Ejemplos con renegó

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Disraeli, a diferencia de su padre que renegó de los mismos bautizando a todos sus hijos anglicanos y rehusando ocupar cargos en la comunidad judía, los utilizaría en su favor, por ejemplo al contestar ataques de sus adversarios políticos escribiría Los judíos son el pueblo elegido de Dios, su historia, cultura y religión son mucho más antiguas que las de los pueblos europeos, y además, los judíos llevan en la sangre la sabiduría oriental lo que unido a su defensa del las costumbres y el carácter británico y al orgullo que sentía por ser inglés, llevaba a una conclusión, buscada por el mismo según el historiador Carl Grimberg quien expresa que lo que Disraeli quería decir era no hay sangre más noble que la de un judío inglés.
Gilles de Rais: teniente del ejército francés junto a Juana de Arco, cuando ésta fue quemada en la hoguera renegó de Dios y trató de invocar al demonio con un ritual que incluía el asesinato de un niño.
El hombre que combatió a sus compatriotas, que renegó de su patria, de su cultura, de su sangre y, lo que era en la época muchísimo peor, abjuró de su fe y negó a Cristo.
Se renegó de la sexualidad y del problema de la feminidad/masculinidad como asuntos legítimos según el marxismo iba ganado terreno.
El rey declaró que si Roger quería la mitad del reino debería tenerlo, pero a la vez renegó de la tremenda influencia que él y su entorno tenían.
Jesús acaba de morir en la cruz, Pedro renegó de él por tres veces en público, los apóstoles se dispersan, pero este hombre solicita al procurador romano Poncio Pilatos que le permita dar sepultura al cuerpo de Jesús.
Voorhees renegó en numerosas ocasiones de la película, llamandola incluso un montón de m**rd*.
Aburrido y cansado de trabajar para la iglesia, renegó del cristianismo.
La propia banda durante mucho tiempo renegó en cierta forma de este trabajo ya que opinaban que las intromisiones que sufrieron por parte de su discográfica les llevaron a publicar un disco alejado del espíritu que el grupo demostraba en sus directos.
Pinzón, que podía atestiguar la verdad, acababa de morir, y el pobre Rodríguez Bermejo, al verse injustamente despojado por el grande hombre, sin que nadie atendiese sus quejas, sintió tal desesperación que se pasó al África y renegó de la fe cristiana, haciéndose moro.
En lo que se refiere a lo externo del arte, medios de expresión, procedimiento, condiciones personales, nuestros tratadistas y pintores siguen influidos por el saber de los extranjeros: unos, como Luis de Vargas, imitan a Rafael, otros, como Pantoja, siguen a Antonio Moro: el , aunque permaneció aquí tantos años, no renegó de su culto a Venecia.
Ansioso de pisar suelo africano y teñir su espada virgen en sangre agarena, saltó Villamelón a tierra, en el sitio que llaman de Cabo Negro, con ánimos bastantes para atravesar todo Marruecos y llegar a Túnez, donde un su abuelo había ganado la Grandeza entrando en la Alcazaba con don Juan de Austria Mas de repente brotaron de entre las cerradas malezas que cubrían la rojiza playa como el áspero vello de una fiera bestia, varios rifeños dispersos, que recibieron a los exploradores con el fuego de sus espingardas Villamelón no titubeó un momento: olvidóse de Marruecos, renunció a Túnez y renegó de aquel su abuelo que ganó la Grandeza en la Alcazaba, para ganar él la chalupa a toda prisa y refugiarse en el último rincón de su camarote de la , sin que volviese a subir sobre cubierta, hasta regresar de nuevo a la Península con patente de enfermo.
Maldición sacrílega escapose de sus labios, y renegó de que hubieran venido a estar tan cerca su deshonra y el santuario donde le habían dorado la infame píldora de su ilusión.
Diciendo esto tomó el brazo del enamorado mancebo, que renegó de verse en la precisión de remolcar la mole de doña Bernarda, cuyo andar, molesto y perezoso de suyo, se había agravado aquel día por una torpeza del maestro de obra prima.
Y este Tiñoso bogó el remo, siendo esclavo del Gran Señor, catorce años, y a más de los treinta y cuatro de sus edad renegó, de despecho de que un turco, estando al remo, le dio un bofetón, y por poderse vengar dejó su fe, y fue tanto su valor que, sin subir por los torpes medios y caminos que los más privados del Gran Turco suben, vino a ser rey de Argel, y después, a ser general de la mar, que es el tercero cargo que hay en aquel señorío.
Almorzó aquel día sin gana, fumó más de lo conveniente, pidió sus libros, en los cuales leyó algunas páginas sin enterarse de nada, y hastiado del tabaco y de las letras, renegó de su suerte y de los motivos de tan fastidiosa esclavitud.
Desde que Garci-Gutiérrez se vio rico renegó de su origen plebeyo.
Lo que sí, se halló con que su vecino y amigo don Próspero, que también, sin haberlo dejado entender, tenía vacas para vender, no había sido lerdo, y había ido derechito, al salir de su casa, el día anterior, a ofrecer las de él, y que había cerrado trato, y renegó don Pedro con los amigos que traicionan y se aprovechan, sin dejarle a uno el tiempo de darse vuelta.
-Tengo para mí que renegó de la ley de Moisés, no por otro motivo que por una especulación indigna: desliz que en su hipótesis no le he perdonado ni le perdonaré jamás.
''negro'' ''catedrático'' como dicen en Cuba, renegó de su raza, antes de.
Es un bastardo, de quien su padre renegó.
Dicho esto, renegó de los que no acudieron al puesto de peligro, y tronó contra Narváez, contra Figueras, Fulgosio, Lersundi y demás instrumentos del Orden.
Y cuando conoció su candidez, renegó de tal modo, no contra sí mismo, por supuesto, sino contra ese dinero que a nadie, al fin, había pedido y que, de seguir así, lo volvería loco, que no tardó en oír el ¡zuit! acostumbrado.
Luego, renegó la fe de Jesucristo y entró al servicio del Rey de Bugía, que lo nombró Gobernador de Argel.
Renegó, pues, para siempre del bien, del honor, de la paz y de la dicha, y declarose enemigo irreconciliable de todos sus prójimos, de toda virtud, de toda ley, ¡del mismo Dios! -El infierno había hecho más que triunfar: había encarnado en un hombre: tenía ya un representante en aquella guerra de exterminio.
Se vio, pues, inerme, solo y comido de espantos, y maldijo la hora en que se le ocurrió atreverse a ser temible y valeroso, y renegó del momento en que, conociendo que sus fuerzas flaqueaban delante de su mujer, no hizo una honrosa retirada, sin dar tiempo a que le vencieran con un garbanzo, que él veía venir en el aire de aquella mirada sutil y entre los pliegues de aquella sonrisa burlona.
Encerróse en su oscura buhardilla, renegó de la fatal casualidad que le había conducido ante los poquísimos ejemplares del grosero positivismo que aún quedaba en medio de la llama civilizadora de la época, y así por entretener el hambre como para consolarse algún tanto de los reveses sufridos, se puso a escribir sobre el tema que le ofrecía su propia situación.
Hablando de su enfermedad, se trató de otras análogas y de otras muchas que, sin parecerse a ellas, tenían, sin embargo, el mismo funesto desenlace: la muerte del enfermo, y ya en este camino, fuimos a parar al consabido «desaliento» de los doctos en el «arte de curar» en cuanto cotejan y comparan los recursos de su ciencia con las míseras condiciones físicas del hombre, sólo que el mozo aquél, al convenir conmigo en la ineficacia de la medicina en la mayor parte de los casos de apuro, no se llevó las manos a la cabeza, ni renegó de la incapacidad humana, ni mostró esperanza alguna de que ya irían arreglando poco a poco esas dificultades «los héroes y los mártires de la ciencia»: al contrario, sin negar que estudiando mucho podía averiguarse algo más de lo que se sabía en la materia, dio los fracasos actuales, y aun los venideros, por cosa necesaria y con los cuales ya contaba él al empezar sus estudios, es decir, que no le noté la menor chispa de entusiasmo por su profesión, ni el menor síntoma de desencanto al tocar en la práctica de ella sus deficientes recursos.
Maldijo la ocurrencia de su padre y renegó de las herejías de toda su casta.

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