Ejemplos con sean

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Quizá no todos los hombres sean capaces de entenderlo, porque muchos de ellos al crecer llegan a cegar de los ojos del alma por donde entra la luz poética.
Ahora bien: como todo esto es de sentido común, debe permanecer en secreto para los que no tienen sentido común, sean clérigos, sean seglares.
Para las personas de bien afirmada fe y claro sentido, sean clérigos, sean seglares, huelgan estas obligaciones disciplinarias, lo esencial es el dogma.
Haz tú que tantas culpas te sean perdonadas, compensando con severa castidad la cadena de pecados que tú mismo hubiste de forjar y remachar, y que llevas asida al tobillo y a las muñecas.
Estas ofrendas en especie al santo indican que aquello que, al parecer sobra, es precisamente lo que falta en el asilo, para que se enteren las almas caritativas que por allí caen rara vez a cumplir en una obra de misericordia, y que sus dádivas sean las que más se han menester en la pobre casa.
De aquí que muchos, con reprensible ligereza, hayan creído salir del paso negando que tal cuestión exista, y que realismo e idealismo sean escuelas verdaderamente antitéticas, puesto que todo productor de obras vivideras toma del natural sus elementos.
Todo esto es verdad, y, sin embargo, estimando a más que nadie, no acabo de convencerme de que Pereda y yo nos equivocásemos tan de medio a medio, y sea montañesismo, sean recuerdos infantiles, vuelvo siempre con amor los ojos hacia el poeta de y de , y por más esfuerzos que hago, no puedo simpatizar con y sus amigos, ni con el señor de Valenzuela, como simpatizo con don Silvestre Seturas o con don Robustiano Tres-Solares.
¡No dejo otra manda para que mis crímenes me sean perdonados, y he de alzarme de la sepultura si no fuese cumplida! No lloréis, y haced silencio, que quiero confesar mis pecados al señor capellán de mi casa.
Lo ha dejado en una manda la difunta señora, porque sus culpas le sean perdonadas.
¿No es cierto, mi Rorró, que basta muy poco para que dos que se aman como nosotros sean dichosos? Oyeme: ¡no te apenes si ves que lloro, y déjame, déjame que te cuente todas las tristezas de mi vida!.
Ahora vivo la vida prosáica de quien no fía en humanos afectos, de quien llama las cosas por sus nombres, de quien sólo gusta de la poesía en teatros y academias, y no quiere que el mundo y la sociedad sean como los pintaban los novelistas de antaño, los soñadores lamartinianos, los grandes ingenios de la legión romántica.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba