Ejemplos con retrocedí

Retrocedí, sin volver el cuerpo, para descolgar la escopeta, pero el animal se fué.

Hostigado de la curiosidad, avancé entre la muchedumbre de caballos para echar un lejano vistazo a la refriega, pero a los pocos pasos retrocedí asustado de mí mismo.

Zea Bermúdez, yo que en tiempo de la Gobernadora retrocedí a cinco mil, y luego fue menester que por mí sacara el Cristo el Sr.

Fuera de mi cuarto ya, retrocedí, acordándome de que había prometido a D.

Retrocedí, porque la presencia de los dos desconocidos me infundió algún valor y porque mirando hacia atrás observé que nuestros perseguidores se habían quedado muy lejos.

Retrocedí sin precipitación, aguardando con relativa tranquilidad mi suerte, y al borde del barranco encontré a D.

-Iba a buscar a Josefina, la vi de lejos y sin poder contenerme retrocedí.

Y retrocedí.

De pronto retrocedí como asustado: acababa de aparecer el novio, don Elías Bordoy, cincuentón, alto, fornido, grueso y calvo.

Conocí la voz, retrocedí de un salto hasta la puerta, y vi que por la del salón avanzaba un bulto que lo mismo podía ser un jaral de la montaña, tal y como debían estar todos en aquellos instantes, que un hombrazo del calibre y los talares de don Sabas, porque venía nevado por la cabeza y por los hombros y por donde quiera que asomaba un relieve, por mínimo que fuera, en sus luengas y espidas vestiduras, y al andar y sacudirse de propio intento, arrojaba en el suelo la nieve en cascadas polvorosas, como cae de los matorros cuando los sacude y zarandea el cierzo enfurecido.

Cogile la mejilla, sin saber en dónde besarla, cuando, de pronto, retrocedí.

Retrocedí huraño, y mirándolo, le dije despacio:.

Retrocedí espantado, pero el brazo horriblemente flaco se alargaba, y yo esquivándolo me empequeñecía, tropezaba con los cubos de portland, me ocultaba tras ellos, espiando, asomaba el rostro por una arista y el brazo delgado como el palo de una escoba, con los dedos envarados, estaba allí, sobre mi cabeza, tocando el zenit.

Me agaché para mirar por el agujero y retrocedí horrorizado.

Me acercaba yo a los límites de la muerte, hollaba ya con mi pie el umbral de Proserpina y retrocedí arrastrado a través de todos los elementos, en mitad de la noche se me apareció el sol más resplandeciente, acerqueme desde los dioses del infierno a los del cielo, les vi cara a cara y les adoré de cerca.

Pero al aproximarme a ella retrocedí con horror.

Yo saboreé las delicias de aquel miedo y la presión de aquella mano, que había incendiado mi hombro izquierdo, y retrocedí, como el toro, para caer luego con más brío sobre mi presa.

Y ya el anzuelo me llegaba a la garganta, cuando de pronto mis ojos se dilataron y retrocedí como si hubiese visto un áspid.

Esto dicho, retrocedí yo, y mientras bajábamos hacia la Puerta del Sol, me dijo, entre otras cosas, el bueno de don Serafín:.

Nuestro amor era una contradicción horrible entre Dios y la Humanidad, un absurdo espantoso, la idea absoluta de la irreconciliación, y al entenderlo así, retrocedí y saqué fuerzas de mi espíritu para la separación que te aconsejé.

Zea Bermúdez, yo que en tiempo de la Gobernadora retrocedí a cinco mil, y luego fue menester que por mí sacara el Cristo el Sr.

Yo me atreví a mirar por la ventana, y retrocedí espantado ante aquel sangriento espectáculo, cuyo recuerdo no se ha apartado de mí ni un solo día de mi vida.

Fatigada, exánime, falta de aliento, asilas con ansiosa mano, pero las solté al punto y retrocedí espantada.

A media escalera se me pasó la fiebre, vi clara y despejada la situación, y retrocedí.