Ejemplos con resplandor

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Los oficios canónicos, las ceremonias del culto, el canto del órgano, el resplandor de las luces, el misterioso recato de las imágenes, todo esto me enternecía y agitaba hasta los posos del alma, y tanto más en la medida que iba entendiendo el latín.
Como antes de penetrar el señor Colignon le anunció, al modo de heraldo, un resplandor rojizo y canicular, Belarmino se apresuró a esconder el libro y el cuadernito de notas.
Unas veces fuente, y otras roquedo Unas veces los dientes arregañados de un lobo, y otras un resplandor.
De vez en cuando levantaba la cabeza, distraído por el revoloteo y los gritos de los pajarracos nocturnos, atraídos por el resplandor extraordinario del bosque de cirios.
El débil resplandor del crepúsculo que descendía de los ventanales y la inquieta llama de los cirios formaban una ondulación de luces y sombras, animando el rostro de la imagen como si gesticulase.
Las pilastras le salían al encuentro, agrandándose, subiendo hasta las bóvedas a impulsos del resplandor de la linterna.
Pasó un brazo por el talle de la joven y levantó con la otra mano su cabeza, fijando los ojos en los de Sagrario, que brillaban a la luz de las estrellas con el resplandor acuoso de las lágrimas.
No había más luz que el difuso resplandor de los astros esparcidos en el espacio como polvo de oro.
Los dos amigos salieron al claustro, guiados en la penumbra de las naves por el vago resplandor de las vidrieras.
El palacio del Ayuntamiento estaba adornado con guirnaldas de luces, que reverberaban sobre la fachada de la catedral, dando a la piedra un resplandor rojizo de incendio.
Por encima del resplandor rojizo de la plaza abarcaba la vista una gran extensión de espacio, un cielo de verano, obscuro, límpido y profundo, matizado por el polvo brillante de las estrellas.
Desperezóse la inmensa vega bajo el resplandor azulado del amanecer, ancha faja de luz que asomaba por la parte del Mediterráneo.
En el fondo, sobre las obscuras montañas, coloreábanse las nubes con resplandor de lejano incendio, por la parte del mar temblaban en el infinito las primeras estrellas, ladraban los perros tristemente, con el canto monótono de ranas y grillos confundíase el chirrido de carros invisibles alejándose por todos los caminos de la inmensa llanura.
Los gitanos, secos, bronceados, de zancas largas y arqueadas, zamarra con remiendos y gorra de pelo, bajo la cual brillaban sus ojos con resplandor de fiebre, hablaban sin cesar, echando su aliento a la cara del comprador como si quisieran hipnotizarle.
Lo único que brillaba en su cabeza eran los pelitos rubios, tendidos sobre las almohadas, y en esta madeja rizosa quebrábase con extraña luz el resplandor del candil.
Debía ser la boca del infierno: allí le arrojaría , en la inmensa hoguera, cuyo resplandor inflamaba la puerta.
¿Qué luz deslumbrante iluminaba su ? Aún veía la boca del infierno, que era igual a la puerta de su cuarto, arrojando humo y rojizo resplandor.
Bajo la luz violácea del amanecer o al resplandor juvenil de un sol recién nacido, fuí escribiendo los diez capítulos de mi novela.
El desaliento las tuvo hasta bien entrada la noche clavadas en sus asientos del salón, silenciosas, sin otra luz que el escaso resplandor de los reverberos públicos que entraba por los balcones abiertos, produciendo una débil penumbra.
Caía de los balcones una lluvia de pétalos de rosa, volaba el talco como nube de vidrio molido, estallaban luces de colores en todas las esquinas, y entre el perfume del incienso, el agudo reclamo de las cornetas, la grave lamentación de la música, la melancólica salmodia de los sacerdotes y el infantil balbuceo de las campanillas de plata, avanzaba el palio abrumado por la lluvia de flores, iluminado por el resplandor de incendio de las bengalas, y el sol de oro, mostrándose en medio de tal aparato, enloquecía a la muchedumbre levantina, pronta siempre a entusiasmarse por todo lo que deslumbra, e inconscientemente, lanzando un rugido de asombro, empujábanse unos a otros, como si quisieran coger con sus manos el áureo y sagrado astro, y los soldados que guardaban el palio tenían que empujar rudamente con sus culatas para conservar libre el paso.
Estallaban luces de colores, y a su resplandor, tan pronto blanco como rojo, veíanse a lo lejos, terminando la doble fila de cirios, los sacerdotes con capas de oro, manejando los incensarios, con un continuo choque de cadenillas de plata, en el fondo de una nube de azulado y oloroso humo, sobre ella, agitándose dorado y tembloroso entre sus deslumbrantes varas, el palio, que avanzaba lentamente, y bajo la movible tienda de seda, como un sol asomando entre nubes de perfumes, la deslumbrante custodia, que hacía bajar las cabezas, como si nadie pudiera resistir la fuerza de su brillo.
Por los balcones entraba el resplandor rojizo de la puesta del sol, que se ensanchaba en el horizonte como un lago de sangre.
¡Valiente posición! Compadeció la ignorancia de la joven y estuvo próximo a decirle que todo aquel lujo era imbécil fatuidad, pura bambolla, pero sintióse dominado por sus temores de niño sumiso y obediente, y hasta en el vacilante resplandor del inmediato farol creyó ver el rostro de mamá contraído por un gesto de indignación majestuosa.
El rojo resplandor iluminaba la parte baja de los figurones.
El mundo tangible y gustable le seducía más que los incompletos conocimientos de vida que se vislumbran en el fugaz resplandor de las ideas , chispas obtenidas en nuestro cerebro por la percusión de la voluntad, que es lo que constituye el estudio.
Lo demás bien lo sabía Maximiliano El sucesor de Camps había sido él, y ya se le conocía en cierto resplandor de sus ojos el orgullo que la herencia le produjera.
Las nueve sería, cuando los tres entraban por el portal de la casa de corredor, y no fue poco su asombro al ver en el patio resplandor de hoguera y multitud de antorchas, cuyas movibles y rojizas llamas daban a la escena temeroso y fantástico aspecto.
Mirola Guillermina, sintiendo el espanto más grande que en su vida había sentido Fortunata agachó más la cabeza Sus ojos negros, situados contra la claridad del balcón, parecía que se le volvían verdes, arrojando un resplandor de luz eléctrica.
Fortunata vio subir el azulado resplandor, como difusa humareda.
¡Gracias a Dios que haces algo de provecho!declaró doña Lupe, recelosa, observando las miradas de Maxi, cuyo resplandor de júbilo era enteramente febril.

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