Ejemplos con santurronería

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

De idea en idea, he venido a parar en que mi nueva familia querrá rehacer mi personalidad en los viejos hábitos de sus devociones y de su santurronería, así como en el continuo trato con clérigos y monjas.
Los amigos que me arrastraban a la santurronería hacíanlo de buena fe, y de buena fe me dejaba yo llevar, creyendo que me darían la paz.
Carlos era la pantalla de santurronería, que tan bien cuadraba a la cansa para hacerse pasar por causa religiosa.
En religión eran volterianos, y en sus costumbres privadas enemigos de la templanza, pero tenían un de santurronería que hacía el efecto de ver la silueta de Satanás en la sombra de un confesonario.
De idea en idea, he venido a parar en que mi nueva familia querrá rehacer mi personalidad en los viejos hábitos de sus devociones y de su santurronería, así como en el continuo trato con clérigos y monjas. Eso no: ya me defenderé hábilmente, y en último caso, mi externa flexibilidad me permitirá compaginar las ideas con las obligaciones, que si París valió una misa rezada, esta conquista mía vale misa cantada con tres curas. Venga lo que viniere, ya no me arredro... Me asalta el recuerdo de las teorías de Owen, que hoy, con las de Fourier y las de Saint-Simon, levantan en el mundo amenazadoras borrascas. Rechazo con Owen todas las religiones, y establezco como fundamento moral de la sociedad la Benevolencia. Mi riqueza me hace benévolo. Imitando al filósofo inglés, erigiré una gran fábrica o manufactura a estilo de la New Lanark, y entre mis felices y bien alimentados obreros practicaré todas las virtudes evangélicas... Seré apóstol, seré el Verbo de la Benevolencia universal, y daré un ejemplo a mis contemporáneos y a las generaciones futuras para que sin dogma religioso aguarden tranquilas las revoluciones que se avecinan, y las deshagan como la sal en el agua... Heme aquí, señores de la Posteridad, en la mayor crisis de mi espíritu. ¡Yo que tan donosamente me burlé de la llamada Economía Política, negándole títulos y honores de ciencia, ahora ved cómo me vuelvo economista, económico, o como queráis llamarme! ¡Fatal evolución, radicales mudanzas del hombre dentro del curso de su propia existencia, tan sólo por las misteriosas transfusiones del oro de bolsillo a bolsillo!
Los amigos que me arrastraban a la santurronería hacíanlo de buena fe, y de buena fe me dejaba yo llevar, creyendo que me darían la paz.

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