños y el pañuelo echado a la cara para esconder el sofoco de la vergüenza, Dolores, la Cartera -apodábanla así por haber sido cartero su padre-, se retiró a su tugurio con el alma más triste que el día, y éste era de los turbios, revueltos y anegruzados de Marineda, en que la bóveda del cielo parece descender hacia la tierra para aplastarla, con la indiferencia suprema del hermoso dosel por lo que ocurre y duele más abajo.
¡Ah! ¡Eso no! Porque se moriría del sofoco.
Rociíllo cogió conmigo la primera hoja de una, en un sofoco de risas y palpitaciones.
Haz lo que te digo, papá, o me da aquí un sofoco que me caigo redonda.
Siguió diciendo el manso filósofo que del sofoco que tomó al oír tales desatinos le flaquearon las piernas, y tuvo que arrimarse a la pared para no dar con su pobre cuerpo en el suelo.
Pues en Madrid no hay más tema de conversación que los partes de la Facultad de Palacio, anunciando que la Reina se restablece del sofoco y de la puñalada, y la sabrosa comidilla del proceso de Merino, sobre cuya criminal cabeza sigue la opinión arrojando los anatemas más horribles.
y del sofoco de decirte lo que te estoy diciendo.
Insistió el Rey con malos modos, y de ahí vino el sofoco del Cura y la furia que desahogó en casa con nosotras.
Y he aquí que, pasado aquel sofoco, nos cogió el amo a Ibrahim y a mí en la soledad interior de la tienda, para darnos esta orden apremiante: «Se confirma que los moros van ganando las posiciones de los cristianos, pues a cada instante se apartan más de aquí y se corren hacia Bu-Sfiha.
Salvó a Beramendi de aquel sofoco Cándido Nocedal, que fue a dar sus plácemes a don Serafín por la feliz aprobación del convenio de paces, y tuvo que aguantar los abrazos con salpicadura de lágrimas efusivas.
¡Qué tonta, Señor, qué simple! Sin duda no acertaba en la fiel reproducción de sus ideas en el papel, por causa del sofoco de la mantilla.
-Pero ¿no sabe usted que tengo repartidos los billetes para el baile de esta noche? Es preciso darle, o me muero del sofoco.
En una frondosa olmeda, por donde pasaba un arroyuelo, se sentaron a descansar del sofoco, y a lavarle las heridas al bendito clérigo, vendándoselas con trapos, que la previsora Beatriz llevaba.
Oímos atentos y conmovidos esta corta homilía mi mujer y yo, y metimos mano por segunda vez a las bizcotelas y bollos, dejando las bandejas poco menos que limpias, y apuramos los vasos de limón, que con el calor de aquel día y el sofoco de la ceremonia, nuestra sed no acababa de aplacarse.
Con ser tan malo el comistraje, nos supo a gloria, y reparamos las fuerzas del gran sofoco de estar todo el día sobre tejas, mirando a los hombres matarse de tejas abajo.
Déjame que tome respiro, que no puedo escribir muy largo, me sofoco, paréceme que hablo todo lo que escribo, y me falta el aliento.
Del gran sofoco y amargura que a Nuestro Señor causaban aquellas impiedades, rompió su divino cuerpo en sudor copioso de sangre.

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