Ejemplos con santiguada

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Apénas hubo dicho esto, cuando alzó la voz la hospitalera, que era una vieja, al parecer, de mas de sesenta años, diciendo: Bellaco, charlatan, embaidor y hijo de puta, aquí no hay hechicera alguna: si lo decís por la Camacha, ya ella pagó su pecado, y está donde Dios se sabe: si lo decís por mí, chocarrero, ni yo soy ni he sido hechicera en mi vida, y si he tenido fama de haberlo sido, merced a los testigos falsos y a la ley del encaje, y al juez arrojadizo y mal informado: ya sabe todo el mundo la vida que hago en penitencia, no de los hechizos que no hice, sino de otros muchos pecados, o otros que como pecadora he cometido: así que, socarron tamborilero, salid del hospital, si no, por vida de mi santiguada que os haga salir mas que de paso: y con esto comenzó a dar tantos gritos, y a decir tantas y tan atropelladas injurias a mi amo, que le puso en confusion y sobresalto: finalmente, no dejó que pasase adelante la fiesta en ningun modo.
Aquí fué ello: aquí sí que fué cuando se aumentaron las voces y creció la confusion, porque dijo la huéspeda: Señor alguacil y señor escribano, no conmigo tretas, que entrevo toda costura: no conmigo dijes ni poleos, callen la boca, y váyanse con Dios, si no, por mi santiguada que arroje el bodegon por la ventana, y que saque a plaza toda la chirinola desta historia, que bien conozco a la señora Colindres, y sé que há muchos meses que es su cobertor el señor alguacil, y no hagan que me aclare mas, sino vuélvase el dinero a este señor, y quedemos todos por buenos, porque yo soy mujer honrada, y tengo un marido con su carta de ejecutoria, y con , con sus colgaderos de plomo, Dios sea loado, y hago este oficio muy limpiamente y sin daño de barras: el arancel tengo clavado donde todo el mundo le vea, y no conmigo cuentos, que por Dios que sé despolvorearme: bonita soy yo, para que por mi órden entren mujeres con los huéspedes: ellos tienen las llaves de sus aposentos, y yo no soy quince, que tengo de ver tras siete paredes.
—Malo, dijo el mozo de mulas, malo, vive Dios: ¿bandoleritos a estas horas? Para mi santiguada que ellos nos pongan como nuevos.
—Pues ¿qué? dijo otra moza ¿ya se quedan en casa estos mancebos? Para mi santiguada, que si yo fuera camino con ellos, que nunca les fiara la bota.
Para mi santiguada, que no se ha aún de aprovechar más de mi rabo para su barba, y que me ha de volver mi cola, que anda lo de mi marido por esos suelos, que es vergüenza, digo, el peine, que solía yo colgar de mi buena cola.
Eso de gobernarlos bien respondió Sancho no hay para qué encargármelo, porque yo soy caritativo de mío y tengo compasión de los pobres, y a quien cuece y amasa, no le hurtes hogaza, y para mi santiguada que no me han de echar dado falso, soy perro viejo, y entiendo todo tus, tus, y sé despabilarme a sus tiempos, y no consiento que me anden musarañas ante los ojos, porque sé dónde me aprieta el zapato: dígolo porque los buenos tendrán conmigo mano y concavidad, y los malos, ni pie ni entrada.
¡Bonitos eran ellos para sufrir semejantes cosquillas! Para mi santiguada, que tengo por cierto que si Reinaldos de Montalbán hubiera oído estas razones al hombrecito, tapaboca le hubiera dado que no hablara más en tres años.
De la parte desta enramada, si no me engaño, sale un tufo y olor harto más de torreznos asados que de juncos y tomillos: bodas que por tales olores comienzan, para mi santiguada que deben de ser abundantes y generosas.
¿Jayanes hay en la danza? Para mi santiguada, que yo los queme mañana antes que llegue la noche.
- Calla, que para la mi santiguada do vino el asno verná el albarda.
¡Para mi santiguada, que si es de los de a cinco en libra me desequilibra! Bueno está el chiquitín para el puchero, que lo que no ha costado, bien llegado.
-¡Caracho! ¡Vaya una semejanza de mil demonios la que encuentro entre este monolito y la cara de ese bellaco hideperra de don Alfonso! ¡Para mi santiguada, si el uno no es retrato del otro!.
«¡Para mi santiguada! ¡Buen consuelo de tripas!» -digo yo.
-¡Para mi santiguada! ¿No es Juan Pastrana el mayordomo de su señoría?.

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