Ejemplos con signos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Está Música de las Tullerías, mejor aún que Desayuno sobre la hierba, parece ser el primer manifiesto verdadero del movimiento impresionista y uno de los primeros signos del interés de la pintura para la vida urbana moderna, seguido en esto por Daumier y Degas en particular.
Sobre los signos de la gracia y el engaño, escritos para el confesor Longinos: Diez textos,.
Desde su origen las fundaciones de los monasterios trataron de que la casa fuera de lo más austero, sin admitir signos externos de riqueza.
Los pacientes presentan una signosintomatología que es progresiva, es decir, hay etapas definidas en las que aparecen determinados signos y síntomas.
Regresión progresiva de los signos, que puede conducir erróneamente a diagnosticar una remisión.
Debía ser el médico de San José, al que había encontrado en muchas ocasiones a caballo o guiando un carrito, un practicón viejo, calzando alpargatas como los payeses, y que sólo se diferenciaba de éstos por la corbata y el cuello planchado, signos de superioridad social mantenidos por él cuidadosamente.
El payés volvió a mover la cabeza con signos de asentimiento.
Luego, el predicador, siguiendo la costumbre tradicional, daba fin a su arenga citando las familias que habían tomado parte en el combate: un centenar de apellidos, que escuchaba atentamente el rústico auditorio, moviendo la cabeza cada cual con signos de asentimiento cuando sonaba el nombre de uno de sus ascendientes.
Horas después, todavía los ojos, las mejillas, la boca, la posición de cabeza, torso y brazos, eran como signos gráficos de fácil interpretación, en donde se podía leer un traslado de las divinas palabras: , triste está mi alma hasta la muerte.
Entre la neblina interior pensaba y sentía, sin usar ya de palabras ni signos representativos.
No contenta con lo cual, y viendo que Lucía, semianegada en olas de lino, hacía signos negativos con cabeza y manos, tocó otro resorte y trajo enormes cajas de cartón, que, destapadas, mostraron encerrar gorritas microscópicas, pañales de franela festoneados menudamente, capas de merino y de piqué, faldones inverosímilmente largos, y otras menudencias que arrebataron a Lucía la sangre al rostro.
La palidez verdosa de su rostro, el brillo de fiebre de sus ojos, una rigidez que le hacía marchar como un autómata, eran los únicos signos de su emoción.
¡Pero si estas teorías del racismo eran antiguallas en las que no creía ya ninguna persona medianamente ilustrada! ¡Si no existía un pueblo puro, ya que todos ellos tenían, mil mezclas en su sangre después de tanto cruzamiento histórico! Muchos alemanes presentaban los mismos signos étnicos que el profesor atribuía a las razas inferiores.
Además, al final de sus viajes estaba Marsella, y en una de sus callejuelas un salón rojo adornado de columnas simbólicas, donde se encontraba con navegantes de todas las razas y todas las lenguas, entendiéndose fraternalmente por medio de signos misteriosos y palabras rituales.
Poderoso gemido exhalaba la llanura al percibir los signos precursores de la tormenta.
Cierta gravedad oficial, la tez marchita y como ahumada por los reverberos, no sé qué inexplicable matiz de satisfacción optimista, la edad tirando a madura, signos eran que denotaban hombres llegados a la meta de las humanas aspiraciones en los países decadentes: el ingreso en las oficinas del Estado.
Estas dos personas eran un anciano vestido pobremente de estatura pequeña, pero en cuyo semblante, en que podían descubrirse todos los signos de la raza indígena pura, había un no sé qué que inspiraba profundo respeto.
Su estatura colosal, su corpulencia, no son los signos característicos de la raza española, siquiera nos hallemos en una de las provincias del Norte.
Dentro de ella estaba sentado ante un pupitre el dueño de la tienda, envuelto en mantas, quejándose a cada momento, pero sin dejar de repasar unos cuadernos viejos, cubiertos de rayas y caprichosos signos, que le servían para su complicada contabilidad.
Era la primera evolución de la estirpe hacia el afinamiento de la ociosidad y el bienestar, guardando aún los signos de su origen.
Sanabre se ruborizó, haciendo signos negativos con la cabeza, pero le desconcertaba la mirada del doctor, fija en él con la tenacidad insolente de los miopes.
Toda la servidumbre cambiaba signos de asombro, como si en la casa ocurriese algo extraordinario.
Aquellos rasgos duros, impasibles, de helada firmeza, que se consideraban como signos característicos de una personalidad famosa, resultaban comunes a toda una raza.
Estaban en la misma puerta del cafetín, jugueteando como dos chavales, dándose golpecitos en el abdomen y obsequiándose mutuamente con buñuelos, que acompañaban de latines y signos en el aire, como si se administrasen la comunión.
Papitos hizo con la cabeza signos de inteligencia, y se sonreía la muy tunanta, pensando sin duda, ¡aquí que no peco! en la cantidad de sal que le iba a echar a la merluza del señorito Nicolás.
Hacía signos afirmativos con la cabeza, y cruzadas las manos sobre una de sus rodillas, imprimía a su cuerpo movimientos de balancín o remadera.
Benigna y su marido manifestaron con enérgicos signos de cabeza que aquello del romanticismo estaba muy bien dicho.
Callose, pues, como en misa, y a cuanto la mamá le dijo aquel día y los subsiguientes sobre el mismo tema del casorio, respondía con signos y palabras de humilde aquiescencia.
Haz, Sancho, la averiguación que te he dicho, y no te cures de otra, que tú no sabes qué cosa sean coluros, líneas, paralelos, zodíacos, clíticas, polos, solsticios, equinocios, planetas, signos, puntos, medidas, de que se compone la esfera celeste y terrestre, que si todas estas cosas supieras, o parte dellas, vieras claramente qué de paralelos hemos cortado, qué de signos visto y qué de imágines hemos dejado atrás y vamos dejando ahora.

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