Ejemplos con sacrílegos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Los chilenos pasaron por la ciudad de Otuzco en su viaje a Trujillo, después de la batalla de Huamachuco, y los otuzcanos temerosos de actos sacrílegos por parte del invasor, llegaron a ocultar a la Virgen de la Puerta, enterándola con todas sus innumerables alhajas y exvotos caliosos, y así libraron del ultraje, pues los bárbaros enemigos hicieron de la Iglesia su cuartel.
Le ahorcaron y luego se ordenó descuartizarlo y exponer sus restos sobre los contrafuertes del templo para que sirviera de escarmiento a posibles ladrones sacrílegos.
¿Le parece a usted que con este descuido que hay en los enlaces, con los sacrílegos consorcios que solemos presenciar entre naturalezas pobres, viciadas, enfermas, y naturalezas sanas, es posible que muy pronto, a la vuelta de tres o cuatro generaciones, sobrevenga la decadencia fatal de estos pueblos de Europa? O qué, ¿se puede impunemente transmitir a nuestros tataranietos veneno y pus, en vez de sangre?.
¡Sacrílegos! Vendrá Don Juan Manuel y os arrojará de esta casa que estáis profanando con vuestras concupiscencias.
¡Aún está caliente el cuerpo de vuestra madre, y ya peleáis como Caínes! ¡Respetad el sueño de la muerte, sacrílegos! Esperad a que llegue vuestro padre, y él dará a cada uno lo que en herencia le corresponda.
¡Sacrílegos! ¡Seríais capaces de poner las manos sobre esta corona!.
Orad, hermanos míos, orad por los opresores sacrílegos, pero no maldigáis a los que combaten.
Doña Lupe hizo esfuerzos por atraer hacia su paladar, con la lengua y con los rechupidos de sus labios, lo que en el fondo del pocillo quedaba, y conseguido esto al fin, acabó así: Con estos disparates sacrílegos estuve toda la noche en vilo, horrorizada, el estómago revuelto, y deseando que el día llegara.
Yo deploro esta guerra, que va tomando proporciones alarmantes, pero reconozco que nuestros bravos campesinos no son responsables de ella, pues han sido provocados al cruento batallar por la audacia del Gobierno, por la desmoralización de sus sacrílegos delegados, por la saña sistemática con que los representantes del Estado atacan lo más venerando que existe en la conciencia de los pueblos, la fe religiosa y el acrisolado españolismo, que por fortuna se conservan en lugares no infestados aún de la asoladora pestilencia.
Oye, Pepe: ¿no te parece que sobre todas las estupideces humanas está la de adorar a esos santos de palo, más sacrílegos aún cuando los visten ridículamente? ¿No crees que un pueblo que adora esas figuras y en ellas pone toda su fe, no tiene verdadera religión, aunque los curas lo arreglen diciendo que es un símbolo lo que nos mandan adorar entre velas? Yo te aseguro que no siento devoción delante de ninguna imagen, como no sea la de Jesucristo, y que si yo tuviera que arreglar el mundo, mi primer acto sería condenar al fuego a toda esa caterva de santos de bulto, empezando por los que llevan ropa.
Pasemos al remedio por el conocimiento de la causa infernal de tan sacrílegos y abominables efectos.
»Que protestan contra los propósitos sacrílegos del ministro que pretende atropellar el sagrado de las tumbas en que yacen, como católicos y creyentes a puños cerrados, para amontonarlos en un lóbrego rincón semipagano, por rendir culto a una ridícula pretensión revolucionaria.
o a la monja en casa del libertino y en sus brazos, usted se dedique a pensar en Dios, con ocasión del abrazo de aquellos sacrílegos amantes.
¿Había sido ensueño infantil el amor que se tuvieron? ¿Había sido burla ridícula el juramento que se hicieron repetidas veces? O no había sido santa y hermosa aquella primera pasión, y entonces lo más poético de la vida de ambos se desvanecía, o si la pasión había sido santa y hermosa, ellos habían sido sacrílegos e infames, profanándola y hollándola.
¿Cómo? multiplicándolas sin criterio y haciéndolas complejas y teatrales por el abuso de imágenes vestidas, de procesiones y pasos y traspiés irreverentes, impropios, profanos, sacrílegos, irrisorios, por la introducción de prácticas que nada añaden a la hermosa representación simbólica de los misterios, por la falta de seriedad y edificación que trae consigo la inmistión de seglares beatos en las cosas del culto.
Los teatros dan mamarracho, o la caricatura del Gran Misterio en nacimiento sacrílegos.
La terrible impresión de esta noticia no hizo estallar al buen Ansúrez en bravatas y denuestos sacrílegos.
¡María Santísima, qué cara puso el celtíbero al oír lo que juzgaba disparate, blasfemia o cosa tal, qué relámpago de ira echó de sus ojos, qué sarta de vocablos feos y sacrílegos de su boca! Repitió el peruano fríamente su demanda, mas antes de que concluyera, corrió hacia él como un león el enconado padre, y acudieron los allí presentes a sujetar a uno y otro, salvando de un grave estropicio al poeta mareante.
Llegados a Esparraguera, donde ya tenían apercibido alojamiento, por aviso enviado la noche anterior, tomaron algún descanso, mas éste había de ser corto, porque temía Calpena que los padres de la Instrucción Cristiana instigaran al alcalde de Papiol a tocar a somatén, y mandaran vecinos armados en persecución de los cazadores sacrílegos.
Además, esto es una iniquidad: ese pobre viejo ha muerto de hambre, asesinado por los acaparadores sacrílegos de la Cruz Roja.
Lo primero que hizo fue abolir las leyes de Dracón, a excepción solamente de la de los homicidios, todas por la dureza y excesivo rigor de las penas, porque para casi todos los delitos no impuso más que sola una pena: la muerte, de manera que los convencidos de holgazanería debían morir, y los que hurtasen hortalizas o frutas debían sufrir el mismo castigo que los sacrílegos o los homicidas.
Solón, pues, que gozaba ya de gran crédito, se puso de por medio con los principales de los Atenienses, y ora con ruegos, ora con persuasiones, recabó de los llamados sacrílegos que fuese en juicio como se defendiesen, y que se sujetasen a una sentencia, siendo trescientos los jueces, tomados de lo más escogido.
Hacía ya entonces tiempo que traía inquieta la ciudad el atentado ciloneo, desde que el arconte Megacles había persuadido que compareciesen, para ser juzgados, a los partícipes en la conjuración de Cilón, que se habían acogido al templo de la Diosa, y como habiendo tomado a este fin en sus manos un hilo de estambre atado a la estatua de la Diosa, éste se hubiese roto por sí cuando bajaban por el templo de las Euménides, Megacles y sus colegas trataron de echarles mano, como que la Diosa desechaba sus ruegos, y a los que estaban a la parte de afuera los apedrearon, los que se refugiaron a las aras fueron muertos, y sólo quedaron con vida los que imploraron la compasión de las mujeres de los arcontes, desde entonces venía el que, siendo éstos mirados como abominables o sacrílegos, se les tuviese odio.
¡Sacrílegos innovadores de la primitiva iglesia, santificada con la sangre de los mártires y embellecida con el misterio y las tribulaciones de las catacumbas, vuestra doctrina es una monstruosa contradicción.
¡Sacrílegos ellos, que han conspirado contra los augustos derechos del pueblo! ¡Sacrílegos e infames ellos, que han tenido aherrojada durante tantos años vuestra sacrosanta libertad!.
-¡Pero nos ha llamado sacrílegos! -dijo una voz.
-¡Sacrílegos! -continuó éste, cada vez más indignado: os habéis atrevido a profanar la casa de Dios con vuestra mascarada grotesca.
-¿Quién? ¿aquel heroico adolescente que en ese día de iniquidad se arrojó delante de ti, recibiendo en su pecho los sacrílegos golpes que te asestaban?.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba