Ejemplos con señores

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Iban a hacerse el calzado con él hasta los señores de Bilbao y de Barcelona.
Se me dirá por algunos que en esa capilla se dice la primera misa en los días festivos, por lo cual es, hasta cierto punto, una necesidad para el vecindario la conservación de ese pequeño templo, pero, señores, lo cierto es también que esa necesidad es puramente moral, al paso que la otra se toca y se palpa, y afecta a la hacienda y hasta a la vida de muchos de nosotros, de nosotros, señores, que somos muy liberales.
Allí tenían una hermosa finca los señores de Neira, de donde tomaron pie para el título, pero jamás iban, por lo muy apartado y fragoso de la comarca.
Los frailes y los señores de Neira dejaban a Belarmino en libertad, que viviese a su gusto, como inocente criatura de Dios que no podía hacer daño a nadie.
Los señores de Neira habían hecho poderosas dádivas a la diócesis, y el obispo les estaba obligado.
Sus únicos antojos eran los de su hija, y a éstos solían acudir con mano longánime los señores.
Trabajaba lo que quería y cuando quería, más por cumplir con los señores de Neira y con los frailes que por necesidad de ganárselo o por ambición de añadir algún dinerillo para antojos.
Si los señores, tan generosos siempre, decidiesen darle educación, enviarla a un colegio y hacer ver a Juana que se interesan por la niña, no sería extraño que esta mujer, en parte por egoísmo, en parte por vanagloria, cambiase de sentimientos y concluyese muy pronto por alardear de tener una hija que va para señorita.
Don Restituto y doña Basilisa, los señores de Neira, marqueses de San Madrigal, constituían un matrimonio bien avenido y estéril.
Le recogieron unos frailes dominicos, que tenían residencia en el palacio de los señores de Neira, marqueses ya de San Madrigal, y le habilitaron en la portería del palacio un zaquizamí, en donde trabajaba de zapatero remendón.
Después de varios chascarrillos, y en un momento de reposo y silencio, el señor Chapaprieta dijo recatadamente, como para su sotana: Parece confirmado que Su Santidad concede un título pontificio a los señores de Neira.
Estos señores de Neira eran un matrimonio sin hijos, riquísimos, muy metidos por la Iglesia.
Decía la sirvienta, de fuera del postigo, que unos señores me esperaban abajo.
¡Parecía imposible que los señores síndicos, todos buenas personas, se fiasen de un pillo como .
Pero en la tarde, cuando vió venir por el camino a unos señores vestidos de negro, fúnebres pajarracos con alas de papel arrolladas bajo el brazo, ya no dudó.
Hacía muchos años, muchosen los tiempos que el tío , un anciano casi ciego que guardaba el pobre rebaño de un carnicero de Alboraya, iba por el mundo, en la partida del , disparando trabucazos contra los franceses, estas tierras fueron de los religiosos de San Miguel de los Reyes, unos buenos señores, gordos, lustrosos, dicharacheros, que no mostraban gran prisa en el cobro de los arrendamientos, dándose por satisfechos con que por la tarde, al pasar por la barraca, les recibiera la abuela, que era entonces una real moza, obsequiándolos con hondas jícaras de chocolate y las primicias de los frutales.
Iba a casa de sus amos a contarles lo ocurrido, la mala voluntad de aquella gente, empeñada en amargar su existencia, y una hora después, ya más calmado por las buenas palabras de los señores, emprendió el camino hacia su casa.
Otros llevaban el buen par de pollos, la cesta de tortas, la banasta de frutas, para enternecer a los señores, para que aceptasen la paga incompleta, lloriqueando y prometiendo redondear la suma más adelante.

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