Ejemplos con remolineando

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Frugívoro, se les observa remolineando a veces sobre los racimos de plátanos maduros.
Ahí no más, salió el de adentro, enredándose en los bancos, con tamaña daga remolineando, y ambos amantes se encararon, entre insultos y promesas de degüello.
Él dormía la siesta, pero don Santiago, en su puesto, dormía la mona, lo que es muy diferente, y paulatinamente, remolineando despacio, una por una, pero sin cesar, para evitar los jejenes y aprovechar la sombra del cuerpo de la vecina, sus ovejas llegaron hasta la majada de Florencio y se le mixturaron toditas y sin remedio.
Las ovejas sufren más, pasan largas horas, encerradas, esperando, hambrientas, bajo el húmedo peso de su lana empapada, que un descanso del temporal permita al amo abrirles las puertas y dejarlas comer, apuradas, durante un rato, atajándolas, para que no se desparramen: no se pueden echar en el inmundo fango del corral y se lo pasan, paradas, en el barro hediondo, encogidas y dando las espaldas al viento, o remolineando sin descanso.
Cuando cundió la población y que todos los campos de las cercanías llegaron a tener dueños, se empezó a disolver la familia, buscando cada uno de sus miembros el medio de seguir viviendo como había acostumbrado: y Sebastián se fue hasta los cañadones inmensos formados por los derrames del Azul, del Chapaleofú, de los Huesos y de tantos otros arroyos, que buscando, sin encontrarla, su salida hacia el mar, se juntan y se mezclan, y ahí quedan, remolineando como trozos de hacienda entrados a la vez, por varias tranqueras, en un mismo corral, cubriendo con sus aguas estancadas, durante varios meses, área tan fértil y tan extensa que podría vivir en ella media nación.
El viento sopla, y en el horizonte, de repente, se levanta rápida, más y más, una columna que corre, ancha en la cima, delgada en el pie, remolineando como loca, hasta que de golpe, se acabó, murió, cayó, se deshizo: fantasma de tierra, ciclón en miniatura, bailarín jocoso, que se divierte en tirar polvo a las ovejas, haciéndolas disparar, perseguidas por una bola liviana de paja voladora.
Un olor acre a pucho de cigarrillo del país había filtrado por las grietas del papel, apestaba el cuarto, mientras remolineando en tomo de su cabeza sin cesar, una nube hambrienta de mosquitos dejaba oír su chirrido exasperante.

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