Ejemplos con salutación

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Se conoce como Anunciación o Salutación angélica al episodio de la vida de la Virgen María en el que un ángel le anuncia que va a ser madre de Jesús.
El arcángel Miguel le dijo a la religiosa que deseaba ser honrado mediante la recitación de nueve salutaciones a través de las cuales se invoca la intercesión de San Miguel y del Coro Celestial correspondiente, rezando un padrenuestro y tres avemarías en cada salutación.
En la salutación, la Virgen es sorprendida en su meditación.
Fervorosa Hermandad y Antigua Cofradía del Divino Nombre de Jesús Nazareno de la Salutación, María Santísima del Patrocinio Reina de los Cielos, San Juan Evangelista, Santa Mujer Verónica y de la Santa Faz de Nuestro Señor Jesucristo.
Ocho son las Cofradías y Hermandades que procesionan el Domingo de Ramos malagueño: La Pollinica, Lágrimas y Favores, El Huerto, Dulce Nombre, Salutación, Salud, Prendimiento y Humildad.
Ésta todavía gangueó unas cuantas notas, que parecieron contestar irónicamente a la salutación.
Pero después de la salutación de costumbre no calló.
Abrió, sin embargo, al oír las apremiantes razones del joven, y no se atrevió a dirigirle salutación ni cosa alguna de cortesía.
Y así, las primeras buenas nuevas que tuvo el mundo y tuvieron los hombres fueron las que dieron los ángeles la noche que fue nuestro día, cuando cantaron en los aires: Gloria sea en las alturas, y paz en la tierra, a los hombres de buena voluntad, y a la salutación que el mejor maestro de la tierra y del cielo enseñó a sus allegados y favoridos, fue decirles que cuando entrasen en alguna casa, dijesen: Paz sea en esta casa, y otras muchas veces les dijo: Mi paz os doy, mi paz os dejo: paz sea con vosotros, bien como joya y prenda dada y dejada de tal mano, joya que sin ella, en la tierra ni en el cielo puede haber bien alguno.
Otros son de sentir que esta salutación le fue dada la primera vez por el ejército en el África, y que adquirió mayor fuerza y consistencia confirmada por Sila.
Al sentarse Camilo le oí decir: ¡Buen día, amigo! Y como la salutación despertara en mí la curiosidad de saber a quién se dirigía, tendí la vista alrededor del fogón y vi un indio rotoso, sin sombrero, tiritando de frío, acurrucado como un mono al lado de la bolsa en que Carmen tenía el azúcar, chupándose los dedos de la mano derecha y metiendo la izquierda con disimulo en aquélla.
La salutación consistió en un rosario de preguntas -todas referentes a lo que ya sabemos, el estado fisiológico de mi persona, a los caballos y novedades de la marcha.
Yo recibí la primera salutación del astro vivificador de la madre tierra como uno de los mayores beneficios que podía otorgarme el cielo en medio de la oscura soledad en que me veía, y mi tío se apresuró a aconsejarme que aprovechara la «escampa», que había de ser de larga «dura» por señales que él consideraba infalibles, para «hacerme a las armas y tomar la tierra como era debido y cuanto más antes».
A los primeros fulgores del crepúsculo, alabó a Dios en una salutación fervorosa, y aunque no de su caletre, bien sentida en su corazón.
Sin responder a la salutación que le hice en la cocina, adonde había ido el infeliz desde la cama, me dijo, porque estábamos solos en aquel momento:.
Y cuando Isabel, poniéndose en pie, señaló el término de la visita, y prodigaba sus afectos a María Ignacia y a la inocente Feliciana, Beramendi arrojó sobre la Majestad esta muda salutación de despedida: «Adiós, Reina Isabel.
Él la vio y detuvo su paso presuroso, ella le reconoció al instante, y avanzando hacia él hizo con alegre acento esta salutación: «¡Ibero, Iberillo!.
Las revoluciones tienen entre nosotros el carácter de salutación al nuevo tiempo, y establecen entre los ciudadanos la confianza, la fraternidad y el generoso cambio de demostraciones cariñosas.
Mas como ellos, lejos de recibir afectuosamente la salutación, respondiesen con enfado y con expresiones propias de enemigos, sobre los que habían saludado cayó gran desaliento, y sobre los otros, recelo contra éstos de que su saludo era una traición, y esto fue lo primero que a todos los trastornó, cuando ya estaban encima los enemigos.
Duris refiere que, luego que llegó a denominarse grande y venció a Darío, quitó de las cartas la salutación ordinaria, excepto en las que escribía a Foción, pues con éste solo la usaba como con Antípatro, esto mismo escribió también Cares.
Repuesto el indulgente lector de la sorpresa que le habrá causado tan extraña salutación, llegamos a la escalerilla, cuya puerta nos abre, entre mil reverencias, el sanguinario pedagogo, subimos media docena de toscos escalones, y entramos al fin en una pequeña sala donde nos hallamos al conocido alcalde de los largos colmillos, sentado ante la única mesa que allí hay, y a su derecha, pero de pie y a respetuosa distancia, al alguacil del concejo.
Cuando Pompeyo supo que se hallaba cerca, dio orden a los jefes de que pusieran sobre las armas y acicalaran sus tropas, a fin de que se presentasen con gallardía y brillantez ante el emperador, porque esperaba de él grandes honras, pero aún las recibió mejores, pues luego que Sila le vio venir, y a su tropa que le seguía, con un aire imponente, y que no se mostraba alegre y ufano con sus triunfos, se apeó del caballo, y siendo, como era justo, saludado emperador, hizo la misma salutación a Pompeyo, cuando nadie esperaba que a un joven que todavía no estaba inscrito en el Senado le hiciera Sila participante de un nombre por el que hacía la guerra a los Escipiones y a los Marios.
Lo que hubo más de admirar en la prudencia y mansedumbre de la ciudad fue que, viniendo de aquella fuga el cónsul Varrón tan humillado y abatido como debía venir quien de tanta afrenta e infortunio había sido causa, le salieron a recibir hasta la puerta el Senado y el pueblo, haciéndole la salutación acostumbrada, y los magistrados y los principales senadores, de cuyo número era Fabio, cuando hubo silencio, le elogiaron de que no había desesperado de la república después de tamaña desgracia, sino que se presentaba para ponerse al frente de los negocios, obrar según las leyes y valerse de los ciudadanos, como que todavía tenían remedio.
Trae a mi fantasía la presencia angélica de aquella ymagen luziente, buelue a mis oydos el suaue son de sus palabras, aquellos desuíos sin gana, aquel apártate allá, señor, no llegues a mí, aquel no seas descortés, que con sus rubicundos labrios vía sonar, aquel no quieras mi perdición, que de rato en rato proponía, aquellos amorosos abraços entre palabra e palabra, aquel soltarme e prenderme, aquel huyr e llegarse, aquellos açucarados besos, aquella final salutación con que se me despidió.
Porque he aquí, como llegó la voz de salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.
Y aconteció que como oyó Elizabeth la salutación de María, la criatura saltó en su vientre y Elizabeth fue llena de Espíritu Santo.
Mas ella, cuando le vio, se turbó de sus palabras, y pensaba qué salutación fuese esta.
Se cree que don Roque llevaba en la memoria, desde la víspera, esta salutación, a la que correspondió la duquesa madre con media cabezada y tres cuartos de sonrisa, la duquesa joven con un poco más de teatro, y el duque con una explosión de alegría falsa, pero, con ser tan poco en conjunto, aún lo atajó don Roque a la mitad para decir:.
Se sentó y saludó a Badreddin, que después de corresponder a su salutación de paz, se quedó de pie ante ella, y empezó a hablar, mostrándole telas de varias clases y yo, al oír la voz de la dama tan llena de encanto y tan dulce, sentí que el amor apuñalaba mi hígado.
Fuera por natural timidez, o porque se vio contrariado con la expresión de extrañeza que notó en aquella familia, es lo cierto que el recién llegado, al verse en medio de ella, apenas se atrevió a hacer una ligerísima salutación.

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