Ejemplos con revolviendo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Continuar revolviendo hasta que se forme una crema lisa y espesa.
Se cocina dos minutos y se espolvorea con la harina, revolviendo bien.
Montaigne escribió con pluma festiva y franca, revolviendo un pensamiento con otro, a salto de mata.
Cuando los ajos están bien dorados se quita la sartén del fuego y se espolvorea con la pimienta de Cayena revolviendo todo.
En cuanto a la cuajada , en un recipiente adecuado se coloca leche cruda a la que se agrega el cuajo , revolviendo el preparado esporádicamente y por espacio de aproximadamente una hora.
La cabra era la vaca del pobre, y con su leche alimentaban al niño paraguanero, de ésta se obtiene queso al cuajar, también el dulce de leche de cabra que es un rico postre, se endulza con panela o azúcar, luego se seca a fuego lento, revolviendo continuamente, luego se saca del envase, se amasa y se le dan distintas formas.
Por el camino va revolviendo la basura de las calles de París en busca de algo de valor.
Él se sentía bien: ¿por qué se alarmaban de tal modo las mujeres? Margalida, silenciosa, con los ojos agrandados por el terror, iba de un lado a otro, revolviendo ropas, abriendo arcas, con la precipitación del miedo, pero sin aturdirse al oír los gritos furiosos de su padre.
Siguiendo un corredor, camino de la cocina, dejó a un lado la capilla, que estaba cerrada muchos años, y al otro la puerta del archivo, vasta pieza cuyas ventanas daban sobre el jardín, y en la que había pasado Jaime, de vuelta de sus viajes, muchas tardes, revolviendo legajos guardados tras el enrejado de alambre de vetustas estanterías.
Había enmudecido el piano, pero la alemana continuaba en la banqueta, revolviendo las hojas de las partituras y escuchando a Fernando, que, acodado en la tapa del instrumento, la hablaba de cerca.
El pensamiento aquel, caía en su cerebro como la piedra en un lago, revolviendo las aguas.
Pero doña Cristina dudaba ya de todo desde que dos días antes de que regresase el millonario, había encontrado revolviendo los papeles de su mesa, una carta de color gris, perfumada de ámbar y con la firma de una mujer, una tal Judith, que debía ser una pagana, una pecadora, a juzgar por su nombre y su manera de escribir.
Embarazado Jacobo al ver en manos del tío Frasquito aquella prueba flagrante de su atentado, no contestaba, y el viejo, volviendo y revolviendo en todas direcciones los dos sellos verdes, preguntaba sin cesar:.
Volvió Kate a poco, revolviendo en una copa, con preciosa cucharilla, la medicina pedida.
Y al mismo tiempo los negros pajarracos escribían papeles y más papeles en la barraca de , revolviendo impasibles los muebles y las ropas, inventariando hasta el corral y el establo, mientras la esposa y las hijas gemían desesperadamente y la multitud agolpada a la puerta seguía con terror todos los detalles del embargo, intentando consolar a las pobres mujeres, prorrumpiendo a la sordina en maldiciones contra el judío don Salvador y aquellos tíos que se prestaban a obedecer a semejante perro.
El señor gobernador comenzó a echar sapos y culebras por la boca, lo mismo que cualquier rufián de callejuelas, y volviendo y revolviendo los papeles, vino a topar con el paquete de las veinticinco cartas.
Revolviendo en su mente estos alegres pensamientos, llegó D.
Deshice el intacto lecho, revolviendo sábanas y colchas, tomé el sombrero y el gabán, y salí al corredor.
Total: que salió Juan Pablo de la casa renegando de su estrella, de su tía y de todo el género humano, revolviendo en su mente propósitos de venganza con proyectos de suicidio, pues estaba el infeliz como el náufrago que patalea en medio de las olas, y ya no podía más, ya no podía más.
Su prisión por sospechas de conspiración acentuole la soberbia y la murria soñadora, revolviendo más al propio tiempo el pisto manchego de su programa político-social.
Volvió, pues, a su casa la tía de Maximiliano revolviendo en su mente planes soberbios.
Papitos le abrió la puerta, dirigiose a su cuarto sorprendido de ver luz en él, y al encarar con su tía, que estaba revolviendo el tercer cajón de la cómoda, comprendió que su secreto había sido descubierto, y le corrieron escalofríos de muerte por todo el cuerpo.
¡Hostia, con la tía bruja esta!dijo para sí , revolviendo las palabras con mugidos, y luego en voz alta: Pues como dije a la señora, si la señora quiere al , que se aboque con Castelar.
Parecía registrar la casa, se asomaba a las fétidas alcobas, daba vueltas sobre un tacón, palpaba las paredes, miraba debajo de las sillas, revolviendo los ojos con fiereza y haciendo unos aspavientos que harían reír grandemente si la compasión no lo impidiera.
¡El dulce Nombre! No, señorita es que hace frío aquí, es que truena, es que es una locura andar ahora revolviendo en los sótanos.
Y allí, replegado sobre mí mismo, con la cabeza entre mis manos, creí revolviendo mi destino, pasar mis dudas y mis celos, calmarse lentamente mi desesperación, desaparecer mi presente de hacía un momento, e ir creciendo aquel mi otro presente que hacía un momento había nacido.
Mondaron luego la haza los ladrones, y de allí a dos dias, despues de haber trastejado mi amo las guarniciones y otras faltas del caballo, pareció sobre él en la plaza de San Francisco, mas hueco y pomposo que aldeano vestido de fiesta: diéronle mil parabienes de la buena compra, afirmándole que valia ciento y cincuenta ducados, como un huevo un maravedí, y él volteando y revolviendo el caballo, representaba su tragedia en el teatro de la referida plaza.
Iba nuestro pasajero pensativo, revolviendo en su memoria los muchos y diversos peligros que en los años de su peregrinacion habia pasado, y el mal gobierno que en todo el discurso de su vida habia tenido: y sacaba de la cuenta que a sí mismo se iba tomando, una firme resolucion de mudar manera de vida, y de tener otro estilo en guardar la hacienda que Dios fuese servido de darle, y de proceder con mas recato que hasta allí con las mujeres.
Así como entró Ricardo, paseó toda la casa con los ojos, y no vió en toda ella sino un mudo y sosegado silencio, hasta que paró la vista donde Leonisa estaba: en un instante al enamorado Ricardo le sobrevinieron tantos pensamientos, que le suspendieron y alegraron, considerándose veinte pasos a su parecer, o poco mas, desviado de su felicidad y contento, considerábase cautivo, y a su gloria en poder ajeno: estas cosas revolviendo entre sí mismo, se movia poco a poco, y con temor y sobresalto, alegre y triste, temoroso y esforzado se iba llegando al centro en donde estaba el de su alegría, cuando a deshora volvió el rostro Leonisa, y puso los ojos en los de Ricardo que atentamente la miraba: mas cuando las vistas de los dos se encontraron, con diferentes efectos dieron señal de lo que sus almas habian sentido.
Suspenso tenían a Lotario las razones de Anselmo, y no sabía en qué había de parar tan larga prevención o preámbulo, y, aunque iba revolviendo en su imaginación qué deseo podría ser aquel que a su amigo tanto fatigaba, dio siempre muy lejos del blanco de la verdad, y, por salir presto de la agonía que le causaba aquella suspensión, le dijo que hacía notorio agravio a su mucha amistad en andar buscando rodeos para decirle sus más encubiertos pensamientos, pues tenía cierto que se podía prometer dél, o ya consejos para entretenellos, o ya remedio para cumplillos.

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