Ejemplos con repartiendo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Por tradición, la Reina de los Carnavales, recorre la ciudad en una caravana, repartiendo cosmético e invitando a los visitantes ilustres a unirse al juego bajo la frase: ¡Una pintica por favor!, la cual se usaba en los primeros días del Carnaval.
Nacido en el seno de una familia de origen humilde, comenzó a trabajar con tan sólo años como mozo en un mercado y desde los once repartiendo telegramas.
La pintura de Cuixart se integra en el expresionismo pictórico, evolucionando posteriormente hacia el arte abstracto y finalmente al denominado arte informal, repartiendo su taller creativo entre Gerona y París.
Apodado Garrafa, heredó el mote del oficio de su padre, el cual se ganaba la vida repartiendo garrafas.
También se pueden intercambiar hojas colocando todas en un montón y repartiendo las mismas de forma aleatoria, aunque esta forma no asegura que todos los miembros tengan igual exposición a cada idea principal.
Tras esto se lleva a cabo una celebración religiosa y la urna con los restos de San Cristino es llevada por las calles del casco antiguo de la ciudad repartiendo su bendición sobre la ciudad.
Y desde entonces todas las navidades, Esteru recorre todos los rincones de Cantabria con su burru repartiendo juguetes y regalos a los niños para que sean felices.
Fue aprendiz de fundidor en Altos Hornos y luego se fue a Sevilla donde trabajó repartiendo pan y entre sus clientes estaban Los Gallos.
Aparte de dominar el juego aéreo y ser contundente cuando era necesario, destacaba por sus pases medidos repartiendo el juego a sus compañeros.
Durante su gobierno consolidó la misión de las encomiendas entre los conquistadores, repartiendo además las mercedes de la tierra, los frutos y estableciendo los talleres de producción artesanal.
El motor de reglas de negocio es un sistema que se configura para dar servicio a las necesidades de negocio a través de la definición de objetos y reglas de negocio, el software se rige por flujos que derivan responsabilidades a los distintos cargos de la empresa repartiendo así el trabajo equitativamente y cuantitativamente, cuando, quien y donde tiene que desempeñar la tarea asignada.
El regidor de Santa Fe, don Francisco de Aldao, fue uno de los adquirentes, repartiendo las tierras entre sus hijos.
El cocinero sorprendía a su gente repartiendo cebollas crudas, voluminosas, de acre perfume que arrancaba lágrimas y una blancura de marfil.
Julio acabó por ceder su lugar, repartiendo entre los menesterosos y los imprevisores todos los comestibles de que le había proveído Argensola.
Y para mayor protesta, entraba en la vivienda del capataz, repartiendo a la chiquillería puñados de pesos.
Como cinco lobos, los cinco hijos se están repartiendo cuanto hay en la casona, y los criados, a escondidas, también apañan lo que pueden.
Era el jabalí de la Iglesia, que al verse en terreno favorable, en aquella tierra donde crecía frondoso el bosque de la fe y de la sumisión ciega, saltaba iracundo, repartiendo colmillazos a todos lados.
Por las calles comenzaban a rodar los carros de la recogiendo el estiércol: las vendedoras de llamaban a las puertas repartiendo los panecillos del desayuno.
La mujer, de una belleza rubia, áspera y dura, fruncía el entrecejo ante los dos ancianos que vejetaban tímidamente en la casa, como si fuesen unos criados distinguidos, y vivía sola, repartiendo su tiempo entre las iglesias y las visitas a las principales familias de Bilbao.
Y mientras tanto, los innumerables conventos, dueños de más de la mitad del país y únicos poseedores de la riqueza, mostraban su caridad repartiendo la sopa a aquellos que aún tenían fuerzas para ir a buscarla, y fundando hospicios y hospitales, donde la gente moría de miseria, pero segura de entrar en el cielo.
En Londres conoció a una inglesa joven, enferma, que, movida como él por el ardor de la propaganda revolucionaria, iba de la mañana a la noche por los paseos y los alrededores de los talleres repartiendo folletos y hojas impresas que guardaba en una caja de sombreros siempre pendiente de su brazo.
Currita, deseando despertar la emulación en provecho de los pobrecitos heridos, distribuíalos de esta suerte, y era verdaderamente un encanto, que arrasaba en lágrimas los ojos, ver aquellas tiernas parejas de inocentes doncellitas de quince a veinte años, y castos mancebitos de veinte, treinta y hasta cuarenta, sacando hilas del mismo trapito, sosteniendo por lo bajo pláticas caritativas que les animaban a la santa obra, todo, por supuesto, bajo la inspección de la angelical condesa de Albornoz, que iba de un lado a otro distribuyendo las parejas, repartiendo los trapitos, recogiendo en bandejas de plata, ayudada de sus micos, la obra ya hecha, animando a los perezosos con una sonrisa, enfervorizando a los tibios con una palabra, prendiendo por todas partes el fuego de caridad que la abrasaba a ella misma.
En el otro papel hallábase copiada esta cláusula del testamento de doña Leonor Manrique de la Cerda, repartiendo entre sus parientes un hábito de su primo hermano, el venerable padre fray Alonso de Luján, religioso capuchino: Mi señora, la duquesa del Infantado, escoja la pieza que le pareciere, y otra se dé al conde de Salvatierra, y otra al conde de Montijo, y otra a mi sobrina doña Catalina, marquesa de Paracuéllar, y el cordón se dé al conde de Salinas, mi sobrino, que lo tenga y venere como cordón y reliquia de un tan venerable y santo varón como yo lo he tenido, y una cogulla que yo tengo del dicho padre fray Alonso mando también a mi señora duquesa, y le suplico la dé cuando a su excelencia le pareciere al conde del Cid, y la pieza que su excelencia escogiere, la dé al duque de Béjar, de cuya casa era muy devoto el dicho padre fray Alonso.
El diputado, en virtud de continuos desvelos y de un arte maravilloso, se gana la en un distrito, repartiendo a manos llenas los empleos, y cerca del Gobierno, a más de su talento y de su importancia personal, se apoya para sacar los empleos en esa misma devoción que asegura y prueba que los electores le tienen y en cuya virtud es diputado natural y goza de distrito suyo y re-suyo.
Los brutos eran los de la : un pelotón de gañanes con la cara tiznada, gabanes de arpillera con furias pintadas, y coronados de hierba, que cerraban la marcha, repartiendo zurriagazos entre los curiosos que ocupaban la primera fila con sus garrotes de lienzo, más ruidosos que ofensivos.
¡Que le fueran a él con Ayuntamientos! Había trabajado como un perro por la candidatura del partido repartiendo papeletas a las puertas de los colegios, tuvo una disputa con un municipal que le quería llevar atado, y lo sufrió todo todo por el partido y el candidato y ahora le ofrecían como recompensa un puesto de peón en el adoquinado, nueve horas de trabajo al sol y siete reales.
Había venido de la parroquia un hombre asacristanado, y estaba repartiendo la carga de velas que trajo.
Pero en lo de las misas sí que no se volvió atrás, y encargó la mar de ellas, repartiendo además aquella semana más limosnas que de costumbre.
Baldomero muy bien parecido y además muy simpático, de estos hombres que se recomiendan con su figura antes de cautivar con su trato, de estos que en una hora de conversación ganan más amigos que otros repartiendo favores positivos.
A Sancho le quitaron el gabán, y, dejándole en pelota, repartiendo entre sí los demás despojos de la batalla, se fueron cada uno por su parte, con más cuidado de escaparse de la Hermandad, que temían, que de cargarse de la cadena e ir a presentarse ante la señora Dulcinea del Toboso.

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