Ejemplos con repulsión

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En otras palabras, la repulsión es directamente proporcional a la energía cinética del objeto impactado.
En la novela Dune de Frank Herbert, algunos afortunados cuentan con escudos de repulsión individuales, los cuales no permiten entrar, por ejemplo, a una bala, pero sí a un cuchillo o a una espada que entre lentamente en su campo de acción.
Las señales difusibles son moléculas marcadoras similares a las anteriores, pero establecen un gradiente químico de atracción o repulsión para los axones en crecimiento.
Así, Wesley, con la ayuda de Fox, la última compañera sentimental de The Killer, deberá ir venciendo su repulsión inicial a ser malvado para ir ahondando en el misterio que envuelve la desaparición de su padre.
La canción trata sobre la discriminación de los países desarrollados hacia Latinoamérica, asumiendo el punto de vista de un ciudadano del primer mundo que ve con desagrado, menosprecio y hasta con repulsión a la población inmigrante, por lo que la impele a irse de su tierra.
Energía coulombiana: Es la repulsión electrostática que debe experimentar cada par de protones del núcleo, que contribuye disminuyendo la energía de ligadura.
Todo esto, a pesar de la repulsión que el siente por ella, Doña Bárbara no pierde las esperanzas de que Luzardo caiga en sus redes, ya sea de forma natural o por medio de la brujería.
Estas propiedades se consiguen gracias al gran número de grupos OH y de cargas negativas de esta molécula, lo que permite, por el establecimiento de fuerzas de repulsión, que se conserven relativamente separadas entre sí las cadenas de carbohidratos.
Esa fuerza de atracción inversamente proporcional al cuadrado de la distancia entre las partículas de polvo y puede contrabalancear la repulsión electrostática resultante de la ley de Coulomb.
Para evitar ese círculo vicioso Kant postulaba al lado de una fuerza de repulsión la existencia necesaria de una fuerza de atracción fundamental.
La indisciplina con los cánones consagrados, el apego a lo nacional y castizo, la repulsión a lo advenedizo y exótico, la displicencia para con el medio ambiente, la acritud e inexorabilidad para con los defectos sociales, la audacia satírica para flagelarlas, aun en las más altas esferas, y la osadía para emprender caminos nuevos, se encuentran en todos los literatos extremeños, con tal constancia y uniformidad, que da fisonomía peculiar y acentuadamente personal a nuestro genio literario.
Hasta los que llegaban de fuera, limpios de prejuicios, sufrían al poco tiempo la influencia de esta repulsión de razas que parecía diluida en la atmósfera.
El contrabandista hizo un gesto de repulsión, al mismo tiempo que sus ojos, acostumbrados a las mayores sorpresas, revelaban asombro.
¡Bah! Jaime levantó los hombros y siguió adelante, pero triste, desesperado por el ambiente de repulsión y hostilidad cada vez más sensible en torno de él.
¿Qué había hecho él para que en este rincón de la tierra, su último refugio, le mirasen como un extraño? Las innumerables generaciones de hombres cuyo polvo y cuya alma estaban confundidos con la tierra de la isla habían dejado como herencia a los presentes el odio al extranjero, el miedo y la repulsión al extraño, con el que vivieron siempre en guerra.
Creyó despertar al mismo tiempo que hacía instintivamente un movimiento de repulsión.
Había sentido, como francés, una repulsión irresistible al convencerse de que Freya era una espía que llevaba causados grandes daños a su patria Luego, como hombre, se apiadaba de su inconsciencia, de su carácter contradictorio y ligero hasta llegar al crimen, de su egoísmo de mujer hermosa y amiga del lujo, que la había hecho admitir la vileza moral a cambio del bienestar.
Todos mostraban igual repulsión al hacer memoria de la espía.
Tal vez la perdonasen la vida teniendo en cuenta la espontaneidad de su acto, pero el presidio, la reclusión con el pelo cortado, vestida de ruda estameña, condenada al silencio, sufriendo tal vez hambre y frío, le inspiraban una repulsión invencible No: antes la muerte.
Su esposa salía de ellas como de un suplicio: resignada porque así lo exigía su deber, pero con un gesto de repulsión mal disimulado.
Iban mezcladas dos sensaciones: de punzante lástima la una, de terror y repulsión la otra.
Y no cedía a ellas, porque la repulsión que le inspiraba, cualesquiera que fuesen sus gracias, una mujer que cerca de la mesa de trabajo de su esposo o junto a la cuna de su hijo no temblaba de ofrecerlas, era mayor que las penosas satisfacciones que la complicidad con una amante liviana produce a un hombre honrado.
Y pensaba con tristeza en los miles de hombres muertos en aquellos montes y en otros de más allá, en todos los que dormían eternamente en las entrañas de la tierra vasca, por un pleito de familia, por una simple cuestión de personas, hábilmente explotada en nombre del sentimiento religioso y de la repulsión que siente el vascongado por toda autoridad que le exija obediencia desde el otro lado del Ebro.
Urquiola la enteraba de todas las fiestas que proyectaban los padres de la Compañía para entretener y conservar bajo su dominio a una sociedad ociosa y opulenta, pero una vez agotados estos temas, la joven se alejaba de él y permanecía silenciosa, como abroquelada por la instintiva repulsión que parecía inspirarle el famoso discípulo de Deusto.
Y aproximándose al joven como si se ofreciera, con una dulzura que contrastaba con la huraña repulsión de poco antes, añadió:.
Gabriel hizo un gesto de repulsión.
El mísero rebaño pasó ante doña Manuela con triste chancleteo, y la señora no pudo reprimir un movimiento de repulsión ante aquellas cabelleras greñudas y encrespadas que servían de marco a rostros escuálidos y sucios, en los que la piel tomaba aspecto de corteza.
¿Qué cambio tan rápido era aquél, desde la adoración idolátrica a una repulsión instintiva? ¿Sabría algo su hijo? Y la cruel sospecha de que Juanito pudiera conocer el secreto de aquel lujo que la familia había ostentado en medio de la ruina martirizaba a doña Manuela.
Con todo su talento no podía Juan darse explicación satisfactoria del interés, de la curiosidad o afán amoroso que despertaba en él una persona a quien dos años antes había visto con indiferencia y hasta con repulsión.
Manolita ofrecía otro tipo distinto, admirándose en ella lozanas carnes y suma gracia, unida a un defecto que para muchos es aumento singular de perfección en la mujer, y a otros, verbigracia a don Pedro, les inspira repulsión: un carácter masculino mezclado a los hechizos femeniles, un bozo que iba pasando a bigote, una prolongación del nacimiento del pelo sobre la oreja que, descendiendo a lo largo de la mandíbula, quería ser, más que suave patilla, atrevida barba.

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