Ejemplos con serafinito

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

No bien pronunció este nombre, Serafinito, que ya estaba muy cabizbajo y triste, se echó a llorar como un niño de siete años.
Juan Fresco, cuando no estaba presente Serafinito para que no le diese una congoja.
Juan Fresco y Serafinito llevaron a Irene a Ávila, a los dos meses de muertos sus padres, y allí se encerró ella en el convento de San José, fundado por Santa Teresa.
La pena del excelente y candoroso Serafinito y las observaciones y ruegos de D.
Serafinito, que estaba en Madrid estudiando leyes, tenía por Irene una verdadera adoración.
Serafinito la amaba.
En el momento de nuestra historia a que hemos llegado, Serafinito permanecía soltero, y Ramoncita hacía años que estaba casada con D.
El escribano se casó, reconociendo y legitimando a un hijo que de Elvirita tenía, llamado Serafinito, a quien ya hemos visto figurar en la introducción de esta historia.
Juan entonces prometió contarme la historia del mencionado doctor, y cumplió su promesa, no estando presente Serafinito para que no llorase.
Una tarde del mes de Septiembre, D. Juan, Serafinito y yo estábamos sentados al pie de la Cruz de los Arrieros. El sol se había ocultado ya detrás de los cerros que limitan la vista por la parte de Poniente, y había dejado el cielo, por todo aquel lado, teñido de carmín y de oro. Sobre los cerros que están a espaldas del lugar, y aún sobre el campanario, mientras que yacía en sombras todo el valle, daban aún los rayos oblicuos del sol, reflejando esplendorosamente en la pulida superficie de las peñas que coronan la cima de dichos cerros. Pocas y blancas nubes turbaban el limpio azul de la bóveda celeste, vagando a merced de un viento manso y arreboladas y luminosas con los reflejos del sol. La luna mostraba ya su rostro pálido, muy alto sobre el horizonte, y algunos luceros empezaban a columbrarse en la región más obscura del éter y más apartada del disco solar.
, por consiguiente -interrumpió Serafinito-, es verdadero el refrán que dice: Honra y provecho no caben en un saco.
eso también con ejemplos -dijo Serafinito.
-dijo Serafinito- algunos ejemplos de esas ilusiones.
-¿Cómo es eso? -dijo Serafinito-.
-Pues qué -dijo entonces Serafinito-, será un absurdo lo que dice el poeta:.
Nada tenía que replicar a esto Serafinito, más convencido que el propio D.
Si quiero ver en realidad, no ya lo grande, sino lo infinito, ¿no me basta con alzar los ojos al cielo? ¿Desde qué punto penetra más la vista en las profundidades de sus abismos, que desde aquí, donde el aire es diáfano y puro, y rara vez las nubes se interponen entre mis ojos y las más remotas estrellas? Además, aunque sea pequeña la extensión de tierra que abarco con los ojos, ¿no la agranda el conocerla toda punto por punto y el poblarla de memorias y de casos, mil veces más interesantes para mí que los de Rama, Crishna y Buda en la India, y los de Eneas, Ulises y las Sirenas en Nápoles? ¿Qué encanto no tiene el poder exclamar como exclamo: cuantos olivos se divisan por toda aquella ladera los he plantado yo mismo, todo aquel viñedo es también creación mía, aquella casería colorada es la de mi amigo Serafinito y sé cuántas tinajas de vino da cada año, más allá, blanquean las tierras de la capellanía de usted que son algo calizas, aquel huerto le tuvo arrendado mi madre y allí pasé algunos de los mejores años de mi niñez? ¿Ve Vd.

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