Ejemplos con santiamén

Y si usted quisiera ser franco, si usted se decidiese a confiarme lo que así le aflige, vería cómo en un santiamén le disipaba yo esa sombra que tiene en la cara.

¡Brava sazón de pensar en semejantes cosas! No obstante, alguien hubo que sacó a Lucía del atolladero, y fue ni más ni menos que Sardiola, que conocía a un jesuita paisano suyo, el Padre Arrigoitia, y lo trajo en un santiamén.

Éste nos dijo que antes que él pudiera evitarlo le habían quitado y abierto el fardo de una de las acémilas, el cual, como era cosa de condumio, pasó en un santiamén a las bocas voraces y a los estómagos hambrientos.

En un santiamén quedaron estos vencedores, y dispersos los desalmados.

Puesto un mantel en media mesa, en un santiamén les dio de comer la moza, sirviéndoles sopa fría, carne y garbanzos del cocido a medio hacer, tortilla improvisada, como remedión, higos y nueces de postre.

, que desde su cubil parecía no fijarse en nada y era el primero en husmear las reyertas, así que vio el taburete por el aire, tiró del as de bastos oculto bajo el mostrador, y a porrada seca limpió en un santiamén la taberna de parroquianos, cerrando inmediatamente la puerta, según su sana costumbre.

No se arreglan los animales, como hacen otros, que desfiguran un burro en un santiamén.

En un santiamén recogió los naipes, y el capellán bajó, algo confuso de su espionaje involuntario, pero tan preocupado con lo que creía haber sorprendido, que ni se le ocurrió censurar el ejercicio de la hechicería.

Ahora bien, hija, tú me vas a hacer un favor: te quedas aquí en la compaña de Cecilia, intertanto doy un saltico a la Merced y vuelvo en un santiamén.

que el hombre es listo? En un santiamén descargamos el carretón y luego dimos con los líos en el bote.

En un santiamén fueron al mar los cascos del agua de repuesto, no poca jarcia y los fardos que había sobre cubierta.

-¡Hombre, calma y no sulfurarse! ¡Caramba con el geniecito! Las medallas han venido consignadas al conde de San Isidro, y no tiene usted más que hacérsele presente para que en un santiamén lo condecore.

En un santiamén dos ágiles y prácticas manos le sacaron del bolsillo tres pesos en moneda menuda y un relojillo de plata.

Puesto un mantel en media mesa, en un santiamén les dio de comer la moza, sirviéndoles sopa fría, carne y garbanzos del cocido a medio hacer, tortilla improvisada, como remedión, higos y nueces de postre.

Por las noches, no obstante su inapetencia, daba prisa para que le sirvieran la cena, despachábala en un santiamén, picando con el tenedor en este y el otro plato, probando más bien que comiendo, y parecía que le faltaba tiempo para echarse a la calle.

Te prometo, Julio, que entre yo y Cata la vamos a poner en un santiamén a la moda.

Éste nos dijo que antes que él pudiera evitarlo le habían quitado y abierto el fardo de una de las acémilas, el cual, como era cosa de condumio, pasó en un santiamén a las bocas voraces y a los estómagos hambrientos.

Pero ella se aguantó, y con sus alquimias se puso a la curación de las mataduras, quedándose en un santiamén como nueva.

José Zaragoza, que por temperamento habría cumplimentado en un santiamén las órdenes de apoderarse de la Monja, y por disciplina no podía salirse del estrecho camino de la legalidad eclesiástica.

Podremos despachar en un santiamén, o tardar mucho, según.

El otro día, en el bosque de Vincennes, un apache, salido de una maleza, se acercó a un transeúnte pidiéndole lumbre, y mientras el transeúnte le alargaba el cigarrillo, el apache le cortó en un santiamén las dos orejas, convirtiéndolo en perro pachón.

-Raciocináis como un pobre hombre, amigo mío -exclamó Caderousse-, aquí tenéis a Danglars, pícaro redomado, que os probará en un santiamén que no sabéis una palabra.

Currito viene navaja en mano y puede escabechar a usted en un santiamén.

En hondas orzas vidriadas conserva la señora lomo de cerdo en adobo, cubierto de manteca, pajarillas, esto es, asaduras, riñones y bazo del mismo cuadrúpedo, y hasta morrillas, alcauciles, setas y espárragos trigueros y amargueros, todo ello tan bien dispuesto, que basta calentarlo en un santiamén para dar una opípara comida á cualquier huésped que llegue de improviso.

Torció la llave, colgósela del dedo meñique, y en un santiamén buscó a su hermano, que estaba hojeando a toda prisa El arte de la guerra del filósofo de Sans-Souci y disponiendo un plan de fortificación y defensa.

Dirigiose, pues, a un célebre operador, que, registrando los sesos al microscopio, declaró que había encontrado medio seguro de combatir el mal, y en un santiamén practicó la ablación de la potencia imaginativa o fantasía.

-¡Le digo a usté que lo hace de perlas, caráspitis! Pues la emperejiló en un santiamén.

La tía «Nací-tarde» se enamoró de mí, y por verme libre de ella me subí en una tortuga que corría más que el viento, y en un santiamén me llevó a los profundos centros de los mares.

Acabamos con el asado y en un santiamén con ella.

Le entregaron la yegua, la carnearon en un santiamén y se la comieron cruda, chupando hasta la sangre caliente del suelo.