Ejemplos con rodean

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Su terreno es montañoso y pedregoso, abunda la piedra de cal y la tierra arcillosa, los cerros que lo rodean por la parte norte forman parte de cadenas de la sierra que se extiende a partir del Pico de Orizaba.
En las zonas este y sur del barrio, varias calles de cuatro carriles rodean la Altstadt.
Varias cordilleras de montañas rodean a la ciudad de Sierra Vista.
Les rodean los muertos en todos los sitios, y como éstos son más, infinitamente más, gravitan sobre su existencia con la pesadez del tiempo y del número.
Un grupo de chiquillos sin dinero, las manos en el bolsillo o a la espalda, rodean, mudos, la cajita.
El señor Cerojodijo con retintín un personaje muy soplado de la sección de propietarios, y los demás taberneros que le rodean, no son muy partidarios de que se aleje el río, o mejor dicho, el agua que lleva, de sus establecimientos.
En su infancia, prolongada por la inocencia y la radiante salud, no cabían más placeres que correr por las alamedas que a León rodean, brincar con regocijo, cual pudiera adolescente ninfa retozando por los valles helenos.
Vea usted esos cuatro ventiladores que la rodean como si fuesen su pollada: cuatro trombones amarillos, con la boca pintada de rojo, por los que podríamos colarnos los dos a la vez.
Y lo rodean con veneración, como si fuese la bandera de la familia, lo llevan del brazo, Monseñor, por aquí , Monseñor, por allá , y el pobre jornalero eclesiástico llegado a obispo parece un sonámbulo, aturdido por tantos cuidados y honores.
No la rodean mucho, se sabe que no deben hablarle.
¿Tú sabes lo grave que resulta tu falta? ¡Una muñeca como tú, una mocosa que debe vivir agarrada a las faldas de su madre y no sabe una palabra de lo que es el mundo, querer arreglarse por sí misma el porvenir, y engañar a mamá, escuchando las proposiciones de un hombre, sin saber si éste puede ser del gusto de sus padres y de las personas de buen consejo que los rodean! Vamos que merecías una zurra, como las chicuelas malcriadas que hacen alguna diablura.
Por más que intentemos santificarnos, poniéndonos a distancia, no somos más que hombres, seres de carne flaca para aquellos que nos rodean.
Recordaba otras catedrales famosas, aisladas, en lugar preeminente, presentando libres todos sus costados, con el orgullo de su belleza, y las comparaba con la de Toledo, la iglesia-madre española, ahogada por el oleaje de apretados edificios que la rodean y parecen caer sobre sus flancos, adhiriéndose a ellos, sin dejarla mostrar sus galas exteriores más que en el reducido espacio de las callejuelas que la oprimen.
Le rodean hermosas mujeres, pero si siente subir a lo largo del espinazo el alegre cosquilleo de la juventud, la savia de la primavera de la vida, la predisposición genésica de una familia que sólo fue notable y alcanzó victorias en las luchas de amor, ha de permanecer frío y austero ante la mirada vigilante de su madre, que sabe que el apasionamiento carnal puede acabar rápidamente con una vida débil y macilenta.
A usted no le rodean más que aduladores y pillos, como a todos los grandes de la tierra.
La verdura del jardín parecía una esmeralda caída en la arena, un oasis de bosquecillos de lilas que ya se marchitaban y de azucenas que comenzaban a abrirse, perdido en las áridas llanuras que por el lado del colegio rodean a la corte de España.
Acordóse de su hijo, cuyo ángel de la guarda era ella, encargada de defender sus intereses y su educación contra su padre mismo, y temió que aquel amor apasionado fuera en su corazón el punto flaco que la llevara a pactar con el enemigo, la planta viciosa que arrebata a cuantas la rodean los jugos de la tierra, apropiándose ella sola la savia que vivifica y da frescura y lozanía.
Ya confundís el contorno de su adorado cuerpo con los objetos que la rodean.
Era como un perrillo que prontamente distingue a su amo entre todas las personas que le rodean, y se adhiere a él y le mima y acaricia.
—¿Qué es ver a un poeta destos de la primera impresion, cuando quiere decir un soneto a otros que le rodean, las salvas que les hace, diciendo: vuesas mercedes escuchen un sonetillo que anoche a cierta ocasion hice, que a mi parecer, aunque no vale nada, tiene un no sé qué de bonito? Y en esto tuerce los labios, pone en arco las cejas, se rasca la faldriquera, y de entre otros mil papeles mugrientos y medio rotos, donde queda otro millar de sonetos, saca el que quiere relatar, y al fin le dice con tono melífluo y alfeñicado: si acaso los que le escuchan, de socarrones o de ignorantes no se le alaban, dice: o vuesas mercedes no han entendido el soneto, o yo no le he sabido decir, y así será bien recitarle otra vez, y que vuesas mercedes le presten mas atencion, porque en verdad en verdad que el soneto lo merece, y vuelve como primero a recitarle con nuevos ademanes y nuevas pausas.

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