Ejemplos con safo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Las obras fundamentales de la literatura lésbica se encuentran en la poesía de Safo.
Uno de los filmes en que Mirtha tomó parte fue Safo, historia de una pasión, la primera película prohibida para menores del cine argentino.
Safo fue imporante y ellas estudiaban griego para leer las piezas pequeñas de poemas que sobrevivieron de Sappho.
Abiertamente lesbiana, se interesó por los poemas de Safo e intentó recrear una escuela de poetisas como la que Safo tenía en Mitilene.
Aparece como personaje secundario en una de las novelas de Leopold von Sacher-Masoch, La zapatilla de Safo, y es citado por Nietzsche en sus Segundas consideraciones inactuales.
Canto Ophelie, Pamina, Condesa Almaviva, Safo y otros papeles, pero se la recuerda como una de las grandes encarnaciones de Carmen.
Daniel Araoz, Santiago Lanzilotta,Ricky Rios, Gonzalo Mazar, Marcelo Dutreich, Damian Nissenson, Safo, Carlos Sturze, El Griego, Marcos Gil, Diego Leske, Santiago Pedroncini, Diego Bernasconi y Fabián Rootz.
Desde entonces cubrió los más variados papeles, trabajó en películas de ambiente gauchesco como El matrero y Hormiga negra, dramas como Safo, historia de una pasión, Veinticuatro horas en la vida de una mujer y Los pulpos, policiales como No abras esa puerta y Morir en su ley, comedias como El profesor tirabombas y Clínica con música, de época como Madame Bovary hasta comedias de vaqueros como Los irrompibles.
Los estados de trance en los cuales el cálculo Mentat es posible son inducidos por la especia principalmente, además del uso de algunas otras drogas químicas, como el jugo de safo.
Impartió clases de grabado en el Círculo de Bellas Artes e ilustró los Poemas de Safo y la Soledad de Góngora.
Se caracterizaban por su desprecio por la tradición poética latina y por su admiración por los poetas alejandrinos, especialmente Calímaco, y por los líricos eolios, como Alceo y Safo.
Que importantes poetas como Alceo, Anacreonte, Praxilla, Simónides, Safo y Píndaro demuestra la estima que tenían los griegos por este género, que los dioses del Olimpo cantaban en sus banquetes.
Los placeres de Safo y los desengaños de Jimena en la poesía de Juan Carlos Mestre.
A éste le siguió La visita de Safo.
Un testimonio antiguo sobre la Adonia en Lesbos aparece en unas líneas fragmentarias de Safo: el delicado Adonis agoniza, Citera, ¿qué debemos hacer? Golpearos vuestros pechos, doncellas, y desgarráos las ropas.
Famosos poetas como Alceo, Íbico, Anacreonte, Teognis, Píndaro y por supuesto Safo escribieron sobre el amor pederasta.
Es una estrofa mixta originaria de Italia que apareció en España hacia el siglo XVI, aunque ya se había usado por una de las poetisas de la Antigua Grecia, Safo de Lesbos, entre otros autores clásicos.
Safo, poetisa de la isla de Lesbos, escribió numerosos poemas que describían amores entre mujeres y chicas.
No está claro cómo se veían las relaciones entre mujeres en la sociedad, pero existen ejemplos tan antiguos como el de Safo de Lesbos.
Algunos otros personajes importantes que poseyeron Photuslogonus fueron Tales de Mileto, Esquilo, Sófocles, Eurípides, Aristófanes, Safo, Anacreonte, Píindaro, Menandro, Platón, Aristóteles, Demóstenes, Heródoto, Tucídides y Jenofonte.
¡Safo! Lo utiliza cualquier persona para librarse de participar o de realizar una tarea indeseada.
Y atento y obsequioso, corrió a estrechar la mano de la Victoria Colonna del siglo XIX, una jamona muy madura, de metro y medio de largo y doce arrobas de peso, vestida de Safo, con corona de mirtos en la cabeza, lira de latón dorado en la mano, y en la chata nariz¡Manes de Phaon, estaos quedos!¡gafas de oro!.
En vano iba de un lado a otro la marquesa de Butrón, intentando, con su fino tacto y sus delicadas maneras, ahogar en germen aquellos puntillos mujeriles, aquellas vanidades alborotadas que amenazaban dar al traste con la suspirada fusión a duras penas obtenida en el baile de Currita, tan sólo pudo conseguir su ímprobo trabajo colocar a la duquesa de Astorga, mujer bondadosísima, al lado de la excelentísima señora doña Paulina Gómez de Rebollar de González de Hermosilla, cuya colosal figura se destacaba sobre un asiento muy alto, aislada entre tirios y troyanos, silenciosa y pensativa, cual Safo meditando su suicidio en lo alto de la peña de Léucades.
Un extraño rumor que comenzaba a circular por los salones vino a detenerle al borde del abismo, más profundo que el agitado mar, sepulcro de la Safo auténtica, al pie de la roca de Léucades.
Quién dijo que no era buena, sino pecadora a escondidas, quién que por avariciosa se hacía deseable, para venderse cara, quién, llegando hasta el colmo de la infamia, afirmó que Safo había retoñado en ella: lo cierto fue que nadie pudo probar acusación alguna.
De cuantos autores han escrito sobre el amor, sólo a Safo rechaza, de cuantas tierras han sido teatro de aventuras eróticas, sólo muestra horror a Lesbos, de cuantas ciudades fueron en el mundo aniquiladas, sólo le parece justa la destrucción de Sodoma, y es tal y tan ferviente su adoración a la mujer, que, atraído por todas con igual intensidad, aun ignora cuál sea su tipo favorito, si el de la bacante desnuda, voluptuosa y medio ebria, que convirtió en lechos de placer los montones de heno recién segado, o el de la virgen cristiana que entregaba el cuerpo a la voracidad de las bestias antes que acceder a sentirlo profanado por caricias de paganos.
Safo, desgraciada en amor, se precipitaba del promontorio de Léucate al mar, y repetía muriendo el nombre de su ingrato Faón, en tanto que Anacreón de Teos, coronado de pámpanos, con la copa en la mano, danzaba alegre al son de las flautas entre las Gracias y los Amores.
Según huían los pensamientos filosóficos, despertaban en el cerebro del hijo del dómine recuerdos de los estudios clásicos y se le aparecía Safo con aquel zumbar de oídos, que a él también le sorprendiera algunas veces cuando doña Engracia se le acercaba hasta tocarle las rodillas con las suyas.
humana, yo el poeta de las decadencias que ha cantado a Safo la.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba