Ejemplos con regalitos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¿ Lograrás ver el rostro del bebé sin acabar con uno de sus regalitos en tu cara?.
Le envío allí a mi padre aquellos regalitos a mi alcance que la duquesa me encomendó.
Luego vinieron los regalitos, a los pequeñuelos descalzos, con los pies llenos de mataduras, les puso Floriana por su mano alpargatitas nuevas, a una niña muy aplicada que en pocos días había aprendido a deletrear, obsequió la Maestra con una muy lozana, con camisa, y chapas de bermellón en los mofletes, a un rapaz espigado y listo, que ya trazaba y con rara perfección, le regaló una cajita de colores, pincel y lapicero.
Antes de repetir en mi presencia lo que a su padre había dicho respecto a su nuevo estado, quiso mostrarnos a los dos los diferentes regalitos que le había hecho su tío putativo: unos zapatitos de charol muy monos, todavía no estrenados, un vestido de merino negro muy honesto y apersonado, para ir a la iglesia, otro de percal sin colorines, pero adornado con mucho aquél, varias alhajillas de poco precio, de oro fino, que no llamaban la atención ni por sus dimensiones ni por su riqueza, medias negras de semiseda, zapatillas de abrigo para dentro de casa, peines y avíos de tocador, un rosario hecho con huesos de aceitunas del Huerto de las Olivas donde oró el Señor en Jerusalén, y, por último, un devocionario monísimo, con sus tapas de nácar y broche dorado para cerrarlo.
No se conseguía fácilmente que estudiara, y sólo a fuerza de promesas y regalitos dominó el chiquillo las primeras letras.
le manda a su primo un mensajero con regalitos y cartas, todo ello a escondidas de su madre, y en las cartas le dice que le espera, que no desmaye, que sí.
En todas las fechas que recuerdan algo dichoso para la familia, se hacen recíprocamente sus regalitos, y para colmo de felicidad, ambos disfrutan de una salud espléndida.
De cada población se habían de llevar a Madrid regalitos para todos.
No puede uno ir de España sin llevar los regalitos de abanicos y panderetas ¡Ay, qué feliz me siento con esta idea que me ha dado! ¡Irme! ¡Si esto debiste resolverlo hace tiempo! ¿Para qué estás aquí, para consumirte más? Vamos, no dirá ella que no la obedezco, sus deseos son órdenes.
A su hijo le llevaba regalitos sin fin, corbatas que no usaba, botonaduras que no se ponía nunca.
No le dejaba en su testamento más que algunos regalitos, llamándola , pero, por medio de un agente de Bolsa muy discreto, se hizo una operación en que la chulita figuraba como compradora de cierta cantidad de acciones del Banco, dándole además, de mano a mano, algunas cantidades en billetes.
Las patriotas, que eran género abundante en la calle Mayor, salían cargadas de confituras, vino, pasteles y cantidad de regalitos para obsequiar a los héroes.
Me envía regalitos, ramos de flores, va a misa a la misma hora que yo, y algunas veces viene con sus amigos a desgañitarse bajo las rejas de esta casa, acompañado de guitarras y bandurrias.
-Aquí traigo varios regalitos que le manda a usted su señora mamá -dijo a mi amo, entregándole unos paquetes-.
No considerándose aún desagraviada Isidora con estos regalitos, negose a admitirlos, pero Mariano se abalanzó al plato más pronto que la vista, y arrebatando el turrón, empezó a engullir con tanta prisa, que no pudo su hermana evitarlo.
Los franciscanos y mis ayudantes hicieron también sus regalitos.
Le hice algunos regalitos, sacando contribuciones a los oficiales y soldados, le agradecí a Caniupán su atención y le envié una camisa de Crimea que llevaba ex profeso para él, azúcar, tabaco, yerba y papel, prometiéndole visita para la tarde.
-Sin duda -me dijo la señora española- ese buen caballero le trae a mi marido uno de sus regalitos.
De allá le enviaban regalitos de arrope, lomo en manteca, bollos y cañamones tostados, sin conseguir que aceptara.
Marcelina Polo las quería entrañablemente, y hacía para ellas laborcillas de gancho, corbatas y mil enredos y regalitos.
Aunque contaba con los regalitos de la Reina, que quizás le mandaría alguna falda en buen uso, el arreglo de ella siempre ocasionaría gastos, y era preciso reducirlos todo lo más posible para alivio del espejo de los comineros, el santo D.
y no pocos cuartos, por la necesidad de vencer escrúpulos de la ley y de la Administración pública, representada por el personal respectivo, pero hoy una comilona, mañana otra, regalitos, palmadas en el hombro, recomendaciones y otros expedientes, habían ido allanándolo todo.
Luego vinieron los regalitos, a los pequeñuelos descalzos, con los pies llenos de mataduras, les puso Floriana por su mano alpargatitas nuevas, a una niña muy aplicada que en pocos días había aprendido a deletrear, obsequió la Maestra con una pepona muy lozana, con camisa, y chapas de bermellón en los mofletes, a un rapaz espigado y listo, que ya trazaba úes y emes con rara perfección, le regaló una cajita de colores, pincel y lapicero.
Cuando Teresa se hallaba en los días de resistencia, de coquetería, de pruebas, redoblaba Isaac sus galanteos, que a menudo llevaban séquito de regalitos costosos y del mejor gusto.
Pero antes que me recuerdes tus favores, tus regalitos, quiero retirarme.
Con estos regalitos y otros que en forma no menos delicada le hacía el Cura, se apañaba el pobre y reparaba las faltas de su menguada despensa.
«Y a propósito de Doña Domiciana -prosiguió Merino-, voy a enseñarle a usted los tres regalitos que me hizo antes de irse a La Granja».
-¿Con que no son de Palacio? Pues de las monjas no son, porque esas señoras no envuelven sus regalitos con papeles a estilo de París, sino con papel viejo del que venden las covachuelas, y que parece pergamino, y a lo mejor te trae un pleito de principios del siglo pasado.
Fernando, y agregaron las señoras que habían tenido cuatro años antes carta de Doña Juana Teresa, mandándoles regalitos y un delicado socorro metálico, que agradecieron con toda su alma, escribieron ellas, y hasta la fecha no habían vuelto a tener noticia.
Transcurrieron dos meses, y aquella mujer acabó por encontrarme, y no dejaba de hacerme regalitos para obligarme a volver a la casa.

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