Ejemplos con sobreexcitación

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El blackout es producto de dicha ionización así como de la sobreexcitación electrónica y se produce porque los iones empiezan a neutralizarse captando electrones libres y los electrones excitados a caer a niveles energéticos más bajos.
Luego viene un período de sobreexcitación, calambres, espasmos y convulsiones, lo que finaliza en una parálisis.
Hay en ella un terrible empobrecimiento de la sangre: está con el pulso de un pollo: hay además una sobreexcitación nerviosa que se acentúa periódicamente, y una honda perturbación gástrica.
Puestos nuevamente el uno frente al otro, la Natzichet se había corregido, declarando que creyó oír su voz, pero sin duda en su sobreexcitación se había engañado.
Una sobreexcitación cerebral muy violenta, acompañada de fuerte irritabilidad nerviosa, no puede durar mucho tiempo, porque rompería la máquina humana, incapaz de resistir la excesiva actividad de sus propios resortes.
En nuestra época hubiese sido lo que hoy designamos con la palabra , pero como entonces no existía el romanticismo, la sobreexcitación cerebral de la joven Sanahuja se alimentaba de interminables deliquios, en que todos los campos se le antojaban Arcadias y ella pastora, según había leído en sus endiabladas poesías.
por supuesto, por cansancio, no porque la verdad haya brotado del choque de los argumentos, sigue el intruso su camino, vásele pasando la sobreexcitación poco a poco, vuélvese a casa, y cuando se halla completamente tranquilo y en reposo medita en lo que se ha hecho, y se asombra de los gritos que dio, de los improperios que lanzó sobre el contrario, y de la desazón que le costó una contienda a la que no fue llamado, por una palabra que ninguno de los tres entendía, y que, aun cuando hubieran llegado a interpretarla en su verdadero sentido, ni la humanidad, ni el pueblo, ni el barrio en que pasó la escena, ni los tres personajes de ella, hubieran ganado con el triunfo el canto de un maravedí.
El primer doctor a quien vio, levantando delicadamente el casquete del meollo, comprobó que todo el cerebro se encontraba en un estado de sobreexcitación y actividad febril, y que en eso consistía el padecimiento.
En nuestra época hubiese sido lo que hoy designamos con la palabra romántica, pero como entonces no existía el romanticismo, la sobreexcitación cerebral de la joven Sanahuja se alimentaba de interminables deliquios, en que todos los campos se le antojaban Arcadias y ella pastora, según había leído en sus endiabladas poesías.
Comprendió al punto que la mente de Daniel se hallaba en estado de vivísima sobreexcitación, y no quiso contrariarle.
Y en las brumas matutinas, fue extinguiéndose, poco a poco, el rumor vago, salpicado de notas claras, producido por el sonido de las ruedas en el eje, los tumbos del carro en los huecos de las huellas, el trote de los caballos en los charcos de agua y la conversación a gritos de los dos viajeros, con la cual trataban de contrarrestar la emoción involuntaria que les infundía la presencia algo solemne del mudo compañero, a pesar de la sobreexcitación causada por la agitación del viaje y por la copiosa mañana tomada antes de salir.
Hormesinda, nerviosa por temperamento, y cuya conciencia alterada la constituía en un estado de sobreexcitación continua, lanzó un grito de sorpresa, y aterrada por su propio pánico, que le impidió huir, cayó de rodillas casi desvanecida, yerta de espanto y sin poder articular una sola frase.
Leyó la carta, y al ver que, a pesar del estado de sobreexcitación de su ánimo, había conservado su verdadero ser, hasta el punto de que nada extraño, nada anómalo dejase entrever las tempestades que la agitaban, cogió con indiferencia un sobre para encerrarla.
Hasta ignoro la hora y el día en que empecé a hacerla cómplice de mis iniquidades, porque el estado de sobreexcitación en que me encontraba era de esos que no nos permiten recordar los casi irreflexivos actos a que se entrega el hombre a quien las furias infernales tocaron con sus manos.

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